TIENEN SENTIDO D
ecía el gran Saint-exupéry que lo esencial es invisible a los ojos y yo lamento llevarle aquí la contraria: ¡De eso nada! En interiorismo, la esencia de un proyecto se ve, se palpa, se escucha y hasta se huele. Y lo compruebo en las casas tan buenas que hemos localizado este mes. Teníamos el objetivo de mostrar obras que captaran el estado de ánimo que provoca el verano, ya sabes, descanso y paz, pero sin abandonar el refinamiento que puede implicar también esta estación. Buscábamos suelos desnudos y materiales en bruto, piezas auténticas que sacaran todo el genio del lugar en el que se encuentran, arquitecturas simplistas que, a primera vista, revelaran toda la complicación que conllevan. Y aquí están, la esencia misma de una temporada que puede ser sofisticada, lejos de piscinas azul eléctrico, del bullicio y del olor a bronceador. Son casas umbrías y frescas, muy leales a su sitio, -ya sea el campo ampurdanés, la cosmopolita Amberes, la misteriosa Marrakech o un desierto canal veneciano- donde la esencia es evidente, de una pureza indiscutible. Lo mejor de estas casas es la vida que se imagina aquí, como un lector sensible puede trasladarse hasta la, en apariencia abandonada, terraza de un palazzo de la Italia del siglo XVII y disfrutar de la dulce caída de una tarde en agosto. Palpable. Tampoco es difícil oír el silencio de un secreto patio marroquí, sentados en un envolvente sillón de cuero mid century que llegó aquí directo desde un orfebre parisino a mediados del siglo pasado. Y puestos a escuchar, ¿qué mayor evidencia de bonanza que el sonido del viento meciendo arrozales? La casa está en Bali y todos los muebles que la ocupan han sido hechos a manos por artesanos locales, exquisitos. Sí, la esencia es un fondo pero hemos comprobado que puede llegar a tener sus formas.
Son casas leales al lugar en el que se encuentran. ¿Lo mejor de ellas? La vida que se imagina aquí.”