El regreso a casa de un héroe de Primera
En su DNI resalta que sus raíces están a 250 kilómetros de Huesca, en la localidad barcelonesa de Vilasar de Mar. Para los vecinos oscenses, no obstante, es uno más. En una temporada, Rubi y sus pupilos desataron una auténtica locura que ni las apuestas más kamikazes podrían presagiar. Un año para recordar en toda la provincia al conseguir devolver a un equipo aragonés a la máxima categoría nacional después cinco años de larga espera.
Es, hasta la fecha, la mayor fiesta que se recuerda en la ciudad altoaragonesa. Su llegada al banquillo azulgrana en el verano del 2017 invitó al optimismo. Cada fin de semana en Huesca era una fiesta del fútbol para ver a un un equipo vistoso, en la medida de lo posible, ya que la dureza de la Segunda División no siempre permite desplegar un juego atractivo y alegre. Eso, sin embargo, no fue un problema para él.
Rubi pasó por varios vestuarios antes de cruzar las puertas de El Alcoraz. L´Hospitalet, Sabadell, Espanyol B, Benidorm o Girona figuran en su currículo. De hecho, con el cuadro gerundense alcanzó los playoffs de ascenso en la campaña 12-13. Aunque fue durante el año que pasó como técnico ayudante de Tito Vilanova en el Barcelona (2013-2014) donde terminó de definir su identidad como entrenador.
Después de salir del Barça, siguió adquiriendo más experiencia en banquillos de la categoría de plata, dirigiendo al Valladolid, al Levante y al Sporting de Gijón. Su periplo en el cuadro asturiano fue el último antes de que la llamada de Agustín Lasaosa le convenciera para hacer las maletas rumbo a la capital oscense.
Fueron diez meses de emoción en el coliseo azulgrana, y un final apoteósico en el campo del Lugo a falta de dos jornadas (Nástic y Oviedo) para el final de la temporada. Después de la fiesta, en la resaca del ascenso. Rubi pronunció las palabras que todo aficionado no quería escuchar: «No vamos a estar aquí el año que viene. No puedo hacer que el club esté esperando mucho tiempo, conseguimos el ascenso el lunes (contra el Lugo) y hoy es viernes».
Su despedida entre lágrimas siempre será recordada entre la afición oscense «Tengo un agradecimiento tremendo para todos