CON OTRO RITMO. Restaurada por Fragomeli & Partners, estamos ante la belleza hecha casa en Turín.

Con respeto por la historia y gran talento para mezclar pasado y presente, diseño contemporáneo y arte, los arquitectos Fabrizio Fragomeli y Angelica Morra devuelven esplendor y vida a una vivienda del siglo XVIII, que había estado deshabitada en pleno co

Además de la arquitectura, la música es una de las pasiones del turinés Fabrizio Fragomeli, quien estudió piano durante muchos años. Él confiesa ver cierto paralelismo entre el ejercicio de su profesión y la composición de una pieza musical, en la que los silencios son los espacios vacíos de las construcciones, y el ritmo es la repetición de elementos arquitectónicos. Y se ve a sí mismo como un director de orquesta que ha de buscar la armonía, para conseguir ambientes en los que las personas vivan en sintonía con sus pensamientos, sueños y emociones. Y este enfoque fue el que aplicó en la reforma e interiorismo de esta casa en Turín, todo un desafío. Este apartamento, situado en la tercera planta de un edificio construido en 1757, en una de las plazas turinesas emblemáticas, había permanecido deshabitado durante años hasta que fue comprado por un matrimonio formado por turinés y australiana, para convertirlo en su casa después de haber vivido años en Hong Kong. Ambos querían que sus tres hijas crecieran y se educaran en la ciudad de origen del propietario, una urbe con mucha historia y sofisticado refinamiento en expresiones culturales como la arquitectura, el arte, la gastronomía... Encontraron esta casa del siglo XVIII y quedaron flechados por sus preciosas puertas originales. Apostaron por ella y quisieron rescatar su esencia, que había sido anulada por anteriores reformas en los años 90, encargando el proyecto al estudio de Fabrizio y Angelica Morra, Fragomeli & Partners. Éstos restauraron las pinturas de las bóvedas que estaban tapadas detrás de falsos techos, recuperaron la chimenea, oculta detrás de las paredes, y devolvieron a los techos su altura original. Esto último les permitió añadir espacio extra, al construir altillos. “Gracias a la creación de las mezzaninas, hemos revisitado el concepto original del siglo XVIII que consiste en dividir los espacios funcionales de aquellos para vivir”, nos cuentan los arquitectos. Es así como en la entreplanta de la cocina se instaló el lavadero y la despensa; en el dormitorio principal, la doble altura sirvió para añadir un escritorio y el vestidor; y en los cuartos de las niñas, se pusieron las camas y zonas de estudio en los altillos. La decoración pretende resaltar la historia de la casa, elementos del pasado reciente de la familia en Asia, además de incluir comodidades y una sofisticada tecnología para la vida contemporánea. “En el diseño de interiores, el reto fue combinar dos culturas diferentes, como son la estética antigua de la casa y el estilo contemporáneo y oriental de los propietarios. Y buscar un equilibrio entre ellos”, señalan. “Para las paredes, elegimos tonos naturales inspirados en la paleta de los elementos originales de la casa: gris y azul claro, y dimos toques de color con los textiles, como el azul y el naranja de los sillones”. El conjunto de obras de arte, muebles emblemáticos del s XX, piezas de diseño contemporáneas y el mobiliario que la familia traía de Oriente, crean un mix ecléctico e inspirador.

Tranquilo y muy luminoso. Además de la zona de estudio que hay en el nivel inferior de este dormitorio de una de las hijas, un segundo espacio de trabajo se ha creado en el altillo y también allí se ha puesto la zona de descanso. Un baño con vistas. La bañera exenta Muse, de Kos by Zucchetti, se ha instalado junto a la ventana, para permitir el disfrute del paisaje urbano turinés. El elegante toallero de madera es de Gebrüder Thonet Vienna, y el suelo de gres porcelánico en color marfil es de la firma Marazzi.

La ventana indiscreta. Una superficie volada bajo el alféizar permite leer, escribir y trabajar disfrutando de vistas a un edificio del barroco. Silla Radetzky, de Michele de Lucchi para Gebrüder Thonet Vienna. Lámpara Dalù, de Vico Magistretti, editada por Artemide. A doble altura. En el dormitorio de las hijas, el estudio Fragomeli & Partners ha construido un altillo, en el que se sitúa la zona de descanso, conectada por la escalera Modulo, también diseño de los arquitectos turineses. En la zona baja, una librería con un escritorio abatible.

Arquitectura interior. En el dormitorio principal, también se ha conseguido crear un amplio espacio con dos zonas diferenciadas, gracias a la elevada altura del techo. En un nivel inferior está la zona de descanso, equipada con la cama Mayfair, de la firma Cinova. El cojín es de la Tappezzeria Druetta y los apliques son de Penta Light. En la parte superior, a la que se llega por una escalera, se ha instalado un escritorio y un vestidor, aislados por cristal para dejar pasar la luz. La fotografía en la pared del cabecero es de la artista Barbara Corsico.