El Periódico - Castellano

Josh Tillman, artista completo

Recordó el valor de su repertorio y sus dotes como ‘showman’ en Razzmataz

- JUAN MANUEL FREIRE

Q uién le ha visto y quién le ve. Hace menos de una década, en el tiempo libre que le dejaba su labor como batería de Fleet Foxes, Josh Tillman paseaba sus canciones folk propias por escenarios tirando a pequeños, muy pequeños, empeñado en el gesto cabizbajo y la media voz.

Este sábado, Tillman casi llenó la sala grande de Razzmatazz con un repertorio extroverti­do y expansivo, cargado de sentido del humor. Sin bajar la cabeza, sino sacando pecho y, a la primera de cambio, moviendo caderas. Ha llegado la consagraci­ón popular de Father John Misty, un personaje que se inventó, paradójica­mente, para componer sus canciones más sinceras.

La sinceridad no equivale necesariam­ente a desnudez romántica. O no solo eso. En el caso de Tillman, es una mezcla de sarcasmo y neurosis, romanticis­mo (sí) y sincera preocupaci­ón por el estado del mundo, esto último mejor ejemplific­ado que nunca en el reciente Pure comedy. Su pieza titular, inicio de la actuación del sábado, es una balada de piano en torno a la comedia del hombre. Sonó todo lo cristalina que se podía soñar, con Tillman demostrand­o unas cualidades vocales al alcance de poquísimos. El Elton John de los 70 no queda lejos, pero el piano recuerda más a Randy Newman.

BIEN ACOMPAÑADO Acompañado por una banda rica y experta, incluyendo al guitarrist­a David Vanderveld­e (se recomienda chequear su obra propia), Misty repasó un repertorio que bebe claramente de los más ingeniosos cantautore­s de Los Ángeles de hace cuatro décadas (Newman, Nilsson, Van Dyke Parks), pero sin quedarse solamente ahí. A la altura de la casi disco Nancy from now on se podía pensar en ABBA. True affection es su intento (exitoso) de marcarse un hit de dance-pop contemporá­neo, en esta ocasión en versión extendida. Y las guitarras airadas y el ímpetu percutivo de Hollywood forever cemetery sings son indie rock del mejor pelaje.

Solo con este repertorio de alto nivel y amplio espectro ya habría sido suficiente para un gran concierto, pero es que, además, Father John Misty es el mejor hombre espectácul­o del pop alternativ­o desde Jarvis Cocker. A la tercera canción (Things it would have been helpful to know before the revolution) acompañaba la caída a plomo de la batería cayendo él mismo sobre el suelo. Y con Nothing good ever happens at the goddamn Thirsty Crow se marcó ya unos exuberante­s pasos de baile. Artista completo, de arriba abajo, de dentro afuera.

Abriendo la noche estuvo Weyes Blood, otra artista en expansión imparable. Hace menos de un año brillaba con su folk intemporal en Sidecar. El sábado apasionaba en la infinitame­nte más grande Razzmatazz con composicio­nes como Seven words, Generation why o Be free, este último dedicado a Arnau Sala de Les Aus, quien hace siete años la invitó a tocar en una fiesta ante un público todavía inferior al de Sidecar: unas 25 personas según la artista.

Fue la consagraci­ón de Father John Misty, a quien se inventó para sus piezas más sinceras

 ?? FERRAN SENDRA ?? Josh Tillman, o Father John Misty, el sábado en Razzmatzz.
FERRAN SENDRA Josh Tillman, o Father John Misty, el sábado en Razzmatzz.

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