Un golpe estético
Una ocupación en el Instituto Francis logra frenar un desahucio en Sant Antoni Dueños del centro e inquilinos aceptan negociar
Medio centenar de voluntarios de entidades de defensa de inquilinos víctimas de la especulación inmobiliaria ocuparon ayer durante cinco horas el vestíbulo del Instituto de Belleza Francis, en la ronda de Sant Pere, para protestar por la rescisión del contrato de alquiler de una pareja que vive en la calle de Floridablanca, 92, en Sant Antoni.
Los propietarios del centro de estética y belleza, la familia Mas-Beya Fradera, son también los dueños del piso cuyo contrato ahora no quiere renovar, según las entidades Fem Sant Antoni, Sindicat de Llogaters y Sindicat de Barri Poble Sec, que impulsaron la protesta.
A las seis de la tarde, los activistas y los inquilinos lograron la firma de un acuerdo para que hoy jueves se reúnan, en el Col·legi d’Advocats de Barcelona, los propietarios del piso y del Instituto Francis, los inquilinos y un representante y un abogado del Sindicat de Llogaters. Este preacuerdo permitió el fin de la movilización, que había comenzado a la una.
La ocupación del centro de belleza se realizó de forma pacífica. Los activistas repartieron folletos a las clientas y a las empleadas para explicar la movilización. «Los Mas-Beya Fradera, grandes pro- pietarios del edificio de la calle de Floridablanca, 92, quieren echar de casa a Alpha y a su familia. Al amparo de una ley de arrendamiento injusta, se niegan a renovarles el contrato. Se suman así a la burbuja del alquiler y a la ola de desahucios invisibles», explica el documento.
Fran Ortega, de 35 años, y Alpha Mikeliuna, de 36, técnicos de iluminación y sonido, explicaron a este diario que llevan ocho años viviendo en el piso de Floridablanca, 92. Pa- gan 850 euros de alquiler y, según ellos, en la misma escalera los dueños piden hasta 1.300 euros.
La pareja, que ahora ingresa el alquiler en un juzgado y que ya ha recibido la orden de desahucio, cree que el motivo de la no renovación es que ellos han reclamado por el deficiente mantenimiento del edificio y la falta de obras de mejora. «No podemos beber agua del grifo porque tiene plomo como consecuencia de la existencia de tuberías que no han sido sustituidas», se quejan.
Ortega y Mikeliuna decidieron pedir ayuda al Sindicat de Llogaters y Fem Sant Antoni al ver que podían verse en la calle pese a llevar ocho años pagando el alquiler. «Este año veíamos que se acercaba la fecha de finalización del contrato y teníamos la mosca detrás de la oreja de que nos podían subir el precio, aunque no imaginábamos que no quisieran renovarlo –explican–. Pero hemos decidido quedarnos y luchar».
Los arrendatarios pagan 850 euros y se quejan también de que carecen de agua potable
Posible acoso
Gracias al asesoramiento de las dos entidades, la pareja descubrió que la familia propietaria del piso, a la que nunca han visto ya que solo tratan con un administrador, tiene muchos más pisos, que se sumarían de esta manera los del bloque entero de Floridablanca, 92.
Además del apoyo de las entidades y de los afectados que ayer los acompañaron en la ocupación del Instituto Francis, la pareja de inquilinos cuenta con informes del ayuntamiento sobre las deficiencias de mantenimiento de su edificio. Estas probarían un presunto acoso inmobiliario del que se sienten víctimas, como otros inquilinos del barrio de Sant Antoni y del resto de la ciudad. Esta tarde se verá si los dueños rectifican.
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