“QUISE CREAR ARMONÍA ENTRE EL MAJESTUOSO PAISAJE DEL LAGO Y LAS MONTAÑAS Y LA ESCALA HUMANA”
Crear armonía entre el majestuoso paisaje que rodea al lago y las montañas, y hacerlo mediante una construcción erigida a escala humana, empleando las últimas tecnologías y materiales orgánicos tradicionales”. El arquitecto Arturo Montanelli defne así el proyecto de esta casa situada a las orillas del Lago de Como, en Italia. Es emocionante estar al pie de esta arquitectura, orgánica y racional al mismo tiempo, que está situada en Fiumelatte, Varenna, una pequeña ciudad junto al lago. Un lugar idílico que consiste “en el basecamp de una familia con tres hijos, tres perros y muchos amigos”, en palabras de Arturo Montanelli. El arquitecto ha creado un edifcio de piedra levantado sobre las bases del respeto: por un lado, hacia las construcciones típicas de la zona, conocidas como “torres de piedra”; y por otro, al medio ambiente.
A la planta cuadrada, perfectamente ensartada en el terreno, la recubre una piel de piedra local de Varenna, Montanelli explica que su intención ha sido que “los recursos naturales estuvieran omnipresentes no sólo en el exterior sino también en el interior, donde los materiales autóctonos como piedra y madera, en suelos, techos y paredes, dan la sensación en todo momento de estar en armonía con la naturaleza”. Sin duda, era imposible que el lago, las montañas y todo el paisaje en conjunto quedaran como un recurso accesorio. El arquitecto incide en la idea: “La sencillez de los espacios, la luminosidad y la continuidad con el exterior aportan un efecto de calma y relax, y en total conexión con la luz y el entorno natural que cambia constantemente, cada día y a cada momento”. Para el interiorismo, Montanelli encuentra en las palabras “simple minimalismo” la mejor forma para describirlo. Un enfoque que refeja el estilo de vida de Arturo, que no sólo se ha encargado de la decoración y la elección del mobiliario sino que también ha ideado algunos muebles, junto a Patrizia Sala, y el que es su lugar favorito: la cocina. “Porque se puede sentir todo el espacio en su integridad y porque los materiales mantienen un equilibrio con las magnífcas vistas”, dice Arturo. En estos ambientes transparentes y libres, uno se encuentra arropado por la calidez de materiales naturales autóctonos, piedra y madera, escogidos en una paleta de colores en sintonía, principalmente gris, marrón y blanco. Éstos contrastan con piezas de diseño, que aportan colores básicos, “llenan de vida cada rincón”–explica– y son, en gran medida, piezas muy pensadas de grandes clásicos de frmas consagradas como Cappellini, Cassina, Flexform, Flos o Knoll. Todo ha estado encaminado a “equilibrar el espacio humano y el natural porque cada uno de mis proyectos busca una identidad propia que conecte con el entorno ambiental y siempre poniendo en práctica una arquitectura sostenible y respetuosa con el medio ambiente”, concluye.