ELLE

LA MADRINA Sofia Copola

Es la gran voz femenina del cine y una de las mujeres con más estilo del ‘star-system’. En su último film, ha metido en un internado a las actrices más prometedor­as para educarlas bajo sus alas. La directora y guionista habla de su profesión, sus hijas, s

- POR VIRGINIE DOLATA. FOTOS: ANDREW DURHAM

Feminista es una palabra que está muy politizada. Sí que pienso que todos deberían tener los mismos derechos, así que confío en que mis películas aporten algo al diálogo. Son necesarios más puntos de vista femeninos en los mundos del arte y del cine

Son las dos de la tarde y diluvia en Nueva York. Hemos quedado en un restaurant­e griego de Greenwich Village, pero cuando llego, el camarero dice que no hay ninguna reserva a nombre de Sofia Coppola. Tampoco reconoce el apellido. ¿De Las vírgenes suicidas, María Antonieta y The Bling Ring? Aún menos. ¡Cómo puede no conocerla! La primera mujer que ganó un Oscar al Mejor Guión Original, por Lost in Translatio­n... ¿Tal vez si menciono a su padre, Francis Ford Coppola...? ¿El Padrino...? Sigue en blanco, aunque me dice que no me preocupe, porque conoce a los clientes «por lo que comen». Antes de que entre en pánico, Sofia aparece sola, sin agente ni representa­nte de prensa. Sonríe y pide perdón por llegar tarde. Lleva una camiseta de tirantes de Marc Jacobs sobre una camisa, vaqueros negros, botas de agua y un reloj de Cartier, a pesar del cual, no ha visto la hora. ¿La razón? Estaba en la sala de montaje, trabajando en su última película, La seducción, que se estrenará en España el 18 de agosto y que le ha valido ser la segunda mujer en la historia (y la primera en más de 50 años) en ganar el premio al Mejor Director del Festival de Cannes. Tras estrenar en 2016 La Traviata en la Ópera de Roma, vuelve al cine adaptando una novela ambientada en la Guerra Civil estadounid­ense, en la que un soldado herido recibe las curas de las alumnas de un internado. Eso sí, al final «da un giro bastante oscuro», advierte la realizador­a mientras pide una sopa.

Ya hay un film de 1971, de Don Siegel, basado en este relato. ¿Cómo y por qué decidiste sumergirte en ello?

Fue mi diseñadora de producción, Ann Ross, quien me llamó para decirme: «Tienes que ver El seductor, deberías hacer una nueva versión». Nunca pensé que haría un remake, pero leí el libro y pensé que centrarme en los personajes de las chicas, en lugar del masculino, podía resultar interesant­e. La historia gira alrededor de la lucha de poder de hombres y mujeres, un tema universal.

Y de actualidad...

¡Sí! No lo estaba tanto al empezar a rodar; después llegaron las elecciones estadounid­enses, con la victoria de Donald Trump, y ahora es una cuestión muy candente.

¿Te defines como una feminista?

Esa palabra se está usando mucho últimament­e, y está demasiado politizada. Claro que creo en que todo el mundo tenga los mismos derechos y espero estar aportando algo a la conversaci­ón, porque tengo un reparto con varias actrices poderosas. Debería haber más puntos de vista femeninos en los mundos del arte y del cine.

¿Qué mujeres te inspiran?

Jane Campion fue importante para mí cuando era joven. Me pasaba el día rodeada de directores que se hacían los machitos, y me impresionó comprobar que había alguien capaz de crear unos relatos potentes con una visión propia de nuestro género.

¿Cómo se eligió a Colin Farrell para el papel del hombre? ¿Fue idea tuya?

No, a todas ellas las tenía claras desde que escribí el guión: me imaginaba a Nicole (Kidman), a Kirsten (Dunst), a Elle (Fanning)... pero luego me fié de mi equipo de casting habitual, y ellos me ayudaron a encontrar a Colin. Yo sola nunca le habría escogido, no estaba segura de quién debía hacerlo. Cuando le conocí, pensé: «Es perfecto, y muy carismátic­o». Tiene ese magnetismo casi animal que el personaje necesita, y es absolutame­nte masculino, lo que permite un contraste interesant­e con todas mujeres que tiene al lado. Como Elle Fanning, a la que conoces desde que era una niña. Colaborast­eis ya en Somewhere en 2010.

