PERO... ¿ES NECESARIA?
Háganme un favor, miren dentro de sus armarios y de sus zapateros. Después párense a observar su casa, los muebles, lámparas, alfombras, vajillas. Y ahora respondan, ¿ cuántos años creen que vivirían cómodamente usando solo esas cosas? ¿Cuántos sin adquirir absolutamente nada nuevo? Es probable que más de diez. ¿Y pasaría algo si así fuera? Ante la obviedad de que nada en absoluto, déjenme apuntar que sí, sí pasaría: llegaría la tristeza.
Para componer esta edición, orquestada por todas las ediciones internacionales de ELLE y ELLE Decoration bajo el criterio de la ecología y la sostenibilidad del Planeta, hemos leído decenas de opiniones al respecto, escuchado voces honestas clamando ante el exceso de producción no desechable, todos intentando encontrar un freno a esta locura de consumo barato que nos está llenando la tierra de basura. También en el diseño, también en la arquitectura, qué pena. Puede que el origen esté en la ansiedad, poca gente quiere su momento actual, todos queremos el siguiente. El siguiente. El siguiente. El siguiente. El exceso de cosas nuevas nos precipita hacia adelante sin tiempo apenas de disfrutarlas, sin consciencia. Y así estamos, amontonando restos. Entonces, ¿qué? ¿Paramos de comprar? ¿Paramos de crear? Ahí sí que estaríamos vencidos para siempre. Sin contar con el desempleo que acarrearía. La creación es necesaria porque con ella viene la alegría y, sí, muchas veces la esperanza. La respuesta la intuyo en las declaraciones de Philippe Starck, otra vez él, cuando ya le creíamos amortizado, el diseñador que marcó un cambio de era se ha revuelto con un discurso plenamente actual: «Necesitamos encontrar un decrecimiento positivo, hay que inventar decreciendo». Solo nos falta saber cómo.
El exceso de lo nuevo nos precipita a lo siguiente sin apenas disfrutarlo, sin consciencia”