Inspirada por el racionalismo internacional, esta cosmopolita casa madrileña, decorada por Rafael Sitges, arroja un deslumbrante mix de arte contemporáneo y piezas de autor.
“COLORES POTENTES EN TECHOS Y PUERTAS NEUTRALIZAN Y ORDENAN TODOS LOS ELEMENTOS”
“SUPERFICIES DE PAN DE ORO, ACABADOS TROMPEL’OEIL... LA CASA SE HA TRATADO COMO SI FUERA OTRA OBRA DE ARTE MÁS”
“MOLDURAS LACADAS EN NEGRO, DE AIRE ORIENTAL Y ART DÉCO, DELIMITAN LAS PAREDES Y REFUERZAN LA ARQUITECTURA”
La casa podría perfectamente estar situada en cualquier país de Europa o Estados Unidos”. Con estas palabras responde el interiorista Rafael Sitges cuando se le pregunta acerca de su intervención en este piso, situado en el centro de Madrid. Está en un edificio de los años 60, cuya arquitectura se da un aire a los que proyectaba por aquel entonces Luis Gutiérrez Soto, “con los típicos balcones y la característica fachada en piedra”, dice. Apenas acaba de finalizar su reforma integral “para darle un cambio radical de distribución que no ha dejado títere con cabeza”, añade. El decorador madrileño prosigue para definirla así: “es una revisión de un racionalismo internacional que está inspirado en los años 30, 40 y 50, y que se ha actualizado a día de hoy”. Sus propietarios, que la habitan junto a sus dos hijos, son coleccionistas de arte contemporáneo y de piezas clásicas de mobiliario e iluminación. Él es un apasionado del arte y el diseño, y ella, además de mantener una estrecha conexión profesional con los mundos de la moda y la perfumería, es socia de la firma de diseño inglesa Established & Sons. El principal reto al que había que enfrentarse, después de echar abajo todo lo pre-existente, era fusionar arte y vida cotidiana y, en este sentido, explica: “Al tener que adaptar la colección de arte contemporáneo y piezas clásicas, compuesta por obras muy impactantes, tanto cromáticamente como por formato, se han utilizado colores muy fuertes en techos y puertas, consiguiendo así neutralizar y ordenar todos los elementos”. Estructurar, crear ejes y perspectivas, jugar con el volumen y la luz, han sido algunas de las herramientas decorativas que ha esgrimido Rafael Sitges en este proyecto con el fin de que “desde cualquier lugar que estés sentado veas algo bonito”. Un lujo que han conseguido trucos como “crear una estructura de casa muy potente en la que techos, columnas o mármoles, mezclados con otros recursos más livianos, logren poner en armonía todas las piezas”, añade. Sin duda, a ello contribuyen las molduras que enmarcan techos y paredes, lacadas en negro y colocadas en inglete, para presentarlas a modo de caja “como si la casa se tratara de otra obra de arte más. Consiste en un recurso muy oriental y un poco art déco que refuerza la arquitectura y contiene la colección”, dice. Por último, “la iluminación ha sido crucial porque se ha ganado en luminosidad y había que conjugar la claridad propia de una galería de arte con la luz adecuada para una vivienda de una familia que la vive y la disfruta”, concluye. El resultado, un mix de éxito entre escogidas creaciones artísticas y de diseño internacionales, con mobiliario y objetos de autor, los unos en perfecta consonancia con los otros.