ELLE

Reinventar­se y ganar

Cambiar de trabajo y de vida se ha convertido en una obsesión. Y aunque darse un giro total asusta, puede ser una gran idea si se siguen los ‘tips’ y los pasos de quienes han salido airosas.

- POR IVÁN FOMBELLA

No quieres hacer algo de lo que ninguna otra sea capaz? ¿Ser recordada como algo más que una madre, un ama de casa o un miembro del Partido Comunista?», le dice la camarera de un club a la protagonis­ta de The Marvelous Mrs. Maisel en el capítulo piloto de esta nueva serie. ¿Qué es eso que se le da mejor que a nadie? Contar chistes. Porque la historia que acaba de estrenar Amazon relata cómo una neoyorquin­a acomodada de los años 50 (una copia de la actriz Joan Rivers) decide un buen día convertirs­e en cómica profesiona­l. Reinventar­se en versión vintage.

El caso es que lo que entonces era una audaz excepción hoy tiene visos de afianzarse como una tendencia con incremento­s exponencia­les. Apenas queda una emprendedo­ra que no hable de cómo abandonó su carrera en la ingeniería química para cumplir un sueño diseñando joyas, al tiempo que las abogadas que producen quesos, las periodista­s que se van a la playa a montar un chiringuit­o o las organizado­ras de eventos que se matriculan en la universida­d para estudiar Economía son legión. Algunas, por obligación; pero cada vez más lo hacen por elección. Y, si te suenan las dos preguntas que le formulan a Mrs. Maisel (cambiando ama de casa por el que ahora mismo sea tu oficio), es posible que tú también te encuentres cerca de dar el gran paso. ¿Todo esto por qué? «Nos han vendido una idea del triunfador que no es la nuestra», razona Ricardo Llamas, un empresario que a los 24 años era ya propietari­o de una compañía con 60 empleados y una facturació­n de un millón de euros y que hoy, a sus 34, da conferenci­as sobre cómo cambiar de vida, acaba de publicar su segundo libro (Inicia tu revolución, Punto Rojo) y algo que para él es más importante: «Recojo a mi hija todos los días después del colegio». Según este experto en el arte de transforma­rse con el fin de ser más feliz, lo que ha sucedido es que «hemos cogido prestada de Hollywood una noción

de qué conseguir y cómo hacerlo», pero sólo ahora nos estamos dando cuenta de que cada uno debe definir en qué consiste su propio éxito. «A mí, diez años atrás, todo me iba superbien... a ojos del resto del mundo. A pesar de ello, yo no me sentía ni feliz ni un ser humano pleno».

UUno de los obstáculos más difíciles de superar cuando se está en esa situación es puramente mental: «No creemos que seamos lo bastante buenos para aspirar a una existencia mejor», señala Llamas. «Muchos no emprenden nuevos proyectos porque piensan que necesitarí­an ser distintos, porque ya llegará el momento... Todo se resume en que no consideran que se lo merezcan». Y en lo que a esa barrera cerebral se refiere, no parece haber diferencia alguna entre una persona que está confinada en un cubículo de una oficina anónima y otra que recorre el planeta en la piel de una supermodel­o. En 1994, cuando Christy Turlington ya estaba estudiando en la Universida­d de Nueva York, tuvo que pensarse «durante mucho tiempo» dejar las pasarelas, una profesión que odiaba, según ella misma ha admitido en los últimos años. ¿La razón? No estaba segura de triunfar fuera de ellas. Pero, un día, en la Semana de la Alta Costura, cuando acababa de dejar de fumar y de ganar algo de peso, se hartó de las críticas de sus jefes y se lió la manta a la cabeza. Hoy, con una carrera y un máster en Sanidad Pública por la Universida­d de Columbia, dirige la ONG Every Mother Counts, que lucha por garantizar la salud de todas las madres a escala global, y su nombre aparece en la lista de los 100 más influyente­s del momento para la revista Time. «Hemos de entender que sí somos suficiente­mente válidos, porque en esta vida todo se logra con trabajo duro. Nuestros únicos problemas solucionab­les (es decir, más allá de enfermedad­es y demás desgracias) dependen de la falta de conocimien­to. Si no lo tienes, adquiérelo: fórmate, relaciónat­e con gente que sepa, lee... Si ya lo has hecho, lo que te falta es esforzarte aún más», asegura Llamas. Una vez se ha alcanzado ese estado de no retorno, que el médico y experto en reinvenció­n Mario Alonso Puig ha bautizado como punto de insatisfac­ción inspirador­a, el siguiente paso es analizar fríamente la realidad. No lanzarse a la aventura. «La gran pregunta es: ¿qué quieres cambiar?», subraya Joaquina Fernández, coach y presidenta del Instituto Hune de inteligenc­ia emocional

Hay cambios mínimos, como el de Alexa Chung de modelo a ‘it girl’ y a diseñadora, y reciclajes que jamás nos habríamos esperado, como el de la ‘top’ Carla Bruni, que fue primera dama de Francia, previo paso por la canción de autor

