ELLE

CHIARA FERRAGNI

Reina de las REDES con 14 millones de seguidores, la mujer tras The Blonde Salad lleva una vida de ‘like’. Después de casarse y de ser madre hace sólo seis meses, la empresaria posa ahora para ELLE. Así es la cara del éxito.

- POR VIRGINIE DOLATA. FOTOS: RICCARDO TINELLI. REALIZACIÓ­N: CAROLA BIANCHI

Así es la vida de la ‘influencer’ italiana. Después de casarse y tener un hijo nos cuenta las claves del éxito.

Es muy alta en la vida real; mucho más de lo que parece en las fotos y, también, de lo que el fotógrafo, Riccardo Tinelli, se había imaginado. Este se acerca a Chiara Ferragni (Cremona, Italia, 1987) y le pregunta si, por casualidad, no le sacará algún centímetro a Fedez, su ya marido y cantante de rap. Ella se ríe pero lo confirma: «¡Por poquito!». La madre de este auténtico bellezón de 1,78 metros, Marina di Guardo, es escritora; su padre, dentista, y sus dos hermanas (Valentina, que colabora con ella, y Francesca) son sus «dos mejores cómplices», dice la propia Chiara. Hoy, sin embargo, sólo la acompaña la gente de TBS Crew, la compañía que surgió de su blog, The Blonde Salad, que hoy ha crecido hasta transforma­rse en imperio: revista de lifestyle, agencia de talentos, tienda con sus coleccione­s... Estamos en un ático de Milán que, por casualidad, queda justo enfrente de la casa a la que acaba de mudarse, nos cuenta. Últimament­e, la influencer vive entre la ciudad lombarda y Los Ángeles, eso, cuando no está en Ibiza (allí fue su despedida de soltera), de vacaciones en Cerdeña o en París o Londres por negocios. ¿La única forma de seguirle los pasos? Su cuenta de Instagram. No hay día que no publique. Su carrera online comenzó en otra red de fotografía, Flickr, donde se convirtió en un auténtico fenómeno, aunque ya antes había protagoniz­ado una campaña de Miss Blumarine (con 5 años) y había fichado por la agencia de modelos italiana Beatrice (a los 16). En 2009, a instancias de su entonces novio, Riccardo Pozzoli, lanzó su blog y, al poco tiempo, todos querían trabajar con ella: Dior, Louis Vuitton, Max Mara, Chanel, Tommy Hilfiger... Y no sólo como embajadora. Desde 2010, diseña sus propios zapatos bajo la marca The Chiara Ferragni Collection, cuyas ventas, por ejemplo, crecieron un 235 por ciento entre junio de 2016 y julio de 2017. La empresaria es consciente de lo difícil que es labrarse una historia de triunfos como la suya: «Fedez y yo salimos de la nada, así que estamos bastante orgullosos». Nada es prácticame­nte lo que lleva cuando se presenta para la primera foto: un conjunto lencero de Intimissim­i

muy sexy. Se tumba en la cama sin encontrars­e del todo a gusto. Pero se necesita más que eso para intimidar a la Ferragni. El fotógrafo exclama: «Bellissima!». ¿Te acuerdas de cómo comenzaste en internet? Ya me sacaba selfies y los subía a webs antes de fundar The Blonde Salad. Un día, empecé a seguir a unos bloggers de Estados Unidos y decidí que esa era la mejor plataforma para contar mis cosas. Y así arrancó, en octubre de 2009. ¿Consideras que eres una especie de pionera? Supongo que, en Europa, sí lo fui, porque no había mucha gente escribiend­o blogs aquí por entonces. En Italia, nadie. Fui una de las primeras. Poco a poco, se convirtió en algo que hacía cada día, en parte de mi rutina, como para mis seguidores lo era entrar en mi página para ver qué había de nuevo. ¿Cuál ha sido el momento más memorable de tu carrera online?

Mi primer recuerdo verdaderam­ente importante es el de la primera vez que me invitaron a Cannes. Era 2010 y acababa de iniciarme en esto; acepté en un instante, sin saber todavía lo enorme que era el evento. Llevé un vestido absolutame­nte maravillos­o de Alberta Ferretti, con muchísimos reflejos. La alfombra roja a la que fui era de una película italiana y todo el mundo gritaba mi nombre. ¡No me lo esperaba, me pareció una locura! Ese día me sentí como una princesa.

Te cuesta vivir con la fama? No, porque este es el trabajo de mis sueños. Viajo a menudo, conozco a personas increíbles... y soy mi propia jefa. No me molesta ser conocida; es más, me encanta. ¿Cómo Creo que ves la el gente futuro siempre de las querrá redes sociales? seguir a alguien que tenga un punto de vista original y una historia auténtica que compartir. ¿Y qué le dirías a quien te acusa de exhibicion­ismo por subir tu día a día a estas plataforma­s de internet? Que es un poco exhibicion­ista, estoy de acuerdo, aunque también pienso que soy inspirador­a, porque salí de la nada y he levantado un imperio. Soy la prueba de que puedes crear tu propia profesión y dedicarte a algo que te divierte. ¿Y no te parece que eso es ligerament­e narcisista? Desde luego, hacerse selfies es, sin duda, un poco egocéntric­o. Al principio, eso sí, se trataba de conectar con los demás y de oír sus comentario­s, positivos o negativos. He intentado compartir cosas mías para recibir otras a cambio.

No me importa que la gente diga que este trabajo es exhibicion­ista: tiene razón. Pero pienso que también sirvo de inspiració­n para muchos, porque empecé sin nada y he levantado un imperio. Soy la prueba de que puedes crear tu propia profesión

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