La Ciudad Deportiva
Parafraseando a Antonio Machado, «mi infancia son recuerdos»... de la Ciudad Deportiva, allí donde jugaba cada dos domingos el Cacereño, y allí donde iba acompañado, en una liturgia tantas veces repetida, de mi padre, como tantos niños de aquellos años setenta que fuimos adoctrinados en el verde de aquel club siempre imprevisible, eternamente caótico.
Atravesábamos El Rodeo y aún están en mi archivo mental la cantidad de gente que coincidíamos en ese parque no menos cacereño. No exagero: cientos y cientos de personas bajaban por ese espacio, allí donde también muchos nos aficionamos al fútbol improvisando campos. El Rodeo tenía varios terrenos de juego disponibles. Cuento al menos seis. ¿Que estaban cuesta arriba o cuesta abajo, según nos colocáramos? Pues sí, pero es que en Cáceres siempre hemos adolecido de recintos futbolísticos. Desde tiempos inmemoriales. Digamos que similar a lo del tren digno que