CARMEN GARCÍA HUERTA
LA CARTUJA DE SEVILLA
Se ha inspirado en un entorno decadente para conseguir una exclusiva colección de autor que hipnotiza.
Mi obra es una búsqueda constante», suele afirmar esta reconocida ilustradora (convencida artista). En esta ocasión esa búsqueda le ha llevado a Georgica (en los Hamptons), donde vivían la modelo, flapper y aspirante a actriz Edith Bouvier Beale y su madre, prima y tía, respectivamente, de Jackie Kennedy (Bouvier de soltera).
No es ninguna novedad que Carmen García Huerta recurra al universo del glamour, como constatan sus aclamadas ilustraciones, que le han permitido aparecer en revistas de moda de medio mundo, trabajar con no pocas firmas de lujo y conseguir, de paso, el reconocimiento como uno de los 100 mejores ilustradores del planeta, según la editorial Taschen. Sin embargo, a la hora de reinterpretar los códigos de la mítica firma de porcelana La Cartuja de Sevilla, ha decidido fijarse, en esta ocasión, «en la decadencia de las estrellas de Hollywood» y detenerse en Grey Gardens, nombre de la ruinosa y destartalada mansión de Little Edie (Edith Bouvier Beale) y Big Edie (su madre) y título de un estremecedor documental sobre la vida de ambas. De ese entorno rescata «los invernaderos abandonados, los jardines abigarrados y descuidados...». Hasta la memorabilia le sirve para conseguir su propósito (ahí está, por ejemplo, ese plato de cerámica con un paipay donde un ojo es protagonista absoluto, inspirado, claro, en otro real).
A VUELTAS CON LA NATURALEZA
«Mi trabajo se basa en motivos de la naturaleza –recuerda la ilustradora–, elementos que encajan a la perfección con La Cartuja». Seguramente por eso, cuando le encargaron una de las colecciones de autor de la casa, la propuesta le pareció más que estimulante. «He podido trabajar con absoluta libertad creativa», dice, al tiempo que confiesa algún pequeño atasco cuando tuvo que concretar el proyecto: «Querían algo muy narrativo, que cada pieza contara una historia. Además, utilizo papel en mis ilustraciones y mucho degradado, y, en el momento de trabajar con porcelana, los códigos cambian y debes restringir tu paleta de colores». Eso sí, el estimulante reto le ha servido para plantearse repetir cuanto antes, aunque lo más probable es que la próxima vez lo haga con una colección propia.