Un hogar para los cetáceos
Medio Ambiente se ha comprometido a preservar el corredor mediterráneo La zona está amenazada por diversos proyectos petroleros
R orcuales comunes, cachalotes, delfines listados y mulares, zifios y calderones, entre otras especies de cetáceos, contarán en breve con un amplio territorio protegido entre el golfo de León y las costas de Alicante, con una extensión de 46.000 kilómetros cuadrados, en el que podrán vivir a recaudo de los ruidos y de los posibles vertidos derivados de la explotación petrolera. El Ministerio de Medio Ambiente se ha comprometido internacionalmente a elevar el llamado corredor mediterráneo a la categoría de ZEPIM, zona especialmente protegida, durante la reunión que el Convenio de Barcelona celebrará en diciembre. El año pasado, la Comisión Europea también se mostró favorable a la salvaguarda.
Sin embargo, las organizaciones ecologistas, sociales y locales que impulsan la protección, englobadas bajo la Alianza Mar Blava, no las tienen todas consigo y emplazan al ministerio a actuar con rapidez ante las presiones de la industria del petróleo. De hecho, el área prevista para la ZEPIM se solapa en buena parte con diversas solicitudes para investigación en hidrocarburos en fase de tramitación por parte del Ministerio de Industria. Otros proyectos ya fueron desechados. «El Ministerio de Medio Ambiente ya ha dado todos los pasos necesarios para poner en marcha el anteproyecto de decreto. Esperamos la prueba fehaciente –recuerda Carlos Bravo, portavoz de la Alianza Mar Blava–. Tras los compromisos internacionales que ha adquirido, España no puede echarse atrás».
LOS SONDEOS Aunque quedan muchos detalles por perfilar, incluyendo la delimitación geográfica del corredor, la declaración como ZEPIM haría prácticamente inviable los proyectos de prospecciones que afectan al mar Balear, principalmente en la costa de Tarragona y el norte de las islas de Menorca y Mallorca. Al margen del riesgo de contaminación por fugas, las campañas de exploración de hidrocarburos son particularmente dañinas para los cetáceos porque emplean sondeos acústicos que pueden «causar daños fisiológicos irreversibles», insiste Mar Blava.
Asimismo, Bravo explica que la protección del corredor debería llevar aparejado un «ordenamiento de las rutas y el tráfico marino», especialmente de los barcos mercantes,
En marzo y mayo de este año, en el Congreso y el Senado se aprobaron sendas proposiciones no de ley en apoyo del corredor», concluye Bravo. A pesar de ello, las amenazas «siguen vigentes».
un sector también generador de mucho ruido. Las actividades pesqueras no se verían afectadas por la ZEPIM.
Al margen del Ministerio de Medio Ambiente, la declaración de la ZEPIM cuenta con el apoyo de la Generalitat de Catalunya, el Parlamento balear, los consejos insulares de Baleares y algunos destacados ayuntamientos, como los de Barcelona y València, así como las más importantes oenegés ecologistas y diversas sociedades científicas.
VALORES NATURALES Txema Brotons, especialista en cetáceos de la asociación Tursiops, de Palma, explica que la importancia de la zona para los cetáceos «es conocida desde hace años». De hecho, considera que el término corredor no es el más apropiado porque se trata de un territorio transitado en las rutas migratorias que llevan al golfo de León, efectivamente, pero también es un área de alimentación debido a la alta productividad de las aguas. «Hay gran concentración
de nutrientes», resume Brotons. El especialista de Tursiops recuerda que en Baleares algunas especies se observan de paso y otras, en cambio, «muestran una alta fidelidad geográfica como los delfines mulares.
Aunque no hay censos sobre cetáceos ni análisis prolongados sobre su evolución demográfica, en la zona se pueden observar con regularidad ocho especies diferentes, todas amenazadas o vulnerables según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Eduard Degollada, veterinario y presidente de la asociación Edmaktub, recuerda que ya en 1998 se hizo la primera propuesta de protección del corredor, con los trabajos de los profesores Toni Raga y Àlex Aguilar. «Se sabía que era un zona importante para la migración de los rorcuales hasta Liguria, pero ahora además sabemos que algunos vienen a alimentarse a la costa de Garraf», dice: «No solo están de paso. A veces vemos familias con crías».