El Periódico Aragón

Alud de críticas al Gobierno por el traslado de inmigrante­s a una cárcel

Oenegés, sindicatos, el Defensor y Junta avisan de que la ley impide tenerlos en régimen penitencia­rio El Ejecutivo defiende el uso del centro andaluz, aún por estrenar, y los expertos censuran su imprevisió­n

- JULIA CAMACHO eparagon@elperiodic­o.com SEVILLA

Oenegés, sindicatos, el Defensor del Pueblo, la Junta de Andalucía... La decisión del Gobierno de ubicar en la cárcel de Archidona (Málaga), aún sin funcionar, a la mayoría de los 519 inmigrante­s llegados en la última semana a Murcia ha enervado a todos ellos, dado que la ley de extranjerí­a señala expresamen­te la imposibili­dad de aplicar régimen carcelario a los migrantes. Interior defiende su propuesta porque «el sistema ha colapsado, y en lugar de campamento­s que pudiéramos montar hemos optado por que esas personas estén en un sitio con calefacció­n y duchas», según ha explicado el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.

La medida, que tiene carácter temporal, parte de siete juzgados de Murcia. La provincia quedó completame­nte saturada el pasado fin de semana, después de que arribaran a sus costas 49 pateras con medio millar de inmigrante­s, en su mayoría argelinos. La misma previsión que tenían para todo el año, por lo que el subdelegad­o del Gobierno, Francisco Bernabé, llegó a calificarl­o de «ataque orquestado» de las mafias de trata al conocer que días antes otros inmigrante­s quedaron en libertad por falta de espacios donde ubicarlos.

NI ESPACIO NI JUECES No solo no / había instalacio­nes, tampoco jueces para tomarles declaració­n en el plazo establecid­o. A toda prisa, se habilitaro­n siete juzgados para iniciar así los trámites de expulsión. Pero es un proceso largo, y los siete centros de internamie­nto (CIE) repartidos por todo el país están colapsados ante el aumento de inmigrante­s llegados principalm­ente por mar. Un 160% más que en el 2016, señala el Ejecutivo, 20.000 personas en total.

Así, los magistrado­s aceptaron la propuesta de Interior de recluirlos en Archidona. Sin conocer que el centro que ponían a su disposició­n era una prisión, dado que en sus autos, según diversas fuentes, no consta la expresión «centro penitencia­rio» y sí «centro para extranjero­s». El argumento del Gobierno del PP es que si aún no se ofrece el servicio penitencia­rio, no se puede considerar una prisión.

CÁRCEL SIN ESTRENAR Allí están / siendo trasladado­s 460 inmigrante­s, a los que se ha escuchado gritar «libertad», según audios difundidos. Los menores han sido derivados a un centro especializ­ado en Mazarrón y las mujeres han necesitado hospitaliz­ación. Tras varios retrasos, la cárcel de Archidona, con 1.008 celdas y una de las más modernas del país, debía entrar en funcionami­ento a comienzos del 2018. De hecho, varios funcionari­os de prisiones habían tomado ya posesión de su plaza. Según explican desde la Subdelegac­ión del Gobierno en Málaga, no serán ellos quienes se encarguen de los inmigrante­s, sino onenegés, como en los CIE. Consideran que es «la respuesta más adecuada posible» dado que garantiza que la atención «médica y jurídica esté lo más concentrad­a posible y sea operativa». También habrá policía para vigilar las instalacio­nes.

La Asociación Proderecho­s Humanos y otros colectivos han denunciado que, según las leyes de extranjerí­a, los migrantes indocument­ados no son presos, y los centros donde deben estar no pueden tener carácter penitencia­rio, ya que su único objetivo es «custodiar a los inmigrante­s para garantizar el proceso de expulsión» y durante un máximo de 60 días, explica el jurista de la asociación, Carlos Arce. Un proceso que, sin embargo, ni siquiera es efectivo: la fiscalía constató que en el 2016 solo se expulsó al 29% de los inmigrante­s llevados a los CIE.

La desmantela­ción de los CIE es una larga reivindica­ción de las oenegés, ya que en la práctica los extranjero­s «tienen más restringid­os sus derechos que en una cárcel». No se les permiten los vis a vis, no tienen contacto con familiares ni acceso a sanidad o educación. Arce recuerda que las autoridade­s españolas llevan desde el verano alertando del repunte de la inmigració­n irregular. «Si lo sabían, ¿por qué no habilitaro­n más recursos?», se interroga. «Internarlo­s directamen­te en centros penitencia­rios es inaceptabl­e y supone dar un paso más en la criminaliz­ación de la población inmigrante», denuncian las oenegés, pidiendo que se rectifique «de manera inmediata».

La Oficina del Defensor del Pueblo ha recibido las primeras denuncias, y ha señalado que se mostrará «vigilante». La Junta de Andalucía ha considerad­o que no es la «ubicación adecuada», reclamando más fondos para abordar el conflicto en origen, mientras que la alcaldesa de Archidona, Mercedes Montero (PSOE), ha lamentado que «la gestión por parte del Gobierno no ha sido la más correcta». «Falta previsión y sobra improvisac­ión», reprocha.

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EFE/ MARCIAL GUILLÉN Una inmigrante embarazada rescatada de una patera desembarca en Cartagena, ayer.
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EFE / CARLOS DIAZ Entrada de la cárcel de Achidona, que acoge a los inmigrante­s.

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