Entonces tenía 11 años, aunque sigue siendo la misma, es tan divertida y vital... Me siento un poco orgullosa de ella. La seducción es la primera película que ha hecho sin una carabina al lado todo el rato. He trabajado con muchas chicas jóvenes en este proyecto y me veo protectora con todas... como una madre. No sé si siempre he sido así; supongo que lo soy más desde que tuve a mis dos hijas.

También has hecho el anuncio del reloj Panthère de Cartier. ¿Es muy diferente de rodar un film? Se trata de una labor abstracta. No tienes todas las obligacion­es que implica seguir un argumento, una historia... En el cine hay partes que son pura matemática, como el plano-contraplan­o de los diálogos. La publicidad te proporcion­a una mayor libertad porque lo único que tienes que lograr es evocar una sensación y, si es posible, que el resultado final sea bello.

¿Cómo te planteaste la parte creativa?

La música fue algo esencial. Empecé por ella, porque tenía en mente algo tipo Giorgio Moroder, y las imágenes vinieron después. Pensé en las mujeres sofisticad­as de los años 80, cuando se lanzó este modelo de la firma francesa, como Lauren Hutton en American Gigolo, e imaginé un día en la vida de un Panthère. Cartier es una marca alegre, y eso era algo que también quería reflejar.

Es importante para ti transmitir algo a tus hijas? Ya sea material, como un reloj, o espiritual. Claro, siempre quieres que hereden tus valores. Y, si compro algo valioso, sé que también podré dejárselo. Además, al tener dos, debo ser equitativa.

¿Tú recibiste algo de valor de tus padres?

Sí, un reloj por mi graduación del instituto. Aún lo tengo, pero ya no lo uso mucho. Y antes me hacía un regalo a mí misma cada vez que acababa una película. Tras María Antonieta me di el capricho de un Cartier, de hecho. Tus raíces se encuentran en Italia y vives entre Nueva York y París. ¿Dominas los tres idiomas?

Entiendo el francés, aunque no lo hablo. Y nunca aprendí italiano, porque en casa sólo se usaba el inglés. Mis hijas sí que son bilingües, dado que la familia de mi marido (el cantante Thomas Mars) vive en Francia. He copiado varias cosas de los parisinos, como reservarme un tiempo para las comidas, y me siento como en casa allí.

¿Sabes cocinar?

«Me gusta mucho la moda, pero no invierto tiempo en vestirme. Las actrices Aurore Clément y Carole Bouquet, amigas de mis padres, son mis dos iconos de estilo. Resumen mi idea de la mujer sofisticad­a»

No soy muy diestra en los fogones, no se me da bien. Ahora, con las niñas, al menos lo intento. Siempre me ha dado miedo la comida italiana, porque se supone que debería controlarl­a más... eso sí, ¡me encanta comerla! Mi padre sí que es un gran chef, le sale muy fácil. Te han nombrado varias veces la persona mejor vestida del mundo. ¿Qué piensas tú de eso?

Siempre me sorprende. Me encanta la moda, pero no pierdo demasiado tiempo vistiéndom­e. Sólo cuando tengo que ir a un evento o a una premiere hago un esfuerzo.

¿Quién es tu referente de estilo?

La actriz francesa Aurore Clément. Era como una tía para mí, porque su marido era el diseñador de producción de mi padre, y siempre pensé que era muy chic. Ella y Carole Bouquet, que también era amiga de mi familia, resumen la idea que yo tengo de la europea sofisticad­a.

¿A qué le tienes echado el ojo esta temporada?

Llevo encerrada en una sala de montaje tanto tiempo que no tengo ni idea. No obstante, siempre me ha gustado tener una especie de uniforme. Cuando trabajo, me pongo camisas de Charvet y vaqueros negros casi todos los días. Así no tengo que pensar. La última vez que fui a París estuve en Didier Ludot y me compré una chaqueta de Chanel de los años 90 en rosa chillón. Aún me la están ajustando, y tengo muchísimas ganas de ponérmela.

Al acabar, Sofia sale y el camarero me confiesa: «Sí que la conozco, es la mujer de la sopa. ¡Nunca pide otra cosa!». ■

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain