HOY COCINO Quien
ESTILO BRITÁNICO ATEMPORAL
Poner la mesa en la Edad Media, era simplemente eso. Coger un tablero y ponerlo sobre unas borriquetas. Una tela servía de mantel y servilleta -práctico- y todos a compartir platos, cuchillos o tazas -más práctico todavía-. El tenedor podía ser considerado pieza diabólica. El refinamiento llega con el Renacimiento. Vean “Las bodas de Caná”, de Paolo Veronese (15281588). Estamos en 1563.
Hay mesas fundamentales en la historia del arte. Leonardo da Vinci dibujó al temple y óleo la Mesa (en mayúsculas) en su “Última cena”. La escena se desarrolló en un comedor dentro de un comedor. La perspectiva es perfecta, los personajes naturales, sin artificio, y la mesa, llena de enigmas. Sin cálices -primer misterio-, se cubre por un sencillo paño anudado en las esquinas -otro misterio-. En el tablero están dispuestos los panes y las manos de forma geométrica, según el músico italiano Giovanni Mari Palla, componiendo un himno fúnebre solemne. Más misterio.
Me intriga la mesa -que apenas se ve- de “La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp”, de Rembrandt. Y pensar que en el siglo XVIII estas disecciones públicas eran acontecimientos sociales y ahora nos critican por ver GH. Otra de mis favoritas es la mesa roja con la pared roja, de “La habitación roja”, de Henri Matisse. Es el triunfo de un color puro y brillante. Adiós a los juegos de luces y sombras... ¿para siempre?
Entrados en el siglo XX, hay dos performances que son clave en el arte contemporáneo. Y ambas están protagonizadas por mujeres. Estamos en los setenta. “The Dinner Party”, de Judy Chicago, es considerada una obra fundamental del arte feminista. Alrededor de una mesa triangular hay treinta y nueve lugares asignados, cada uno conmemorando a una mujer importante de la historia. Caminos bordados, copas de oro, platos de porcelana con mariposas y vulvas en colores brillantes… En cambio, Marina Abramovic reúne, en una mesa larga, una rosa, una pluma, uvas, miel, un condón, un escalpelo, una pistola, una bala… hasta 72 utensilios. Ella se sitúa junto a la mesa. La artista es otro simple objeto. El 73. Y el público puede interactuar con todos ellos. La performance “Rythm 0” fue detenida por el galerista en el momento en el que una persona puso la bala en la pistola y apuntó a la artista. Las mesas, con sus sillas, de Robert Therrien, te hacen sentir pequeño. Volvemos a ser niños.
Reproducidas a una escala mayor y situadas en salas de museos buscan una relación distinta con los objetos cotidianos.
Y puesta la mesa, ¿qué servir? Como Simone Ortega no encaja por estas líneas, tiremos de Dalí. Sí, Salvador, el de Figueras. En 1973, el genio publicó un libro de recetas, “Las cenas de Gala”, ahora editado por Taschen. No imaginen a Dalí entre fogones y pucheros buscando el punto de sal. Su trabajo consistió en recopilar aquellas que le gustaban de sitios como Lasserre, La Tour d’argent, Maxim’s y Le Train Bleu. ¿El hilo conductor? Sus estrellas Michelin y, cómo no, su abultada factura. Eso sí, le hizo unas ilustraciones. Surrealistas, “of course”. Más reivindicativo es “The Futurist Cookbook” (1932), de Filippo Tommaso Marinetti (18761944). El padre del futurismo, entre manifiesto y manifiesto, encontró tiempo para aderezar unas recetas con mucha filosofía. El cocinero debía emplear la mejor tecnología -¿se refería a sifones y robots?- y la comida no debía requerir cubiertos. Después de leerlo, Adrià me parece tan antiguo... Por cierto, el catalán protagonizó una “documenta 12” (con minúscula). El gran certamen de arte contemporáneo que se celebra en la ciudad alemana de Kassel cada cinco años, tuvo en 2007 a Ferran Adrià como participante. Decepcionó. Su intervención consistió en invitar a dos visitantes a cenar a 1.400 kilómetros de distancia en su estrellado El Bulli. Ferran, años después, se sacudió las críticas con interesantes exposiciones y un par de libros que profundizan en su revolucionario proceso creativo.
POR une lo artesano en un mix de materiales naturales. No podía faltar, la británica, nacida en Sudáfrica, Kelly Hoppen, toda una celebrity de la decoración. Ni los italianos Andrea Marcante y Adelaide Testa, el ying y el yang, que interpretan los clásicos con un ritmo trepidante. Otro de los hits es el americano Thomas O’brien, un interiorista que juega al viejo/ nuevo con una soltura increíble. De Holanda emerge una pareja de lujo, Nicemakers, que derrocha un estilo tan joven como elegantísimo. El americano David Mann aporta un glamour sobrio y proporcionado. Y otra británica, Rose Uniacke, una fascinante decoración llena de simplicidad refinada. Por último, Tristan Auer, otro gran ejemplo del savoirfaire francés, su estilo viaja del uno al otro confín del mundo. ¿La A-list es
próxima.• pañola? Atentos, verá la luz en una edición
Emiliano Salci y Britt Moran fundaron su estudio en 2003 y, ya desde su primera cita con el Salone del Mobile, su carrera no ha parado de acumular éxitos. Un ejemplo: en la reciente feria PAD London vendieron su colección de iluminación el primer día.
“Estamos constantemente cogiendo ideas”.
Un viaje, una película, una obra de arte, una calle... todo les sugiere. “Nada nos inspira más que la pátina del tiempo, reinterpretada en espacios sofisticados y contemporáneos, para crear un ambiente específico”, dicen los autores del Leo’s, del londinense The Arts Club, uno de sus últimos must.
kellyhoppeninteriors.com
La interiorista más famosa de Inglaterra, nacida en Sudáfrica, es toda una celebridad y a ella acuden desde celebrities a dueños de cruceros highlevel. Sus trabajos mezclan texturas suntuosas y acabados de lujo al combinar recursos estéticos de oriente y occidente. Una de sus últimas realizaciones es su mansión en Londres, qué mejor carta de presentación. www.pietboon.com Comenzó como constructor de edificios, y en 35 años su Studio Piet Boon se ha convertido en una exclusiva marca internacional. Desde su sede en Oostzaan, cerca de Ámsterdam, este holandés - amante del kitesurf- junto a un equipo de 30 personas, diseña, para todo el mundo, casas, edificios, hoteles y crea su mobiliario e interioriorismo. Todo de alto lujo. Proyectos: el Hotel Delano de Las Vegas, el restaurante The Jane en Amberes, Oosten, una urbanización luxury en Williamsburg, Brooklyn (N.Y.), etc
creador del año en la última edición de Maison&objet,
Nombrado Tristan Auer se formó con grandes como Philippe Starck o Christian Liaigre, y en 2002 abrió su estudio, Agence Izeu-tristan Auer. Además de numerosos proyectos residenciales en Europa, EE.UU, Omán y el Caribe, ha decorado los showrooms de firmas como Chanel, Nina Ricci o Lolita Lempicka. Pero, sin duda, sus trabajos más llamativos los encontramos en el campo de los hoteles: impresionantes su decoración para el Hotel Les Bains y la exquisita renovación del Hotel de Crillon Palace, ambos en París.
www.nicemakers.com Pareja profesional y sentimental, los holandeses Joyce Urbanus y Dax Roll tienen una formación multidisciplinar. Ella hizo moda y diseño interior; y él, publicidad, márketing y comunicaciones. Este cruce de knowhow se nota en sus proyectos frescos, minuciosos, eficaces, con enfoque integral. Desde Nicemakers, su estudio creado en 2011, han firmado interiorismos privados en edificios históricos en Holanda, como también en espacios públicos: el Hotel Hoxton, el restaurante SLA. En la mira, el Hotel Le Grand Quartier en París y el Hotel Mercier en Ámsterdam. www.aerostudios.com
Maestro del contraste, con él lo antiguo gana frescura y vitalidad. Desde Aero Studios, fundado en Nueva York en 1992, marca tendencia en interiorismo mirando al pasado para crear interiores modernos, cálidos y sofisticados, con medidas dosis de clasicismo. Colecciona arte y mueble vintage; es experto en antiguedades y arquitectura clásica estadounidenses. Entre su infinidad de proyectos de alto lujo destaca Greenwichlane, exclusivo mega complejo residencial en el West Village de N.Y.