M.ª ANTONIA ARIZA CONTRERAS
DESIGN BY MAC
Pinta especies animales y vegetales en cristal. Su trabajo ha crecido gracias al poder de Instagram y ya ha logrado cruzar el Atlántico.
Los márgenes de mis libros de texto del cole eran auténticas obras de arte», recuerda con orgullo esta publicista y organizadora de eventos, que hace tres años decidió dejar su profesión para volcarse –después de criar a sus dos hijos– en aquello que siempre había perseguido. «Todos en casa tenemos pasión por el arte y un sentido de la estética maravilloso», asegura. Contaba, pues, con una buena maestra, su madre, Mariana Contreras; un buen cómplice de charlas artísticas, su hermando, Rafael, y excelentes apoyos: su padre, que le regaló el horno que hoy utiliza, y, claro, su marido.
Al principio hubo algún que otro experimento fallido, «patinazos –dice ella con humildad y excelente sentido del humor– en forma de vasos craquelados, copas deformadas por las altas temperaturas, leones con cara de perro, venados de tres patas… El museo de los horrores». Pero el éxito le llegó pronto, gracias, entre otras cosas, a Instragram (@designbymac). Hoy esta granadina, residente en Sevilla y con un pie en Ronda, puede decir que ha conseguido vender su trabajo en Miami, Gstaad, París, Montecarlo… «Incluso dos de mi creaciones más originales han cruzado el charco: una colección de Iguanas y otra de armadillos». Además, en su cartera de clientes cuenta con «casas reales, decoradores, coleccionistas de arte, diseñadoras de moda...». Ahí lo deja.
UNA MANOS MUY DELICADAS
Utiliza pigmentos de cristal pulverizado de distintos colores para concebir piezas únicas. «Suelo tardar una semana en pintar una serie, y tengo que rechazar muchos encargos porque sé que no voy a llegar a tiempo». Toma como base cristalerías que pacta con los propios clientes; para ello dispone del asesoramiento de «dos expertas en el arte de la mesa», como ella las define: Beatriz Satrústegui y Mara Andrada-vanderwilde, de @societe_de_la_table. Ya piensa, cómo no, en montar su web de venta online («en la que ofrecer las cristalerías que pintaría para mí»). «Entre las copas que se me han roto sin querer, las que me ha destrozado el horno queriendo por lo mucho que le hago currar y las que no han sobrevivido a los golpetazos de los transportistas, podría montar una tienda», concluye a carcajadas.