DESIGNER.
DAAN ROOSEGAARDE Trae las “estrellas” a la tierra para iluminar un carril bici sin gasto energético, crea aspiradores y bicicletas que limpian el aire de las ciudades, este creador holandés diseña pensando en un futuro mejor, con espíritu green y un toque
El creador holandés Daan Roosegaarde nos enamora con sus diseños green, por un mundo mejor.
Querer cambiar el mundo es propio de los niños. Pero hay adultos que continúan diciéndolo, e incluso algunos que lo intentan, como este holandés. Carismático e innovador, Daan Roosegaarde cree en la creatividad, el pensamiento crítico y la imaginación como la base para crear sus “paisajes del futuro”, sostenibles y limpios. A esto apuntan sus proyectos, que concibe, con su equipo de ingenieros y diseñadores, desde su estudio en Róterdam, The Dream Factory. Allí le conocimos y allí nos contagió su entusiasmo. ¿Qué pretenden tus proyectos? ¿Desencadenar el interés de las personas por la ecología? Nuestros proyectos intentan acelerar la transición que vivimos. En nuestro mundo no falta dinero ni tecnología, sino imaginación. Si puedo provocarla, mejor. Por otra parte, miro a mi alrededor y veo el aumento del nivel del mar, las emisiones de CO , atascos de tráfico,
2 la contaminación del aire... lo único que puedo hacer es convertirme en un maker, tomar mis propias decisiones y fabricar mis propios sueños y nuevas propuestas. En tu Smog Free Project la contaminación del aire se convierte en una joya, hay poesía implícita. ¿Por? Mi trabajo es usar la tecnología para crear poesía y redefinir la belleza. Para mí, ésta no tiene que ver con un bolso de Louis Vuitton, un Ferrari o un reloj caro, sino con energía, aire y agua limpios. Usemos la creatividad y la tecnología para mejorar la vida. ¿Qué temas te obsesionan últimamente? La basura espacial. Hay 29 mil piezas flotando en el espacio, y no sabemos cómo limpiarlo. Es la contaminación del universo. Será un programa de 10 años. ¿Qué cosas no faltan en tu maleta cuando viajas? Siempre viajo ligero, sólo con el equipaje de mano. Con dos trajes, uno negro y otro blanco, y un portátil cargado. Soy un nómada con una tarjeta de crédito.
Te defines como creador de “paisajes del futuro para un mundo mejor” ¿cómo va a ser éste? Eso depende de nosotros, podemos usar la tecnología para dominar a la gente, como en la obra de Orwell, o para ser más humanos, como Da Vinci. Nuestra vieja economía está basada en el tiempo y el dinero, pero la nueva economía tendrá que ver con aire, energía y agua limpios. ¿Quién va a dar valor a esto? ¿Quién va a decidir el precio del aire limpio? Sólo si podemos responder estas preguntas como sociedad, podremos generar un cambio de verdad. ¿Qué obstáculos ha tenido que enfrentar? Cuando haces algo nuevo, siempre tienes miedo de fracasar, es inevitable. Por un lado, sientes miedo, por el otro, curiosidad. Eso siempre está allí. Otro gran obstáculo son las tres fases ingratas por las que tienes que pasar cuando lanzas un proyecto. La primera: presentas una nueva idea a tu pareja, colegas o a tu jefe, y te dicen: “no es posible”; y entonces inviertes un montón de amor, tiempo y energía para demostrar que sí lo es. En la segunda fase, constatas que no se puede porque las regulaciones y las restricciones lo impiden; así que tienes que hablar con el gobierno, las autoridades... En la tercera fase, la gente ha aceptado tu idea, ésta ya es permitida y está funcionando, y entonces te dicen: “¿Y por qué no lo has hecho antes?”. Y tienes que enfrentar las tres fases ¡con una sonrisa!
Una bicicleta que absorbe el aire contaminado y lo devuelve limpio, entre pedaladas, integra el Smog Free Project, que busca un paisaje urbano más sano.