¡FELICIDADES, MICKEY!

La creación más famosa de Walt Disney cumple 90 años. Mickey Mouse, ese ratón al que el mundo vio silbar y bailar por primera vez un 18 de noviembre de 1928, en el corto de animación ‘Steamboat Willie’, es hoy un icono del cine y de Estados Unidos. El estudio que lleva el nombre de su ‘padre’ prepara nuevos cortos y cómics, ‘expos’ en 12 estaciones de tren francesas y la ‘World’s Biggest Mouse Party’ en sus parques

y ‘resorts’ de todo el mundo.

Apegos feroces fue un boom el año pasado. Me daba reparo elegirlo porque igual lo habéis leído. Pero la pena de no incluirlo en #ELLEClubdeLectura ha sido más fuerte. Si ya lo conocéis, tengo un plan B. La misma autora, Vivian Gornick, ha publicado en este 2018 La mujer singular y la ciudad, otra pequeña maravilla que podéis devorar durante este mes.

Pero vayamos a Apegos feroces, el elegido. Una madre de 77 años y una hija de 45 pasean por Nueva York y hablan de sus recuerdos en el Bronx, de vecinas, de familia, de trabajo, de maridos, de novios, de frustración... Charlan pero, sobre todo, discuten, con esa relación que está mucho más cerca del apego que del amor. Amar sin apego es complicado, y parece que aún lo es más entre madre hija. Querer a alguien dándole toda la libertad para vivir, sin juicios o recriminaciones, sin peticiones de más amor o de menos, querer a alguien acompañándolo en la vida, sin culpas, sin exigencias, es casi un milagro. Queremos casi siempre con pertenencia. Tanto que nos sentimos avergonzados o responsables de cosas que hacen las personas que amamos, como si que tu marido sea un bocazas fuese responsabilidad tuya. Además, cuanto mayor es el vínculo, mayor también la sinceridad con la que nos atrevemos a opinar y juzgar. Y no hay nadie que juzgue como una madre, ni que se atreva a más. A la de Vivian se le suma ser una mujer fuerte, judía y socialista, que perdió joven a su marido y no vivió como quería. «La relación con mi madre no es buena y, a medida que nuestras vidas se van acumulando, a menudo tengo la sensación de que empeora. Estamos atrapadas en un estrecho canal de familiaridad, intenso y vinculante». Durante tres años, el libro acompaña por Manhattan a esta pareja que vive mientras se enfada y camina. La sinceridad de la novela arrasa: «¿Pero qué te he hecho yo para que me odies tanto?», le dice su madre en una de esas discusiones que todos hemos tenido alguna vez. Y sigue: «Nunca le respondo. Sé que arde de rabia y me alegra verla así. ¿Y por qué no? Yo también ardo de rabia». Porque, ¿cuántas veces has contestado que no te pasa nada cuando estás a punto de incendiarte por dentro? Hemos confundido tanto en el amor que, al castigar, nos castigamos. Y seguimos caminando.

«¡El reino del hombre blanco de mediana edad se ha acabado!», proclama Claire Underwood en la sexta (y última) temporada de ‘House of Cards’ (2 de noviembre, Netflix). En ella, muerto el personaje de Kevin Spacey, Robin Wright se hace con las riendas, tanto de la serie como (dentro de su trama) del país. ‘Girl power!’.