SHE’S GOT THE POWER
El próximo talento de Hollywood se llama Alexandra Shipp. Una mujer total con un espíritu libre.
Mi madre se dedicaba a los negocios. De niña me quedaba mirándola mientras se preparaba para salir de casa rumbo a la oficina, siempre con ropa de Max Mara: ¡iba guapísima! Yo me imaginaba haciendo exactamente lo mismo cuando fuese mayor. Estoy enamorada de la marca desde entonces», recuerda Alexandra Shipp (Arizona, 1991). Quién iba a decirle que, apenas una década después de mudarse a Los Ángeles, dispuesta a cumplir su sueño (transformarse en la más que consolidada promesa de Hollywood que ya es), sería elegida en 2018 Women in Film Max Mara Face of the Future, una iniciativa que lleva 13 años reconociendo el compromiso femenino en el cine y que en ediciones anteriores recayó en Zoe Saldaña, Kate Mara, Elizabeth Banks, Katie Holmes, Maria Bello y Emily Blunt, entre otras. «Soy muy afortunada», admite la actriz, que enfoca el premio recibido como un paso más en la lucha contra la desigualdad por cuestión de sexo en la industria: «Hay un montón de compañeras admirables en mi sector, así que considero un honor formar parte del movimiento, del cambio, y gozar de una mayor visibilidad. Las personas que, en su momento, escribieron las reglas del juego en este mundillo tomaron decisiones desde una perspectiva machista, y eso es algo que no podemos tomarnos a la ligera. Lo aprecias en los sueldos, por ejemplo; también, en los presupuestos: antes, si los estudios querían vender una buena historia, dejaban los papeles más relevantes en manos de hombres. Ahora las cosas son distintas». Se refiere al éxito arrollador de películas como Black Panther, Wonder Woman y Mad Max: furia en la carretera, tres cintas de discurso oxigenante e inspirador y en las que las mujeres (¡sorpresa!) ni son una mera comparsa, ni necesitan un galán en su vida que las salve emocionalmente ni tienen que comportarse igual que un macho alfa para satisfacer sus aspiraciones.
Desde su debut, en 2009, en el reparto de la infantil Alvin y las ardillas 2, Alexandra Shipp ha brillado en comedias de terror sangrientas (Tragedy Girls), dramas adolescentes (Dude), graves thrillers escandinavos (Falsa evidencia), propuestas de carácter dulce (Con amor, Simon, ahora en cartel) y crónicas noventeras con el hip hop como telón de fondo (Straight Outta Compton). Sí, es una joven camaleónica y flexible, nacida para adaptarse a cualquier género (y disciplina: compone música). Precisamente, fue la capacidad para mutar lo que le empujó en 2016 a incorporarse a la saga de X-Men, coger el relevo de Halle Berry en la piel de Tormenta y asaltar el firmamento de los blockbusters.
Noté bastante presión cuando me plantearon sustituir a Halle: posee un talento descomunal y yo debía estar a su altura. Pero también me halagó que pensasen en mí para heredar y poner al día el papel que ella interpretó en cuatro taquillazos –explica–. Los fans deseaban algo nuevo, más joven: no esperaban encontrarse a la Tormenta de Halle Berry, sino a la de Alexandra Shipp». La estética punk de la superheroína de Marvel, que regresará a la gran pantalla el próximo invierno a bordo de X-Men: Fénix Oscura, ha forjado el carácter de la actriz. Empezando por su indumentaria: «El vestuario lo es todo para mí. La primera vez que me probé el traje de Tormenta, en el rodaje de X-Men: Apocalipsis, percibí una energía enorme. ¡Fue increíble! Cualquier mujer que lleve puesta una capa creerá de verdad que es capaz de salvar el planeta». También las creaciones de Max Mara le hacen venirse arriba. «Da lo mismo que seas tímida: te llenan de fuerza. La moda te empodera, te permite ser quien te apetezca, transformarte en una diosa rebelde si luces estampados de leopardo o en una princesa guerrera si apuestas por los metales. Cuando escojo un traje de Max Mara me siento igual que si fuese a
La moda te empodera, te permite ser quien te apetezca, transformarte en una diosa rebelde si luces estampados de leopardo o en una princesa guerrera si apuestas por los metales
entrar en un juzgado para mandar a alguien a la cárcel. Si hablamos de estilo –continúa–, lo importante es que estés cómoda y segura, que ignores las críticas que surjan y que tus looks reflejen tu carácter. Pienso en Helena Bonham Carter: es auténtica, diferente. Lo demuestra tanto en su manera de vestir como en los papeles que desempeña».
Alexandra se desenvuelve con soltura en Hollywood, fiel a un código de principios que le sirve de brújula a la hora de embarcarse en nuevos proyectos profesionales. «Filmando X-Men: Apocalipsis conocí a mi colega Oscar Isaac. Me animó a profundizar en el mensaje que había en las entrañas de cada película. Por eso, ahora, al sentarme con un director, lo primero que hago es preguntarle: “¿Qué es lo que pretendemos contar realmente?” –enfatiza–. Y, si se produce un cortocircuito entre ese trasfondo y mis propios valores, no estaré interesada en la película. Al final mi intención es ir más allá de lo que se observa en la pantalla, estimular a los espectadores y conseguir que, como mínimo, se identifiquen conmigo». No le tiembla la voz en ningún momento. Al contrario: se expresa con una sólida confianza en sí misma, sin paños calientes, actitud que conserva cuando se le pregunta por esa jungla que es internet: «El tiempo ha demostrado que la gente está dispuesta a cualquier cosa con tal de conseguir shares y followers. Los likes se han convertido en una especie de vara para medir lo que vale nuestro trabajo, lo cual me parece un grandísimo problema. Resulta tremendamente frustrante comprobar que, después de tanto sacrificio para llegar hasta aquí, la alfombra roja se ha llenado de bloggers y youtubers. Aunque debo añadir que las redes son fantásticas si se emplean para conectar a gente que, de cualquier otra forma, jamás habría coincidido». ■
Las redes sociales son estupendas si se utilizan para poner en contacto a personas que, sin internet de por medio, jamás tendría la ocasión de coincidir