NUEVOS CÓDIGOS.
Descubrimos a Los Bravú, una pareja de jóvenes artistas que vienen pisando fuerte.
Su estancia en la Real Academia de España, en Roma, les impulsó a dar el paso a formatos más grandes y expositivos y, desde entonces, no han parado. Ahora se encuentran inmersos en un proyecto en República Dominicana; les veremos en marzo en el Centro de Arte de Alcobendas y en mayo en DA2 en Salamanca. Mientras, les conocemos un poco mejor. ¿Por qué el nombre de Los Bravú? Diego: La idea era trabajar en pareja y lo importante era buscar un nombre colectivo. Salió Los Bravú, que es simpático y no se relaciona más que con nosotros. Pero tiene un significado... Diego: Sí, es una palabra en gallego relacionada con los animales, su olor... y nos hacía gracia porque tenemos claro trabajar siempre desde lo analógico, más con las manos y menos con las nuevas tecnologías, y ese punto y nuestra pasión por lo rural y lo provinciano hacía que nos encajase muy bien el nombre. ¿Cómo es trabajar a cuatro manos? Dea: Lo que hacemos es hablar muchísimo y plantear las cosas. También es verdad que llevamos tanto tiempo trabajando juntos, que muchas veces se nos ocurre la idea a los dos a la vez. Y a la hora de pintar, ya es más por apetito, por ver a quién le apetece más pintar qué. ¿Qué queréis transmitir con vuestras obras? Diego: La alegría de vivir. Dea: Siempre hablamos mucho de nuestro entorno, nuestra generación, de nuevas tecnologías dentro del mundo rural, de la ciudad-museo... hablamos de muchos términos pero todos muy cercanos a nosotros. ¿Cómo se vive el mundo del arte fuera de Madrid? Dea: Pues tenemos el corazón un poco partido porque Madrid nos gusta mucho, hay muchísimos eventos y siempre que venimos nos vamos con ganas de hacer cosas. Pero para nuestro trabajo utilizamos mucho la naturaleza, los animales... y nuestros paseos son fundamentales, así que vivir en Pontevedra nos beneficia. ¿Cuáles son vuestros referentes artísticos? Diego: La pintura de los antiguos maestros toscanos está súper presente en nuestra obra, pero también somos hijos de nuestro tiempo y estamos muy inmersos en internet y de ahí salen muchísimas influencias.
¿Qué os ha aportado la beca en Roma? Dea: Ha sido fantástico. Tienes nueve meses para desarrollar un proyecto y acceso a todos los museos el tiempo que quieras, así que hemos podido analizar cuadros durante horas sin tener prisa por nada. Diego: Disfrutar del arte de manera tranquila... allí fuimos capaces de comprender mejor algo que ya conocíamos y lo vimos con claridad, como una epifanía. En vuestra obra hay un cierto aire renacentista… ¿Cómo se consigue actualizar el Renacimiento? Dea: Utilizamos una serie de cánones para contar historias de nuestro tiempo. Es una fusión natural del amor por la pintura clásica y nuestro día a día. También aparecen varias escenas costumbristas, animales… ¿Cuál es el mensaje? Diego: Tenemos una pasión especial por entornos naturales y rurales, y siempre reivindicamos la provincia y las periferias, tanto físicas como creativas. ¿Por qué algunos personajes tiene un aire ausente? Diego: En este tiempo que nos toca vivir, estamos todos tan sobrecargados de información que no nos fijamos en nada en concreto, tenemos muchísimos estímulos y eso hace que estemos un poco perdidos. Dea: Siempre intentamos que en una imagen esté condensada una historia y buscamos incorporar otras pequeñas historias y esa mirada perdida es una forma de plantear qué le pasa al personaje.