ELLE Decoration (Spain)

ALMA BEREBER.

Este lugar entre los montes del Atlas y el desierto de Agafay esconde un paraíso de slow life, el Berber Lodge, nueve pabellones, refejo del amor por Marruecos de su dueño, el diseñador de interiores Romain Michel-ménière.

- FOTOS: ANDREAS VON EINSIEDEL/ PHOTOFOYER. TEXTO: PHILOMENA SCHURER M./ANA RODRÍGUEZ FRÍAS.

El interioris­ta Romain Michel- Ménière nos abre las puertas de su Berber Lodge, en Marruecos.

Para quienes creen que el verdadero lujo es lo auténtico, éste es su lugar. Situado cerca del pueblo de Oumnas, a 20 minutos en coche de Marrakech, entre las montañas del Atlas y la amplia extensión del desierto de Agafay, es el refugio perfecto para viajeros exigentes, aquellos que buscan experienci­as únicas. Con él, su propietari­o, el diseñador de interiores franco-suizo, Romain Michel-ménière, un enamorado de la tradición bereber, ha cumplido su sueño de construir un hotel que respira el espíritu de esta cultura, conectada con lo esencial: es el Berber Lodge, levantado en un terreno poblado de olivos centenario­s. Después “una vida de jet-set” en ciudades, como Nueva York, Milán, Ciudad de México..., entre otras, hace 15 años se mudó a Marruecos. Una experienci­a personal, la muerte de sus padres en accidentes separados, le llevó a dar un vuelco radical a su vida. Inicialmen­te eligió Marruecos por razones prácticas, su cercanía a Europa y el idioma francés, pero pronto surgió una afnidad y una sintonía con este país y su cultura. Apasionado por la arquitectu­ra y las técnicas de construcci­ón bereber, Romain las aplicó aquí, utilizando, además, la materia prima que proporcion­aba la propia tierra.

Así, la arcilla extraída de la tierra sirvió de materia prima para elaborar los ladrillos pisé, de adobe marroquí, de las paredes. Los techos también están hechos a la manera tradiciona­l, con una estructura que combina madera de palmera, de eucaliptus y de bambú. Sin embargo, a las proporcion­es clásicas de la edifcación se añade un refrescant­e twist moderno dado por las puertas y ventanas ampliadas y diferencia­das, que permiten que el sereno paisaje rural introduzca en el interior su ritmo calmado.

La arquitectu­ra tradiciona­l del conjunto se funde sutilmente con el entorno y puede verse desde la vieja Kasbah vecina que parece vigilar en lo alto de la colina cercana. La distribuci­ón de los nueve pabellones se inspira en la de un pueblo tradiciona­l bereber. Todos diferentes, se han decorado en un estilo sobrio, con sólo lo esencial y conectado con los materiales de la tierra y las artesanías ancestrale­s. Además de las nueve cabañas individual­es, está la edifcación principal, equipada con un salón con chimenea, biblioteca, bar y comedor, y un jardín con una gran piscina y una zona chill-out entre los árboles. “Es importante el respeto a la arquitectu­ra bereber, todos los materiales fueron construido­s o encontrado­s en el lugar”, nos cuenta Romain. “Las ventanas dan una vista bonita, todas son diferentes y de distintas alturas, según las necesidade­s. -continúa- Desde la cama puedes necesitar una ventana baja; para un baño, otra alta; otra puede tener moucharabi­eh para ocultar el baño o para crear una brisa agradable”.

Para el jardín, Romain contó con la asesoría del paisajista francés afncado en París, Arnaud Casaus, quien creó un jardín salvaje entre los árboles ya existentes en el lugar, a los que añadió especies marroquíes y otras importadas, como plantas mexicanas, además de verbena y menta. Y dejó los planos del proyecto arquitectó­nico en muy buenas manos, las de sus amigos arquitecto­s Karl Fournier y Olivier Marty, de Studio KO, prestigios­o estudio de arquitectu­ra con ofcinas en París, Londres y Marruecos, y que ha ganado notoriedad mundial con proyectos como el Museo Yves Saint Laurent en Marrakech, y el hotel de lujo-restaurant­e Chiltern Firehouse, ubicado en el exclusivo barrio de Marylebone en Londres, entre otros.

Otra de sus amistades, Philomena Schurer Merckoll, también le ayudó en la decoración. Los espacios interiores, con una estética ya determinad­a por los materiales naturales y la arquitectu­ra, se enriquecie­ron con kilims antiguos, bandejas de té marroquíes, banquetas clásicas, muebles de ratán hechos por artesanos de la ciudad de Esauira, complement­os caracterís­ticos de la artesanía marroquí, además de piezas de mobiliario mid-century, muchos tesoros que el propietari­o ha encontrado en mercados de las pulgas en Marruecos y en París. El resultado es un mix donde elementos tradiciona­les se unen con otros contemporá­neos, todos amalgamado­s por el criterio de Romain y grandes dosis de su bon goût.

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 ??  ?? El decorativo tapiz de la pared es de 1920, y procede de Turkmenist­án. El aparador de cobre es un diseño de Romaine. El asiento de ratán años 50 es de Marrakech, al igual que las lámparas de latón de los 70, del mercadillo Bab El Khemis.Bienvenido­s a la calma, parece decir el hall de entrada, con techo de maderas de palmera y de eucaliptus. Lámpara de pie del mencionado mercadillo y otra de techo de Achille Castiglion­i. La escalera es una pieza bereber en madera, en el anticuario Moulay Youssef. La obra en la pared es del artista francés Olivier Freynet. Sobre un banco suizo heredado, antiguo cuenco marroquí de madera.
El decorativo tapiz de la pared es de 1920, y procede de Turkmenist­án. El aparador de cobre es un diseño de Romaine. El asiento de ratán años 50 es de Marrakech, al igual que las lámparas de latón de los 70, del mercadillo Bab El Khemis.Bienvenido­s a la calma, parece decir el hall de entrada, con techo de maderas de palmera y de eucaliptus. Lámpara de pie del mencionado mercadillo y otra de techo de Achille Castiglion­i. La escalera es una pieza bereber en madera, en el anticuario Moulay Youssef. La obra en la pared es del artista francés Olivier Freynet. Sobre un banco suizo heredado, antiguo cuenco marroquí de madera.
 ??  ?? Texturas naturales y muebles de madera en este rincón, donde destacan las lámparas de techo de ratán, encontrada­s en el zoco de Esauira, las mismas sobre la barra, en imagen en la otra página. En ésta, los taburetes de bambú años 70 son de la tienda de antigüedad­es Youssef en Marrakech. La vasija de barro antigua sobre la barra proviene del norte de África.
Texturas naturales y muebles de madera en este rincón, donde destacan las lámparas de techo de ratán, encontrada­s en el zoco de Esauira, las mismas sobre la barra, en imagen en la otra página. En ésta, los taburetes de bambú años 70 son de la tienda de antigüedad­es Youssef en Marrakech. La vasija de barro antigua sobre la barra proviene del norte de África.

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