“ME SIENTO INSPIRADA POR TODAS LAS PIEZAS DE DISEÑO ATEMPORALES DE MI COLECCIÓN”
El terrazo original es toda una declaración de intenciones en el hall. El aparador Sipario, con flecos de pasamanería, es diseño de Cristina Celestino para Duramé. Sobre él, floreros de cerámica Miuccia, de Attico, y lámpara cúbica Prismar, de Arditi para Nucleo Surami.
La alfombra de seda salvaje Sparklerbrown, de Fort Street Studio, comprada en Alberto Levi Gallery, centra este rincón con asientos 4801, de Joe Colombo para Kartell - un icono de los 60-, y lámpara de pie 4021, de Luigi Bandini. Sobre la mesita
Marmolada, de Attico, lámpara de Serigo Asti de los 70 para Martinelli Luce. Sobre la pared se apoya el panel cerámico Plumage, de Cristina para Bottega Nove, flamante premio EDIDA 2017.
El aplique- joya Quasar, diseño de los 70 de Angelo Brotto para Esperia, preside el dormitorio, con cama Vanessa, de Afra y Tobia Scarpa para Simon Gavina. La lámpara mid-century es de Stilnovo y la mesa- expositor Florian, de Attico. Pasado y presente. Una mezcla clave de todos los ambientes que se aprecia en el vestidor, realizado a medida por Atelier Borsani Varedo. El tocador Ectasy de Attico es un diseño de Cristina Celestino de 2013. Sobre él, floreros de Driade. La silla Medea es de Fratelli Tagliabue, de 1956, y el taburete de Celestino para Tonelli Design, de 2016.
Se trataba de que el espacio armonizara con la colección de mobiliario, iluminación y objetos decorativos que han ido atesorando juntos a lo largo de años: “En mi casa me inspiran todas las piezas de diseño atemporales que hemos coleccionado y siento las buenas vibraciones de un lugar lleno de luz, belleza y seguridad. Me siento cerca de todos los recuerdos de mi vida porque cada pieza de diseño proviene de diferentes épocas y lugares. Cada una, tiene su propia historia, tanto los diseños vintage como los contemporáneos”, comenta Cristina.
En el salón, un sofá y las butacas a juego de Borsani y los míticos asientos de Joe Colombo -un histórico que ahora se edita en plástico, versioneado por Marteen van Severen-, junto con la lámpara de pie de Kartell (1967) -la primera pieza que inauguró la colección de iluminación de Cristina-, conviven con los paneles de azulejos de porcelana y cerámica denominados Plumage para BottegaNove, exhibidos con éxito en la pasada edición del Salone del Mobile de Milán y que han ganado un EDIDA 2017, los premios internacionales de diseño de Elledecoration.
Algunos detalles realizados a medida, como el vestidor de Atelier Borsani o las manillas artesanales de Roberto Quattrini, todos originales, casan muy bien con la flosofía de Cristina y refejan una declarada modernidad. Sus producciones siempre guardan estrecha relación con la artesanía y, quizá el éxito de la creadora italiana radique en que es capaz de mirar al diseño con una amplia perspectiva -como pasa en el jazz-, y se nota que recibe infuencias de su formación como arquitecta o sus incursiones en el mundo de la moda y hasta de la gastronomía, porque también ha creado piezas específcas para la feria Foodmade, de donde provienen unas mesitas-expositor que emplea, por ejemplo, como mesilla en su dormitorio. En su casa Cristina y Matteo han sabido moverse del pasado al presente sin caer en un estilo anticuado. La flosofía suya es conocer el ayer para proyectar el mañana.