SLOW LIFE
Situada en una eco urbanización a las afueras de Johannesburgo, descubrimos esta sorprendente vivienda que fusiona la arquitectura rural de un gran establo con un inesperado interiorismo de estilo nórdico.
Un día llevas una agitada vida en Londres y al siguiente te instalas prácticamente en medio de la sabana sudafricana. Tras haberse conocido en la capital británica, los propietarios de esta vivienda con vistas a la cordillera de Magaliesberg volvieron a su Sudáfrica natal, instalándose primero en Johannesburgo. Con el tiempo, compraron un terreno a las afueras en una eco urbanización, donde construyeron esta casa en la que viven hoy con sus cinco hijos, abandonando definitivamente la ciudad en pos de un estilo de vida más slow. Por sus interiores tan neutros y contemporáneos de inspiración escandinava, no es fácil identificar a primera vista que su estructura está basada en la de un establo o un granero. Sus altos techos a dos aguas son la clave. “Me gustaba la idea de que nuestro hogar tuviera reminiscencias de una granja, pero al mismo tiempo quería algo femenino y nórdico”, explica la propietaria, Aneesa Ahmed. “Esto me llevó a reflexionar sobre cómo podía diseñar una granja contemporánea. Así, la estructura de la casa sigue el esquema de las construcciones de este tipo de Sudáfrica, un estilo tradicional que se llama Arquitectura holandesa del Cabo. Para darle el toque moderno, opté por grandes aberturas de vidrio en lugar de muros, de modo que el exterior fuera parte integral del interior”, afirma.
Sus deseos se materializaron en dos construcciones adyacentes con estructura de granero, unidas entre sí por un pasaje a modo de “U”. En total 600 metros cuadrados de vivienda, que se distribuye en cuatro habitaciones con sus baños y vestidores, más una espectacular sala de estar, comedor y cocina de planta abierta. Las grandes ventanas y puertas de vidrio facilitan la transición entre el interior y el exterior, que cuenta con dos grandes terrazas y una piscina. El ambiente es como de casa de vacaciones, bajo el sol de la sabana y con unas relajantes vistas a la cordillera. El espacio más importante de socialización familiar es la cocina, donde Aneesa y su marido pasan la mayor parte del tiempo con sus cinco hijos: dos chicas y trillizos en la preadolescencia. Es una gran sala de concepto abierto que incluye un salón y un comedor, en cuya generosa mesa se reúne la familia para todo, desde comer juntos a hacer los deberes. El equipamiento de la cocina es la estrella indiscutible de esta estancia, un modelo de la firma danesa Vipp integrado por minimalistas módulos de color negro con superficies de acero inoxidable. “La encontramos a través de Pinterest. Simplemente buscamos conceptos como negro, metal, acero inoxidable o minimalista, ¡y apareció! Nos pusimos en contacto con ellos y todo fue muy sencillo ya que, al ser modular y exenta, tan solo tienen que empaquetarla y enviarla, de Dinamarca a Sudáfrica. La logística fue realmente muy fácil”, cuenta la propietaria.
Y es que si hay algo que los propietarios tenían claro es que los interiores de su personal versión de una granja contemporánea sudafricana tenían que tener un cierto sabor nórdico. Fascinada por el hygge danés, esa actitud de favorecer ambientes cómodos en el hogar destinados a momentos cálidos y reconfortantes, la decoración tiende a los espacios neutros y despejados. También a un amueblamiento mínimo, que combina piezas de diseño europeo con antigüedades adquiridas por la pareja y recuerdos de sus viajes. Una vivienda con un carácter muy singular que, sin duda, transmite esa paz tan buscada.