BIANCA BRANDOLINI
Optimista y espontánea, la aristócrata e ‘it girl’ llama a un nuevo ‘youthquake’ con el feminismo por bandera.
Aristócrata francesa de origen italiano y brasileño, la modelo y actriz reivindica el TERREMOTO que su generación está produciendo, en el mundo de la moda... y más allá. Y sin fronteras que valgan.
Bianca Brandolini d’Adda (París, 1987) es espontánea, natural, positiva y resuelta, además de una (bellísima) mujer con mucho carácter y, por encima de todo, sin cara B. «Siempre digo lo que pienso, en cada momento. ¡Lo que ves es lo que hay! Valoro un montón el sentido del humor en las personas y en la vida, de ahí que procure rodearme continuamente de risas y energía. Por resumirlo: trato de observar el lado positivo del mundo». En la personalidad de BB (o sólo B), como la llaman sus amigos, la genética manda. Sus padres, los condes de Valmareno, Tiberto Ruy y Georgina (él, de origen italiano; ella, brasileña), son los culpables del genuino cóctel que es su ADN. «Donde más cómoda me encuentro es en una playa en la que haya buen rollo, lo que demuestra mi faceta brasileña. Mi fuerte personalidad me viene del lado italiano, y el toque francés queda patente en mi pasión por la moda». Precisamente, en ese affaire con el fashion business ha encontrado un partenaire
perfecto de cara a la temporada otoñoinvierno 2018-2019: la maison Dior. Para los próximos meses, la directora creativa de la etiqueta, Maria Grazia Chiuri, recupera el término youthquake,
acuñado en la década de los años 60 por Diana Vreeland y que se refiere a la filosofía de cambio en la actitud y en la personalidad de las mujeres de la época. Una transformación que se vio reflejada en la manera de vestir; tanto que, el 12 de septiembre de 1966, un grupo autodenominado Sociedad Británica para la Protección de la Minifalda se manifestó frente a la boutique
de Dior con pancartas que gritaban: «Mini Skirts Forever».
La enseña, entonces con Marc Bohan al frente, se unió a esta revolución en apoyo a la feminidad con el lanzamiento de la colección Miss Dior. Más de cinco décadas después, en pleno siglo XXI, Chiuri es una de las grandes abanderadas de la causa por la igualdad entre géneros, y esta temporada exhibe su compromiso con una línea en la que la libertad se traslada tanto a los materiales como a las siluetas, instalándose en prendas patchwork, tejidos semitransparentes y prendas con mensajes tan directos y contundentes como «C’est non, non, non et non». Una filosofía de vida (y de moda) que comparte con ella Bianca Brandolini: «El término youthquake se puede aplicar perfectamente para definir a la generación de hoy en día. ¡Soy defensora del poder de las mujeres hasta el final!». La feminidad es, junto con la comodidad, el factor que lleva la voz cantante en su estilo diario, donde los vestidos vaporosos, los jeans, las sneakers y las sandalias planas predominan. Todo, curiosamente, desde una perspectiva de aires masculinos. Su icono favorito es su abuela italiana, la condesa Cristiana Brandolini d’Adda, de 91 años: «Ella es, sin duda, mi mayor fuente de inspiración. ¡Admiro cada cosa que hace y todo lo que ha conseguido a lo largo de su existencia! Es mi principal referente».
Como buena transalpina, la socialite considera que la famiglia es una institución clave: «Somos muy italianos en ese sentido. Al final, ellos lo son todo en mi vida, mi prioridad absoluta. Siempre estamos ahí los unos para los otros, animándonos y apoyándonos incondicionalmente. Sueño con formar la mía propia algún día junto a una pareja que posea un gran sentido del humor, que sea amable y, sobre todo, que admire a las mujeres. Digamos que esas son las tres cualidades que más busco en un hombre». Con su tío abuelo Gianni Agnelli, dueño de Fiat hasta su fallecimiento en 2003, compartía la pasión por los coches: «Ahora conduzco un 500 personalizado por Lapo –Elkann–». Pero, en realidad, el medio de locomoción donde más a menudo la veremos es el avión, recorriendo el mundo. Su punto
“Somos bastante italianos por la manera en que concebimos la familia. Siempre nos apoyamos y animamos; ellos lo son todo para mí. Sueño con poder formar la mía propia algún día junto a alguien amable y con un gran sentido del humor
de partida es la ciudad de Ginebra, donde en la actualidad tiene fijada su residencia, pero eso sí, su corazón pertenece a la Ciudad de la Luz... y de la moda: «París nunca dejará de ser mi hogar, dulce hogar», asegura. Perú, la India, Los Ángeles, Mykonos, Lisboa, Trancoso, Tulum y Positano son sólo algunos de los increíbles destinos que quedan reflejados en su cuenta de Instagram (@biancabrandolini), toda una oda al dolce far niente. «Me encanta esta red social porque, realmente, la empleo como álbum de imágenes para conservar bellos recuerdos de mis viajes. También como plataforma para descubrir marcas diferentes y sitios nuevos... y cómo no,
¡para seguir todo lo que hacen mis amigas!». Entre ellas se encuentran Poppy Delevingne, Eugenie Niarchos, Helena
Bordon y Giovanna Battaglia Engelbert.