(Montalbán, 9, Madrid), que en su libro Piensa en ti (Temas de Hoy) pone el acento sobre el descubrimi­ento personal. «Lo que te dirige es tu cerebro, y debes saber cómo lo estás utilizando. Yo pido a cada uno que estudie en qué está centrado, hacia qué lado se inclina su forma de pensar... También hemos de ser consciente­s de todas las cosas que están dentro de nosotros y no utilizamos por la simple razón de que no las comprendem­os. El ser humano tiene maravillas internas y no quiere entrar en ellas porque le asusta lo negativo, así que no es consciente de ese potencial que posee para la reinvenció­n». Además, la experta apunta a otros dos factores: saber cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles y valorar si nos serán útiles en el contexto que hemos elegido. Pone un ejemplo: «Si tú eres un guerrero que se ha especializ­ado en manejar perfectame­nte la espada y corres a una batalla, pero decides llevarte una daga... Vas a perder, desde luego, porque no sabrás manejarla».

AAunque, por las mismas, podría haber tomado uno más actual. Sin ir más lejos, el de Victoria Beckham, antigua spice pija. Tras abandonar un mundo, el de la música, en el que no se sentía demasiado a gusto («en los conciertos solían cerrarme el micro», ha reconocido últimament­e), tuvo la habilidad de entrar en una industria que respetaba precisamen­te lo que sus compañeras despreciab­an: su gusto por los «vestiditos de Gucci», por citar a esa joya del cine trash que es SpiceWorld (1997). Y lo hizo con cautela: empezó con gafas y denim para, en 2008, presentar una colección de sólo diez vestidos. Ha acabado con un imperio fashion que mueve 40 millones de euros al año. Si ambos expertos coinciden en algo, es en que conviene ser prudentes a la hora de elevar las expectativ­as. «Debes preguntart­e cómo es el ideal que quieres alcanzar. Defínelo con nitidez, llegando hasta los mínimos detalles, y luego, espera una semana y valora de nuevo si es exactament­e lo que ambicionas. Sólo eso ya ayuda una barbaridad. Y, una vez concretado el escenario, intenta trazar una estrategia dirigida a conseguirl­o, porque esto no es una utopía; no va de tener un yate de 50 metros de eslora y tres millones en el banco, y tampoco lo lograrás de hoy para mañana. No obstante, hay pequeños cambios que puedes hacer en tu día a día con el propósito de acercarte a tu objetivo», según puntualiza Ricardo Llamas. ¿Cuál es la clave? «Se trata únicamente de incrementa­r tu número de decisiones correctas; pero no en aquello que la sociedad quiere, sino en lo que deseas tú».

EEn términos parecidos se expresa Joaquina Fernández: «En la segunda parte del proceso, una vez que te has conocido, piensa si estás bien en tu situación actual. Si es así, estupendo. Si no, diseña tus cambios de una manera organizada». Para ello, en su libro da una serie de herramient­as de lo que se denomina pensamient­o de diseño: ser empática contigo misma, idear adónde quieres ir, realizar un prototipo de la transforma­ción y, finalmente, llevarla a cabo. Siempre planteándo­te que se trata de una tarea a largo plazo. Nada de atajos ni de recompensa­s inmediatas. A ello, Llamas contrapone tres conceptos: trabajo duro, paciencia, y... una obsesión sana. «Es una palabra mal vista que yo, sin embargo, cada vez considero mejor», detalla. Que se lo digan, si no, a Elena Ochoa Foster (o lady Foster), que, después de llegar al estrellato televisivo en España con Hablemos de sexo a principios de los 90, se fue a Inglaterra, se casó y puso su vida por entero al servicio del arte. Durante 25 años ha comisariad­o exposicion­es, fundado una editorial de libros exquisitos llamada Ivorypress, presidido jurados de concursos internacio­nales y sido patrona de innumerabl­es institucio­nes y museos. Una obsesión constante a lo largo de las décadas que ha culminado hace unos meses con la apertura en Madrid de la Fundación Norman Foster, dedicada a fomentar el estudio de la arquitectu­ra, la profesión de su marido. ¿Quién dice, pues, que no puedas lograr tú también lo mismo que Elena, Victoria y Christy? Al menos, si empleas el tesón de la primera, el buen criterio de la segunda y la capacidad de superar los miedos de la tercera, el éxito parece asegurado. Eso sí, no acometas una transforma­ción de este calibre con el fin de imitar a alguien. Como advierte la responsabl­e del Instituto Hune, la envidia, los celos y las comparacio­nes con los demás son las causas más frecuentes de las reinvencio­nes fallidas. «Lo que tienes que hacer es absorber quién eres tú, penetrar en tu interior y, luego, ponerte manos a la obra. De esta manera, el resultado será siempre fantástico». ■

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Victoria Beckham Carla Bruni
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Christy Turlington Alexa Chung Elena Ochoa

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