El Periódico - Castellano

Albert Pla

«Metería a todos los políticos en la cárcel. Los que ya están y los demás»

- JORDI BIANCIOTTO

Tras su estreno en el Grec, Miedo, de Albert Pla, se instala hasta el domingo en Barts, coincidien­do con la edición del disco del mismo título, firmado a medias por el cantautor de Sabadell y Raül Fernández, Refree.

Miedo, primer disco de Pla en siete años, contiene 11 canciones de aspecto melodioso y letras inquietant­es.

— ¿Cómo se le ocurrió hacer canciones sobre los miedos? — La idea original era hacer canciones para niños, pero a Raül [Fernández] y a mí se nos dispararon los miedos y ya nos dimos cuenta de que era cada vez más extremo para que fuera un disco para niños.

— ¿Cómo ha sido componer con Raül Refree?

— Muy sencillo. Pero hemos llegado a un punto en que ya no sabemos qué es de quién. He perdido un poco el rastro. Judith [Farrés], como siempre, ha hecho de todo, y juntándolo con el espectácul­o, con Mondongo, Nueveojos, Pepe Miravete…, la autoría al final ya no sabes de quién es.

— A diferencia del sonido industrial de Guerra, aquí las canciones son plácidas, cercanas a sus primeros discos. ¿Pensadas para poder interpreta­rlas a solas con la guitarra? — Sí, se trataba de hacerlo lo más sencillo posible. De los arreglos posibles siempre han acabado quedando los más simples.

— Hay rastros del proyecto inicial de disco infantil: juguetes diabólicos, un ratoncito Pérez que acaba siendo un sádico, el circo con un payaso asesino… — Sí, es que yo creo que nunca dejan de existir esos miedos.

— Algunas canciones se podrían interpreta­r en clave social: Parque, con ese niño tan amenazador, ¿es una llamada a la conciencia­ción en torno al bullying? — No, Parque la hice porque no hay miedo más terrible para un niño que enfrentart­e a uno mayor que tú y que no estén tus padres para protegerte, a lo primo Zumosol. Bueno, no sé si es un miedo mío o me lo han contado, porque hay muchos miedos que son robados.

— ¿Muñeca denuncia los abusos sexuales? — No, no, tampoco. Quise eludir las cuestiones sociales. No me apetecía hablar de eso. Ya lo hace todo el mundo. Llega un momento en que todo eso es tan invasivo que tenía ganas de hablar más de mis cosas, o de lo que me inventase sobre mí. Porque cuanto más hablas de ti más generaliza­s. Tuve la sensación de que al explicar miedos sociales no todo el mundo se podía identifica­r.

— En contra de lo que podría parecer. —Sí, en cambio, al hablar de cosas que llevas dentro, que no te vienen de fuera, por una situación social o económica, o porque frecuentes unos ambientes u otros, es distinto.

— ¿Nos pasamos pretendien­do ver en cualquier detalle la metáfora de una causa colectiva? — Creo que sí. Cada vez estamos más todos por lo social y no nos queda tiempo para pensar en nuestras cosas. Todo es muy invasivo. Hablas con gente, con amigos, y es como si tuviesen una tele dentro. Y piensas: “a ver, hablemos de algo que no hayamos oído en la radio o en la tele…”

— Hablar del nosotros está a la orden del día en la música popular. — Y ahora escuchas a los grupos catalanes y todo es «junts», «carrers»,

«lluita»… Hostia, tío, ¿qué «juntos»? ¿Qué «calles»…? ¡Me importan un pito las calles! Todo es muy hooligan. Es mi impresión.

— Bien, hace unas semanas actuó en el Acústica de Figueres y al final salió a cantar Alfred, de OT, que, como es sabido, es un admirador de su libro España de mierda. ¿Cómo se conocieron? — Vino un día a comer a casa y ya está. Como artista no lo conozco lo suficiente, pero es un tío especial: sabe mucho de música, la vive. Sabe lo que quiere hacer y me hace ilusión que sea un tío de 20 años. ¡Ya estoy hasta los huevos de «jóvenes» de 35 años! ¡Yo cuando hice el primer disco tenía 20 años! Y ahora oyes el disco de un tío de 35 y te dicen que es una joven promesa, y piensas: «Aneu

a cagar!». ¡Hasta Txarango deben tener 30 años! Los únicos jóvenes que veo rajando son los chavales del rap. Y con Alfred, me conformo con que es joven.

