LOVE STORY
Guillaume Henry lleva ya cinco temporadas enamorándonos como director creativo de Nina Ricci. Mucho ROMANTICISMO y encaje son sus claves principales.
Visitamos a Guillaume Henry, al frente del sello Nina Ricci.
Actualmente, estoy persiguiendo a la mujer Nina Ricci. Ella ha protagonizado muchas aventuras y, aunque desconozco dónde estará dentro de seis meses, sí sé en qué lugar se encuentra ahora. Espero que el libro que escriba sea de amor». Así habla Guillaume Henry (Chaumont, Francia, 1978) de su romance con la firma de la que es director creativo desde principios de 2015. Un afecto verdadero, el de monsieur Henry, formado en la Escuela de Bellas Artes de Troyes (en el norte del país) y que cuenta en su bagaje con logros como el de haber hecho remontar a Carven en 2014. Allí estuvo hasta que la delicadeza de esta dama llamó a su puerta. «Tiene su propia personalidad y, cuando me contactaron, para mí fue como una boda. Estaba muy feliz de decir: ‘Sí, quiero’».
¿Qué más cualidades destacan en ella?
Viaja y camina constantemente; está en continuo movimiento. Incluso en las fotos que hacemos, nunca está posando, siempre tiene una especie de acting. Es como un pájaro que nunca pasa demasiado rato inactivo.
¿Es romántica?
Sí, pero eso no significa que sea estúpida. Una enamorada puede ser fuerte o atrevida, cosas muy diferentes; no hay necesidad alguna de que sea ñoña.
¿Siempre tiene un toque francés?
Todo el mundo me dice que es así, y creo que el motivo está en que no puedo luchar contra mi propio ADN. Quizás viene por la cultura que tengo, la educación que he recibido, las cosas que he tenido cerca desde niño, las películas con las que he crecido... Adoraba el momento
«SIEMPRE PARTO DE LOS COLORES Y LOS TEJIDOS, Y DESPUÉS AÑADO EL DISEÑO. ESTA TEMPORADA, SON LOS PASTELES»
en que mis padres salían a cenar y mi madre se arreglaba para estar elegante. Ella siempre iba de negro o de azul marino y, por eso, para mí, la elegancia es un vestido de uno de esos colores. No es posible ir en contra de lo que has visto desde la cuna. ¿Fue ese el instante en que te diste cuenta de que querías ser diseñador? Una vez, cuando era muy pequeño, le dije a mis padres que tenía intención de hacerme arqueólogo, pintor o arquitecto, y como me encantan las historias, también soñaba con ser director de cine o escritor. Nada relacionado con la moda, porque aún no sabía lo que significaba para mí. Por aquel entonces, la ropa era lo que usaba para cubrirme si hacía frío. En invierno me ponía un jersey, y en verano, unos shorts. Era muy simple. Sin embargo, a los nueve años vi un programa de televisión sobre Yves Saint Laurent que me emocionó. Ese día, pensé: quiero hacer algo así. Y la verdad es que no se aleja demasiado de desear ser artista o
«PREFIERO PENSAR EN NINA RICCI COMO UN TRABAJO QUE EXPRESA EMOCIONES. ¿CUÁLES? LIBERTAD, SENSUALIDAD O MOVIMIENTO»
construir edificios. Lo es todo al mismo tiempo.
¿Y cómo eres tú?
Soy francés en mi sangre y en mi alma. También soy como una esponja: me gusta conocer gente nueva y culturas diferentes, escuchar música, ver películas, leer libros y coleccionar imágenes. Intento digerir lo que recibo, concibiendo mi propio relato (mi storyboard), convirtiéndolo todo en algo personal, en ropa, y creando el ideal que quiero en cada instante. Cuando lo pongo todo junto en el mismo momento, cuento una historia... es la historia de la temporada.
¿Cuál nos narrarás en esta ocasión?
La de una mujer que vive entre el Oeste y el espectáculo circense. Nuestra industria puede resultar divertida, y está conectada con la actualidad. Si ocurren cosas duras a nuestro alrededor (y no me refiero sólo a la política), necesitamos otras entretenidas, como un circo. Hay que disfrutar. Y aunque siempre he considerado aterrador ese mundo, su estética es interesante. Lo he reinventado, porque no quiero que las personas vistan como payasos, ni tampoco que parezcan cowboys. Pero jugar con ello puede ser cautivador.
¿Cómo se consigue?
Siempre parto de los colores y tejidos al mismo tiempo, y luego sumo el diseño. Otro puede crear primero la melodía para más tarde poner los instrumentos y la letra, mientras que yo prefiero ir al revés. En esta colección, los tonos candy son la clave. Nunca antes los había utilizado porque me parecía peligroso en Nina Ricci. No quería mezclar azúcar con azúcar (risas)... ¡Demasiado dulce! Por eso he empleado unos pasteles osados, mezclándolos con el rodeo y su mood. Y como los materiales son sensuales y fuertes, el mix es perfecto.
¿Y qué papel juega el encaje en todo el conjunto?
Uno muy importante, porque cuando pensamos en Nina Ricci, este tejido nos viene irremediablemente a la cabeza. Lo hacemos elástico, como si fuera una camiseta, y no sólo es apto para la noche; me encanta pensar en que se vista de día, porque adoro los contrastes. La vida está llena de ellos. Un lunes estás feliz, el martes quieres esconderte del mundo y, al día siguiente, divertirte. Me gusta la idea de llevar un vestido de noche con zapatillas deportivas.
¿Cuando eras niño, recuerdas tener presente la firma Nina Ricci?
No tengo nada claro en la memoria, aunque siempre ha estado ahí. Me fascinaban el nombre y las campañas de sus perfumes. Amo las cosas que perduran, y más, si cabe, en la moda.
¿Qué puedo comprar de esta firma que pueda durarme toda la vida?
Un abrigo. Y si me preguntaras por un color, te diría... ¡negro o azul marino! ■