ELLE

Cómo conseguir lo que quieres

- POR FRANKIE MCCOY

¿QUÉ PERSEGUIMO­S? ASCENDER, UN SUELDO MÁS ALTO, RESPETO Y UN MEJOR AMBIENTE DE TRABAJO. ¿Y CUÁNDO LO QUEREMOS? ¡AHORA! PERO... ¿CÓMO LO HACEMOS? LA RESPUESTA ES: MEDIANTE LA NEGOCIACIÓ­N. CINCO MUJERES CON GRAN EXPERIENCI­A EN CAMPOS COMO EL DERECHO, LA MODA, LA SOLIDARIDA­D Y LA LITERATURA NOS DAN LAS ARMAS PARA LOGRARLO.

Negociar, ese sutil arte de influir en las decisiones de las personas que nos rodean, es algo que no resulta nada fácil. Y no nos referimos solamente a esas cosas lejanas que últimament­e pertenecen a los reinos de la imaginació­n y la ciencia ficción: formar gobierno (algún día), el Brexit, la paz en el mundo y demás. Pactar objetivos más pequeños y sin embargo igualmente importante­s, como tu nómina y tu cargo, o repartir mejor las tareas de casa –es decir, todo eso que consideras que te mereces– puede llegar a parecer realmente imposible.

Y, por lo que se ve, aún más si tu nombre es femenino. En 2003, el histórico libro Las mujeres no se atreven a pedir, de la economista estadounid­ense Linda Babcock (editado en España por Amat), descubrió al mundo que las empleadas solicitan aumentos de sueldo menos a menudo que sus colegas masculinos. En resumen, lo que decía era que ellas no se atreven a iniciar una negociació­n por el miedo a aparecer ante sus jefes como agresivas o prepotente­s. Este estudio estuvo, durante años, en el centro de la discusión sobre el techo de cristal, aunque, en los últimos tiempos, ha sido superado por encuestas de consultora­s como McKinsey, o de las universida­des de Warwick y Wisconsin, que demuestran que las mujeres ya entran al despacho tanto como los hombres. Solamente que, cuando lo hacen, reciben alrededor de un 25 por ciento menos que ellos. Desde luego, todavía no vivimos en un mundo utópico de perfecta igualdad de género. Pero eso únicamente significa que es aún más importante seguir luchando por nuestros derechos. ¿Y cómo? Persuadien­do y convencien­do a nuestros superiores y nuestros colegas para que nos den lo que merecemos, ya sean 2.000 euros más de salario anual, un horario de trabajo flexible o más fondos para nuestra campaña. Si no estás segura de por dónde empezar, aprende de las profesiona­les. Estas cinco mujeres brillantes se dedican precisamen­te a negociar, en campos tan exigentes como la moda, el derecho, el mercado editorial y la solidarida­d. Así que saben perfectame­nte cómo puedes conseguir aquello que deseas.

La SUPERAGENT­E

Antonia Kerrigan, a través de su agencia, ha lanzado a la fama a autores superventa­s como Javier Sierra, María Dueñas y Carlos Ruiz Zafón.

«En mi mundo, cada negociació­n depende de cómo es la persona. Yo, por ejemplo, soy pragmática, trato de no alargarme en grandes discusione­s. Y eso influye. Para comprender a quien tienes enfrente y por dónde suele ir, lo mejor es escuchar. Y también juega un papel esencial la intuición. Con esto, puedes ir adaptando tu mensaje a su carácter. Como el sector del libro es pequeño, todos nos conocemos ya bastante. Así que lo primero que hago es pedir exactament­e lo que quiero y exponer mis argumentos para ello de manera sencilla. Las claves para esto son llevar las ideas claras, basarse en la racionalid­ad y no ofuscarse ni intentar buscar más razones de las que verdaderam­ente hay. Cuando el otro me dice las suyas, las oigo y, si es factible, nos encontramo­s a mitad de camino. Eso sí, cuando me ofrecen algo que no es positivo para mi autor ni para mí, se lo digo. Lo que no se me pasa por la cabeza es dar puñetazos en la mesa. Siempre es una opción que no lleguéis a un acuerdo, pero no te levantas y das un portazo. Respondes que así no puede ser, y se acabó. Tampoco regateo. Un día fui a un bazar turco y allí entendí que no era capaz, de modo que no es una técnica que utilice en mi vida profesiona­l. Eso sí, ten en cuenta que la gente tiende a ser acaparador­a... aunque no hay que pasarse. Desde luego que los editores (¡y los autores, y los agentes!) desean lo más posible para ellos mismos. Sin embargo, no pueden quedarse con todo sólo porque son una gran empresa. En cualquier ámbito laboral es necesario compartir los éxitos. Si un desconocid­o, de pronto, vende 100.000 ejemplares inesperada­mente, no va a ganar únicamente la editorial. Lo bueno sería que lo hiciéramos las tres partes. Y debo usar ese argumento».

La DIPLOMÁTIC­A FASHION

Deborah Bee, directora de Marketing de Harvey Nichols, cierra constantem­ente contratos millonario­s dentro de la industria de la moda.

«No siempre se me dio bien salirme con la mía; es algo que vas aprendiend­o, y depende mucho de la confianza en ti misma. Con la madurez, descubres que no se pueden vencer todas las discusione­s... y que eso tampoco importa. Se trata de encontrar el equilibrio. Una de las mejores cualidades para la negociació­n es la honestidad: si has de decirle a alguien que no va a seguir en la empresa, hay que ser clara desde el principio. Otro secreto es mostrarse agradable. La mayoría de la gente va a trabajar esperando tener un buen día y, si no se lo complicas, tienden a correspond­erte. Cuando las conversaci­ones no van como deseas, lo fundamenta­l es saber retirarse. Si yo no me impongo, es porque he llegado a un compromiso. Aunque el truco más efectivo me lo dio un amigo: empieza pidiendo una cantidad astronómic­a, de forma que el otro se quede sin palabras. Cortar los silencios es una convención social casi irresistib­le, pero no lo hagas. Si lo dejas ahí, en algún momento, él responderá. Llenando tú los vacíos, sólo socavas tus intereses; así que pon el listón muy alto y, después... ¡cállate!».

La HEROÍNA SOLIDARIA

Josie Naughton, consejera delegada de la ONG Help Refugees, ha persuadido a mucha gente para que done dinero a su causa.

«Fundé Help Refugees con unos cuantos amigos en 2015. Decidimos recaudar algo de dinero y llevar una furgoneta con ayuda a Calais, donde se estaban concentran­do. Y logramos más de 63.000 euros. Pensábamos dárselo a una ONG, pero cuando llegamos allí, nos encontramo­s el caos: 5.000 personas viviendo en un terreno embarrado. Acabamos convirtién­donos en responsabl­es de un campo de 12.000 habitantes, a pesar de no contar con experienci­a. Ahora, operamos en diez países, y hemos recaudado 15 millones de euros. ¿Cómo? Yo nunca acepto un no por respuesta. Creo en eso de: “Si no sale a la primera, inténtalo una y otra vez”. Así conseguimo­s que celebritie­s como Orlando Bloom y Julia Roberts vistieran nuestras camisetas con el mensaje Choose Love. Eso sí, todas tenemos días en que nos despertamo­s con el síndrome del impostor. Para ellos, un miembro del equipo me enseñó la pose de poder. ¿En qué consiste? En ponerte tú sola frente al espejo como una superheroí­na, con los brazos estirados, y tan grande, fuerte e invencible como seas capaz. Algo físico como eso, por tonto que parezca, puede ayudar de verdad. Para que se entienda tu causa, es fundamenta­l manejar datos y cifras: “Hay tanta gente sufriendo en este lugar, con tanto dinero compraríam­os esto y aquello...”. Y deja que ciertas situacione­s hablen por sí mismas: en Grecia, 40.000 personas pasaron el invierno en tiendas, con temperatur­as de hasta 15 grados bajo cero. No permitas que nada te distraiga de eso».

La REINA DE LOS JUZGADOS

Eva Serrano, presidenta de la Asociación Española de Mujeres Empresaria­s y abogada de prestigio, pasa sus días en los tribunales, donde pone a prueba sus dotes negociador­as.

«Parto de la base de que siempre se debe buscar que las dos partes salgan beneficiad­as, aunque uno saque algo más que otro. De lo contrario, no es una negociació­n. Como abogada, me sucede a menudo que el oponente venga tratando de imponerse, de coaccionar. Pero yo veo esa posición dura como una debilidad, en lugar de como una fuerza. En esa tesitura, lo primero es dar un paso atrás y ver por qué esa persona actúa así. Luego, rompo el hielo hablando de otros temas que nada tienen que ver con la cuestión, para generar un clima de confianza. Lo principal, en mi opinión, es escuchar. Yo lo hago muchísimo; puedo estar una hora callada, y mis socios, en ocasiones, me dicen: «¡Qué pérdida de tiempo!». Para mí, no lo es. La gente, cuanto más habla, más baja la guardia, y acaba revelándot­e cosas que no había previsto contar. Hay quien, incluso, por no atender, no se da cuenta de que ya le han dado lo que está pidiendo.

Si eres mujer y quieres una mejora salarial o de puesto, una buena forma de prepararte para ello es romper tu propio techo de cemento; es decir, que te lo creas. Porque nosotras nos ponemos límites que los hombres ni se plantean. Y, si pasas a un despacho así, te aseguro que lo transmitir­ás. Lo que recomiendo a mis representa­dos en estos casos es que ensayen frente al espejo hasta que vean que resulta convincent­e. Porque, en los juzgados, a veces, pienso: “¿Cómo me voy a tragar yo esto si veo que no se lo está creyendo ni el propio abogado defensor?”».

La ACTIVISTA POR LOS DERECHOS DE LA MUJER

Lisa Borders, ex presidenta de Time’s Up, persigue lograr lugares de trabajo seguros y justos para empleadas de todo el mundo.

«Comienza siempre por el argumento económico. En Time’s Up solemos hacer referencia a estudios que demuestran que, cuando los equipos cuentan con voces diversas, son más eficientes. Después, puedes hablar del aspecto moral. Sigue estos pasos: documenta lo que has conseguido con tu trabajo, continúa obteniendo resultados positivos y, por fin, solicita tu recompensa. Si vas a entrar en una sala para negociar, muestra tu mejor versión, sé el tipo de persona al que tú escucharía­s. Yo, cuando voy a empezar una reunión, me imagino constantem­ente a la gente que me encontraré allí, y lo que considerar­án importante». ■

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