Al natural
El primogénito del fundador del gigante cosmético francés Clarins decidió tomar las riendas de la presidencia del grupo hace diez años por varias razones de peso: para conseguir hacer de la suya una marca sostenible –que luche por la protección de la naturaleza y colabore con labores sociales relacionadas con la infancia– y para estar más tiempo en familia. Ya que, como nos explica durante nuestro encuentro en Madrid –donde ha venido para celebrar el 20º aniversario de su colaboración con Aldeas Infantiles SOS–, «gran parte de la culpa de mi primer divorcio fue porque pasaba alrededor de ocho meses al año trabajando fuera de casa». Ahora, con una visión mucho más global, admite que «lo bueno de estar en una empresa familiar es que pensamos a largo plazo, no en lo que está de moda». Aunque precisamente su ADN natural sea la tendencia actual del mercado de la belleza. «Mi padre ya trabajaba con extractos vegetales 100% puros, y ahora mi objetivo es lograr que en cinco años todos nuestros productos sean un 90% orgánicos».
Si le preguntamos a esta mente visionaria sobre el futuro de la cosmética, lo tiene muy claro: «Los airless packagings –en los que no hace falta meter la mano para coger producto–, que es la única manera de dejar de utilizar tantos conservantes», asegura.
«NO SOMOS ‘ECO’, SOMOS SOSTENIBLES: CUIDAMOS LA NATURALEZA Y CREAMOS EMPLEO Y RIQUEZA»