Don’t worry, BE HAPPY
La vorágine diaria pasa factura a tu ánimo y al aspecto de tu piel. Pon a prueba los tratamientos que dan subidón y descubre cómo puede ayudarte el PSICODERMATÓLOGO.
Tu piel mantiene una relación de amorodio con las emociones que experimentas: se ilumina cuando estás feliz o entusiasmada, enrojece si te enfadas o te avergüenzas, palidece en situaciones de pánico y se sensibiliza (y hasta puede llegar a irritarse) cuando te superan el estrés y el nerviosismo.
EN CONEXIÓN PERMANENTE
El primer paso para controlar las reacciones cutáneas dependientes de los vaivenes del humor –y para alcanzar el favorecedor aspecto que aporta un estado zen– consiste en conocer la íntima relación de la piel y el cerebro desde el vientre materno. «Ambos tienen un origen común en el embrión, en concreto, en la primera capa, llamada ectodermo; después, las células se dividen para formar el sistema nervioso y la piel. Por eso, la mayoría de las afecciones dermatológicas están intrínsecamente
relacionadas con la mente», explica la doctora Ana Molina, de la Clínica Dermatológica Internacional (Madrid, tel. 914 44 97 97), quien con frecuencia trabaja junto a psicólogos y psiquiatras para tratar al paciente de forma holística.
TU PIEL, AL DIVÁN
Catalina Poza es especialista en psicodermatología, una disciplina que aúna conocimientos de la psicología y la dermatología para resolver alteraciones que se manifiestan en la piel, el cabello y las uñas. «Me llegan pacientes que se han gastado fortunas intentando curar sin éxito dermatitis, psoriasis, acné o alopecias porque el trastorno de base era de carácter psicológico. También trabajo a la inversa: abordo la ansiedad y la depresión derivadas de problemas de la piel que afectan a la imagen», apunta la experta, con gabinete en Madrid (clinicapsicologicamadrid.es). Como terapia, recurre a técnicas de relajación muscular, de respiración, mindfulness o de mejora de la autoestima.
EL EFECTO BÓTOX
La expresión facial y su influencia en las emociones ya fue observada por Charles Darwin. Si levantara la cabeza, el naturalista se interesaría por la investigación realizada por el dermatólogo y psiquiatra Stewart Levine sobre el uso de la toxina botulínica en el tratamiento de la depresión: redujo los síntomas de las personas tratadas un 50 por ciento. Se inyectaba el bótox en el ceño y, al limitarse la capacidad de este para fruncirse, el cerebro dejaba de recibir esa señal de tensión y los pacientes se sentían más relajados y positivos.
RUTINAS CON EUFORIA
Los productos basados en la neurociencia son un chute de optimismo. La marca Shiseido fue pionera en estimular con plantas los receptores sensoriales de la piel y en investigar sus conexiones con el cerebro. Alice in Beautyland posee el activo Happy Skin, con rhodiola: «Incrementa los niveles de beta endorfinas, que actúan como neurotransmisores», expone Eva Raya, su cocreadora. Por su parte, las cremas con cáñamo viven un boom. Porque, como señala Laure Bouguen, responsable de la marca de Ho Karan, «es la única planta que reduce el estrés de la piel y la mente a la vez». ¿Estás lista para el om?
LAS SEMILLAS DE CÁÑAMO, LA ‘RHODIOLA’ Y EL ‘YLANGYLANG’ TIENEN UN EFICAZ PODER CONTRA EL ESTRÉS