Cuando hace un concierto de grandes éxitos, la mayoría son de discos alejados en el tiempo. ¿Es más difí-

«Escuchas a los grupos catalanes y todo es ‘junts’, ‘carrers’, ‘lluita’... ¡Me importan un pito las calles!»

«Ya estoy hasta los huevos de ‘jóvenes’ de 35 años. Cuando hice mi primer disco, yo tenía 20 años»

cil para usted hacer ahora un hit?

— Es que el hit es una cosa generacion­al. Tengo Bona nit (Juerga catalana), que es de hace poco. Pero yo ya he dejado de hacer conciertos como el de Figueres o el Viñarock. Me divierte cantar Joaquín el necio, etcétera, pero no le veo un futuro profesiona­l. Y el tono en que te hacen cantar esas canciones, a la una de la madrugada, con gente borracha… Ese no es mi oficio. A mí me gusta ir a un lugar y explicar una historia. Prefiero hacer Miedo, o Guerra, o Somiatruit­es, donde sabes que la gente está cómoda y te pueden escuchar en condicione­s. En los festivales, al final los carteles eran del tipo: Almorranas, Verborrea Mental, Me Cago en tus Muertos, Tu Puta Madre… y Albert Pla. Es divertido, ¿eh? Pero para hacerlo de vez en cuando.

— Con su libro España de mierda volvió a levantar iras a gran escala. ¿Está vetado actualment­e en algunos ayuntamien­tos? — Sí, hombre, claro. Actualment­e no, desde siempre. Ayuntamien­tos de todo tipo. Los políticos llegan al ayuntamien­to y se piensan que es suyo y que, entre otras posesiones, tienen el teatro. Y programan a quien les parece que es un buen español o un buen artista. — Van al circuito privado, entonces. — Claro, o alquilando locales públicos, y aun así te preguntan por qué vas. Eso jode, porque yo compito con el teatro subvencion­ado y con franquicia­s tipo La bella y la bestia. Porque venimos de rock’n’roll. En el teatro, la subvención es lo más normal: o estás con los sociatas o con los convergent­es. A ver quién te da la pasta. No les entra en la cabeza que puedas ir a Bilbao con un caché o a taquilla. Pero, bueno, a mí me va la mar bien. No puedo quejarme. Pero, vamos, indigna que además se llamen «compañeros de profesión». No, no, tú no eres compañero. Ves las compañías peleándose para ver cuál recibe la subvención. ¡Yo no recibo nunca ninguna! No lo digo por hacerme el mártir, ¿eh? Es mi manera de trabajar.

— ¿Qué le hacen sentir, íntimament­e, los boicots?

— Pereza, pereza. Me han echado de tantos sitios… «En este festival no tocarás nunca». Y piensas: «Pero si tú dentro de dos años ya ni estarás aquí». Hay estos mierdas que te van amenazando. Como cuando Botín dijo: «Mientras esté vivo, Catalunya nunca será independie­nte». Y a los pocos días murió. Me parece un buen resumen.

— En el procés no se ha alineado con ningún bando. — Yo a los políticos los pondría a todos en la cárcel. No solo a los que ya están, también a todos los demás.

— ¿Es un ácrata? — No, creo que soy lógico. Si es muy fácil. Si Catalunya no es independie­nte es por culpa de los políticos, si la política se hace mal es por culpa suya. Creo que son ladrones y mentirosos. No sé lo que tardará la gente en darse cuenta. Yo estoy convencido. Los conozco: en clase ya estaba aquel tonto, el pelota asqueroso que era el que se hacía delegado. Ya ves quién acabará de director del Grec, y del Lliure, y de TV-3… Es una enfermedad mental. Debería tratarse.

— ¿Es partidario de una revolución? — Me importa un pito. La gente que haga lo que quiera. No puedo cambiar la sociedad y me da igual. Yo no he cambiado. Pero pensaba que estaba solo. Y no, ahora veo que hay mucha más gente que no es monárquica, por ejemplo.

— ¿Votaría en un referéndum sobre monarquía o república? — Yo no votaría por nada. Si un político me dijera que fuera a votar, no lo haría.

— ¿Nihilismo, pues? —Yo creo que las escaleras de vecinos funcionan. Hay presidente, pero no sé por qué tiene que haberlo. No creo que sea antisocial pensar eso. El líder es quien estropea la revolución. La gente es quien la hace.

 ?? ALBERT BERTRAN ??
ALBERT BERTRAN
 ??  ??
 ?? ALBERT BERTRAN ??
ALBERT BERTRAN

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain