ELLE

FUNDACIÓN CRIS

- POR VIRGINIA DE LOS RÍOS. FOTOS: MIRIAM YELEQ

Retrato de Lola Manterola, la mujer que lucha contra el cáncer.

SUPERÓ SU ENFERMEDAD GRACIAS A UNA CURA EXPERIMENT­AL Y, DESDE ENTONCES, NO DEJA DE LUCHAR PARA QUE TODOS TENGAN ESA POSIBILIDA­D. AL FRENTE DE LA FUNDACIÓN CRIS, QUE RECAUDA FONDOS PARA LA INVESTIGAC­IÓN MÉDICA, ESTA MUJER SE HA PROPUESTO DERROTAR AL CÁNCER.

Se puede decir que la Fundación CRIS nació por un dolor de huesos. El de Lola Manterola (Madrid, 1971), impulsora de esta institució­n junto a su marido –Diego Megia– y hoy vicepresid­enta de la sede española y presidenta de la de Reino Unido. Fue un día de 2008, cuando contaba 37 años. Entonces compaginab­a una prometedor­a carrera en el mundo financiero con la crianza de sus dos hijos –de 3 y 5 en ese momento–. Creyó tener reumatismo. «Empiezo un poco pronto, ¿no?», bromeó con su médico. Pero aquello no iba a ser nada divertido. A la primera consulta la siguieron otras muchas, hasta que acertaron con el diagnóstic­o: mieloma múltiple, un cáncer de sangre poco frecuente. Le dieron seis meses de vida. Algo más de una década después, y con una increíble fortaleza, esta mujer continúa empeñada en contradeci­r los pronóstico­s menos halagüeños de los oncólogos. Los suyos y los de los demás enfermos. «Soy optimista por naturaleza», apunta, y le resta importanci­a a la encomiable labor que lleva a cabo. Sin embargo, existe otra caracterís­tica que tal vez la describa con mayor precisión: la perseveran­cia. Porque Lola Manterola está decidida a que la investigac­ión contra el cáncer sea una prioridad en España y en el planeta entero, y a eso dedica todos sus esfuerzos. Por eso, desde el primer instante su afán ha sido perseguir incansable­mente aliados que sumar a su causa. Entre ellos, ELLE, que el pasado mes de mayo organizó una gala solidaria encaminada a recaudar fondos que fue un éxito rotundo. «Se trata de un combate contrarrel­oj, en el que debemos implicarno­s para crear un círculo virtuoso entre pacientes, voluntario­s, médicos, familiares... Para erradicar esta lacra», sentencia Lola.

Sueles decir que tienes mucho que agradecerl­e a tu marido, que fue en busca del mejor especialis­ta del mundo.

Sí, mi enfermedad, en el 85 por ciento de los casos, se da en personas de más de 65 años. Por eso, aquí no conseguían identifica­rla; lógicament­e, nadie se esperaban ese cáncer. Así que lo detectaron en un estado ya bastante avanzado, y nosotros, que habíamos residido en el extranjero y contábamos con contactos en otros países, quisimos ver opciones, ya que no disponíamo­s de tiempo.

Pero, al final, curiosamen­te, te trataron en España.

¡Sí, fíjate lo que son las cosas! Mi marido, después de googlear un montón, descubrió que aquí había uno de los grupos de hematologí­a de referencia, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud: el de Jesús San Miguel, toda una eminencia. Sin embargo, yo estuve con Joaquín Martínez en el hospital 12 de Octubre. ¡Él fue mi salvador!

A veces se valora más nuestro talento fuera que dentro.

Estoy totalmente de acuerdo, aunque sucede porque resulta difícil acceder a ese tipo de informació­n. Hay profesiona­les excelentes, y lo triste es que les faltan fondos. Precisamen­te, esa fue la razón por la que Diego y yo decidimos crear la Fundación CRIS: para que todos pudieran beneficiar­se de las novedades que surgiesen en investigac­ión, como me ocurrió a mí.

En tu caso, te plantearon la opción de entrar en un ensayo clínico. ¿Sentiste miedo por la incertidum­bre que conlleva una cosa así o en ese momento creíste que te había tocado la lotería?

Yo empecé con el tratamient­o convencion­al, que consistía en quimiotera­pia y trasplante de médula, pero no funcionó, así que me agarré al plan b porque era una forma de seguir viviendo. Me consideré muy afortunada, la verdad.

DPasar por una enfermedad así hace que cambies la perspectiv­a desde la que miras todo. Aunque a mí me gustaba mi trabajo, estaba en mi burbuja. Lo que hago ahora es mucho más enriqueced­or que el mundo financiero

espués de recuperart­e, diste un giro total a tu día a día para ayudar a otros. ¿Fue una especie de terapia psicológic­a? De algún modo sí. Pasar por algo así provoca que cambies la perspectiv­a desde la que miras a tu alrededor. Me di perfecta cuenta de que había tenido una gran suerte y de lo importante que es poder acceder a curas punteras. Aunque a mí me gustaba mi trabajo, estaba en mi mundo, en una burbuja; lo que hago ahora es infinitame­nte más enriqueced­or que aquello.

¿Y por qué optaste por llevarlo a cabo desde la primera línea, con tu propia fundación, en lugar de colaborar con una de las muchas causas que ya había en marcha?

Lo único claro en mi mente era que quería que se siguiera estudiando. Estar tanto tiempo en hospitales te obliga a ver la calidad de los médicos, el esfuerzo que ponen en curar a sus pacientes, las horas que echan y el escaso apoyo financiero que reciben para poner en práctica sus ideas.

Y eso resulta desgarrado­r. En un principio, mi marido y yo pensamos en donar fondos, y, al intentar decidirnos sobre cómo emplearlos, nos dimos cuenta de que había entidades centradas en determinad­os tumores y asociacion­es asistencia­les, pero no existía ninguna que se dedicase en exclusiva a la investigac­ión de distintos tipos de cáncer.

¿Te consideras una mujer valiente?

No. A diario veo experienci­as verdaderam­ente duras, sin comparació­n con la mía: padres que han perdido a sus hijos porque no ha llegado a tiempo un tratamient­o o porque estaban tan enfermos que no tenían cura. Eso es dolorosísi­mo. Y lo más admirable es que, a los tres meses, están ahí, apoyando económicam­ente o como voluntario­s, vendiendo camisetas, impulsando iniciativa­s, organizand­o eventos... Lo que sea para que esto acabe. Se dice que los españoles somos bastante solidarios. ¿Eso lo habéis percibido también desde la Fundación CRIS? Sí, hay muchas personas generosas, pero es fundamenta­l que se una todavía más gente. No deberíamos entender las aportacion­es como algo únicamente filantrópi­co, sino como un asunto prioritari­o para las familias, las empresas, los gobiernos...

Cómo es trabajar con tu pareja en una cosa así? Nos dividimos muy bien los papeles. Él, como presidente de la Fundación CRIS en España, define la estrategia, y yo estoy más en el día a día: mi papel es más transversa­l y más ejecutivo. Ahora, acabamos de poner en marcha la sede de Francia, y ha sido Diego quien lo ha montado todo, porque posee la visión a largo plazo. De todas maneras, él continúa en las finanzas, porque yo no cobro nada por mi actividad y, además, aportamos fondos propios a la organizaci­ón.

¿De qué modo seleccioná­is los proyectos?

Contamos con un comité científico que define varias líneas de actuación que luego trasladamo­s a la Agencia Española de Investigac­ión. Ellos son los que nos indican, dentro del país, el equipo más puntero para abordarlas. Nosotros tenemos clara nuestra misión: nos centramos en desarrollo traslacion­al, lo que quiere decir que los descubrimi­entos que se hacen en el laboratori­o se aplican rápidament­e al enfermo. Es muy ilusionant­e ver cómo una nueva terapia funciona en un paciente del que sabemos nombres y apellidos. Yo misma soy un ejemplo de lo que es capaz de lograr la ciencia; el medicament­o con el que experiment­aron conmigo se convirtió después en protocolo a gran escala.

Qué iniciativa­s están en marcha en estos momentos? Nuestra principal forma de apoyo es crear unidades de investigac­ión en hospitales públicos, de manera que todo el mundo, independie­ntemente de su renta, se beneficie de los avances que vayamos consiguien­do, que no sean sólo para una élite. Contamos con cuatro unidades multidisci­plinares en España y con una en Reino Unido. Y, además, desarrolla­mos proyectos concretos para adultos (mama, próstata, ovario, sangre...) y para niños (leucemia, sarcoma de Ewing, tumor cerebral...).

¿Puedes enumerar vuestros mayores logros en estos años?

Hemos abierto 35 líneas de investigac­ión, puesto en marcha 250 ensayos clínicos, promovido la contrataci­ón de 43 profesiona­les y publicado más de 200 artículos científico­s. Estoy muy orgullosa de cómo hemos crecido. Ya somos 40.000 socios, y debemos seguir empujando, porque salvamos vidas. Esto engancha, sobre todo cuando ves resultados. La gente cree que, para investigar, se necesitan miles de millones. Pero no siempre es así. Algunos ensayos clínicos cuestan poco más de 150.000 euros y permitirán que varios niños sobrevivan.

Entonces, ¿hay razones para la esperanza?

Sí, estoy convencida de que, en el futuro, se encontrará la cura para el cáncer o se llegará a cronificar la enfermedad. El problema es que hablamos de una cuestión de primera necesidad, de una urgencia. Por eso, este año hemos lanzado el Programa de Excelencia CRIS y el Programa

«Estoy convencida de que se encontrará la cura o se llegará a cronificar la enfermedad del cáncer. El problema es que hablamos de una urgencia»

CRIS de Talento Investigad­or, con los que buscamos retener y atraer el conocimien­to español e impulsar carreras de élite. Con ellos, el propósito es formar durante cinco años a médicos investigad­ores con grandes cualidades, que serán selecciona­dos por un comité internacio­nal.

Te parece que falta compromiso por parte de las autoridade­s? Deberían aumentar el presupuest­o de I+D+i porque es un deseo de la sociedad; sin embargo, no creo que sea sólo el estado el que ha de invertir. Los ciudadanos tenemos que responsabi­lizarnos; no podemos dejar nuestras vidas en manos de los políticos de turno. El 55 por ciento de nuestros recursos proceden de donantes regulares, lo que nos permite implicarno­s en acuerdos a largo plazo, aunque toda aportación es muy bienvenida.

¿De qué otra manera se puede contribuir?

Son infinitas. Cada uno pone su granito de arena como quiere. Por ejemplo, existe un grupo de mujeres taxistas que confeccion­an pulseras y se las venden a sus clientes. El año pasado recaudaron 75.000 euros. Lo importante es la unión, puesto que muchos pocos mueven montañas.

«Los gobiernos deben aumentar el presupuest­o de investigac­ión, y los ciudadanos, responsabi­lizarse, no dejar sus vidas en manos de los políticos de turno»

Estás llena de energía. ¿Cómo consigues recargarte? (Risas). Esta labor me pone las pilas. Recaí hace cuatro meses y estoy con un tratamient­o de quimiotera­pia oral que te baja las defensas. Aunque yo me pongo la mascarilla... ¡y adelante! Sé que es una enfermedad incurable y que cada cierto tiempo volverá, pero estoy muy vigilada. Conozco otras situacione­s y me siento una privilegia­da; estoy pudiendo ver a mis hijos crecer, y encaro el futuro de la única forma posible: con mucho ánimo. ■

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 ??  ?? 5 6 1. Aitana y Jacobo, hijos de la periodista Cristina Lasvignes, una de las caras famosas activas en pro de la fundación. 2 y 4. Paula Echevarría, colaborado­ra de CRIS Contra el Cáncer, fue la madrina de la ELLE Cancer Ball, la gala solidaria que la revista organizó en mayo con el fin de recaudar fondos para la investigac­ión y que reunió a ‘celebritie­s’ como Monica Bellucci y Georgina Rodríguez. 3. Lola, durante el discurso con el que se abrió el evento con ELLE. 5. Las iniciativa­s en el ámbito del deporte, como la desarrolla­da durante la carrera Titan Desert (para luchar contra el cáncer infantil), son sólo una parte de las muchas actividade­s con las que se financian investigac­iones. Cualquier persona puede promover un reto y subirlo a la web solidarios. criscancer.org. Con ellos, ya se han recaudado en total casi 700.000 euros.
6. La entidad apoya el talento de un buen número de médicos españoles a través de su comité científico.
5 6 1. Aitana y Jacobo, hijos de la periodista Cristina Lasvignes, una de las caras famosas activas en pro de la fundación. 2 y 4. Paula Echevarría, colaborado­ra de CRIS Contra el Cáncer, fue la madrina de la ELLE Cancer Ball, la gala solidaria que la revista organizó en mayo con el fin de recaudar fondos para la investigac­ión y que reunió a ‘celebritie­s’ como Monica Bellucci y Georgina Rodríguez. 3. Lola, durante el discurso con el que se abrió el evento con ELLE. 5. Las iniciativa­s en el ámbito del deporte, como la desarrolla­da durante la carrera Titan Desert (para luchar contra el cáncer infantil), son sólo una parte de las muchas actividade­s con las que se financian investigac­iones. Cualquier persona puede promover un reto y subirlo a la web solidarios. criscancer.org. Con ellos, ya se han recaudado en total casi 700.000 euros. 6. La entidad apoya el talento de un buen número de médicos españoles a través de su comité científico.
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