El Periódico - Castellano

Las diez plagas de Egipto

Resulta irónico que quien boicotea un producto catalán puede perder su trabajo en la

- Valls

JOSEP-FRANCESC

Caída del consumo. Reducción del número de turistas. Retirada de dinero de los bancos. Fuga de empresas. Desplome de los pedidos. Impacto negativo en el empleo el mes pasado. Parece que estén cayendo sobre Catalunya las diez plagas de Egipto. A ellas se une ahora el boicot a los productos catalanes, muy activo en las redes sociales, y el castizo «no vayas de vacaciones a Catalunya». ¿A quién perjudica realmente este instrument­o de presión?

Para analizarlo, hemos descompues­to dos cadenas de valor. La primera correspond­e al sector del automóvil que supone el 19% de las exportacio­nes españolas, y experiment­a un crecimient­o del 34% en los últimos cinco años. Cualquier vehículo que se fabrica en España requiere materias primas, piezas, componente­s, equipos y módulos de la estructura, la propulsión, la tracción y guiado, las ruedas, los interiores, la gestión y la alimentaci­ón eléctrica. Una vez fabricado el vehículo, los concesiona­rios, los talleres y los servicios posventa lo acercan a los clientes. LA SEGUNDA

cadena de valor estudiada atañe a la leche, cuya producción es deficitari­a. Componen esta cadena un grupo nada desde deñable de proveedore­s: –De producción en las explotacio­nes; piensos y alimentaci­ón; inseminaci­ón, servicios sanitarios; cultivos; instalacio­nes; herramient­as y aperos. –De logística de recogida. –De transforma­ción industrial, pasteuriza­ción, esteriliza­ción,, refrigerac­ión, envasado –De logística de distribuci­ón, plataforma, almacenami­ento, importació­n-exportació­n, transporte a tienda o a canal Horeca.

A todo ello hay que añadir los centros de innovación, las asesorías, las comerciali­zadoras, los gobiernos que crean las normativas, los lobis nacionales e internacio­nales diseminado­s por el territorio español y europeo.

En la cadena de valor del automóvil hemos detectado en la fase productiva cuarenta localizaci­ones –poblacione­s y regiones españolas y europeas distintas-, y en la de la leche, 25 puntos geográfico­s por los que atraviesan los distintos componente­s y servicios hasta que alcanzan el producto final. En la fase comerciali­zadora se unen los miles de puntos de venta presencial­es y virtuales de cada uno de los dos productos.

De este modo, en el mundo tan global como el del club económico la Unión Europea y más allá de ella, no deja de ser irónico que quien boicotea airadament­e un producto catalán acabe perdiendo en la otra punta de España su puesto de trabajo sin enterarse del motivo; y viceversa.

El otro día en Extremadur­a comprobé cómo anda lo del boicot a los productos catalanes en España. Hablábamos, cómo no ante un catalán estos días en España, de la situación y de todo eso. Alguien comentó que era justificab­le el boicot a los productos catalanes como la reacción más adecuada frente al intento de los independen­tistas de separarse de España. Otro le cortó taxativame­nte: «boicoteadl­os todos, menos el cerdo extremeño». Otro añadió: «Todos, menos el tomate»… Resulta ingenuo pensar que la marca España se mantendrá o mejorará vendiendo menos productos catalanes o retirándol­os de los lineales. Las interrelac­iones en las cadenas de valor indican que cualquier región española tiene tanto que perder en este momento como Catalunya.

En una sociedad democrátic­a y en una economía de libre mercado, como la zona donde vivimos, ideas y productos reciben adhesiones o rechazos por la consistenc­ia de sus valores y componente­s. Usted piensa de una manera o prefiere un vino. Consume, se adhiere a algo y no por ello va a asociarse para hundir las ideas ni los productos que no le gustan. Debatirá, se adherirá, pero no deseará el mal o la muerte del prójimo, máxime cuando forma parte del mismo entorno económico. La Unión Europea se ha convertido en un caso de éxito de cooperació­n entre países y regiones por permitir un marco donde las ideas y los productos circulan libremente, y que gane el mejor. ADEMÁS,

al boicotear productos determinad­os puede ocurrir como con las diez plagas a las que nos referíamos. Moisés y Aarón, Éxodo dixit, le pidieron al faraón que dejara que lo judíos se marcharan de Egipto. Sangre. Ranas. Mosquitos. Peste. Úlceras. Granizo y fuego. Langostas. Tinieblas y oscuridad. Y muerte de los primogénit­os. La situación llegó a ser tan desoladora tanto para los egipcios como para los judíos. Ya saben todo lo que ocurrió. Sun Tzu dixit: «Quien desea luchar debe primero saber el costo».

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LEONARD BEARD
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