El festival Burning Man es el lugar en el que me gusta evadirme –ríe–. Aunque mi mayor afición es descubrir rincones diferentes: me hace feliz la idea de planificar nuevos viajes y perderme en mitad de una ciudad que no conozco para poder explorarla», asegura. La palabra rutina no parece inventada para ella. Es en su faceta como actriz en la que hace ya algunos años que Bianca rompió moldes, al decidirse por estudiar interpretación, una profesión en la que ha podido dar rienda suelta a su espontánea personalidad. «El cine es una de mis grandes pasiones; siempre he disfrutado con él, tanto viendo una película como participando en ella, cuando aposté por este oficio». En su curriculum vitae destacan el telefilm francés Aïcha (2009), dirigido por Yamina Benguigui, y el italiano Ti amo troppo per dirtelo (2014), de Marco Ponti. «He actuado en varios proyectos y no descarto volver a los sets», afirma.
Mientras tanto, en ELLE la invitamos a protagonizar un shooting con el campo como escenario y la ropa de Dior como vestuario. Ella es la gran protagonista, rodeada de naturaleza y animales. «He disfrutado un montón en este ambiente rural. De pequeña, recibí un par de clases de hípica y me encantan los caballos, pero debo reconocer que son más grandes que yo y me dan un poco de miedo», bromea. Aun así, Bianca juega con ellos y posa cual top model. No en vano, es una cara habitual en producciones de moda y en el front row de los mejores desfiles en las capitales de la industria. Su vínculo con esta profesión le viene de familia, ya que su madre fue musa de Valentino durante varios años y trabajó con Oscar de la Renta. Su hermana, Cornelia Brandolini, alias Coco, también pertenece al sector, como fashion consultant.
Ni 24 horas es lo que ha pasado Bianca Brandolini en Madrid. En este corto espacio de tiempo ha podido asistir a un partido de tenis, cenar en un restaurante puntero de la capital... «¿Es que aquí no trabajáis los martes? –pregunta entre carcajadas–. Anoche, salí a tomar algo y había mucho ambiente!». Y es que a esta francesa le gusta aprovechar al máximo las oportunidades que le da la vida para conocer nuevos destinos. «Me siento afortunada por colaborar con equipos increíbles y conocer lugares fantásticos. Esté donde esté, intento hallar un hueco para practicar deporte, relajarme y, si puedo... ¡dormir ocho horas!». Quizá sea ese su tip de belleza para lograr un cuerpo de modelo. ¿Y cuál es su consejo para disfrutar? «Quedarse siempre con lo mejor de cada situación en la que te encuentres; incluso si tienes un mal día o no te gusta lo que estás haciendo, tienes que pensar que has aprendido algo. Yo, hasta cuando estoy enfadada o de mal humor, al acabar la jornada, cambio el mood y me siento feliz porque pienso que, al menos, he vivido una nueva experiencia». Tras pasar un día con nosotros, se marcha con una sonrisa, su outfit de vaqueros y camiseta (perfecto para viajar) y una maleta cargada de proyectos que aún no quiere desvelarnos. «¿Cuáles son mis próximos retos? ¡Muchas cosas buenas!». ■
Donde mejor me encuentro es en una playa en la que haya buen rollo; ahí se ve mi sangre brasileña. Mi personalidad tan fuerte diría que me viene del lado italiano, mientras que el toque francés se advierte sobre todo en mi gusto por la moda