Javier Aznar «ME LO PASO MUY BIEN VIVIENDO»

Tras años oculto bajo un pseudónimo en sus columnas, ‘El guardián entre el centeno’ lanza su primer libro, nos abre su alma y da la cara.

Observador, tímido, viajero y apasionado. Así se define El guardián entre el centeno o, según lo que pone en su carnet de identidad, Javier Aznar (Santander, 1985). Con un largo recorrido como blogger y columnista de ELLE, este periodista, que tomó su alias de la novela de J.D. Salinger, cree que la escritura «siempre es un acto de seducción que va más allá de lo físico. Es, sobre todo, intelectual». Ahora, reflexiones como esta, con las que nos ha conquistado desde las páginas de la revista, pueblan

¿Dónde vamos a bailar esta noche? (Círculo de Tiza), el libro con el que comienza una nueva etapa.

¿Por qué ocultabas tu imagen?

Mi objetivo era que a los lectores les importara lo que relataba y no quién lo hacía; que centrasen su atención solamente en las historias. Me daba cierta satisfacción ver que se generaban dudas acerca de cómo era, sobre mi edad e incluso sobre si era mujer u hombre. Eso quiere decir que llegaba a mucha gente pero, sobre todo, que conectaban, porque trasladaban a su universo particular lo que estaban leyendo. Ahora, he decidido mostrarme. Ha llegado el momento de ser responsable de aquello que escribo, es un paso necesario en el proceso de madurar y de crecer.

¿Tu inspiración nace de la ficción?

Mis historias son reales. Hay un 90 por ciento de verdad y el resto son licencias que me tomo. Todos pensamos que nuestra vida es mediocre y aburrida, pero lo que te ocurre como ser humano único influye en los demás. Yo soy un ejemplo de ello. Me he nutrido de viajes con amigos, de chicas que he conocido, de personas que han entrado y salido de mi vida... A pesar de las limitaciones temporales, han tenido el poder de poner patas arriba todo mi mundo. Dices que hay que dejarse matar por lo que te gusta. ¿Por qué morirías tú? En realidad, por nada, me lo paso muy bien viviendo. Es una metáfora que expresa que dejamos de lado muchas cosas para conseguir aquello que nos apasiona. Y nos convertimos en una especie de autómatas que no paran hasta que no lo logran. No sucede con todo, claro; ¡ojalá tuviera ese empeño cuando voy al gimnasio! Pero llego hasta donde haga falta sólo para ver al Real Madrid.

REALITY SHOW «HABLO DE VIAJES CON AMIGOS, DE CHICAS, DE PERSONAS QUE HAN PASADO POR MI VIDA...»

¿Dónde vas a bailar esta noche?

¡A mí es algo que me da vergüenza! Pero el título, además de hablar sobre lo efímero y de conectar con la primera anécdota del libro, que sucede en un museo, supone también un reto personal. Algo que admiro de los otros es que se muevan con ritmo, elegancia, atrevimiento... Y yo quiero alcanzar eso mismo, aunque a la hora de escribir. Crear tiene mucho de danza, y ojalá un día pueda hacerlo con la armonía de un bailarín.