EN LA VIDA REAL
Estudiante, ‘influencer’ y modelo en sus ratos libres, a sus 23 años encarna a toda una GENER ACIÓN DE ‘ROYALS’ ultraconectados y ‘cool’. Nos recibe en su piso (compartido) del Soho de Nueva York, para hablar de sus pasiones y sus planes de futuro.
Mientras la voz aterciopelada de George Michael llena el salón, ella sale de su habitación cantando y bailando al ritmo de Freedom, gritando entre verso y verso: «¡Esta es mi canción!». Al igual que en el caso del músico tristemente fallecido, por sus venas corre sangre griega. La única diferencia es que la de ella es azul. Estamos en Manhattan, dentro del apartamento de Olympia de Grecia y Dinamarca (Nueva York, 1996), la hija del príncipe Pablo y Marie-Chantal. Y la primera de cinco hermanos: los otros cuatro son Constantine Alexios, Achileas Andreas, Odysseas Kimon y Aristides Stavros. «Me encanta ser la mayor. Tengo mi pequeño ejército masculino, y no está nada mal ser la única chica», dice entre risas.
«Mi madre es mi gran referente y mi mejor amiga. Ella fue quien me llevó por primera vez a un desfile, de Valentino en Roma, y también me dio el consejo de moda que siempre recuerdo: “Viste con confianza y crea tu propio estilo”»
«Me gusta mucho ser la mayor de mis hermanos. Así tengo mi pequeño ejército masculino... Además, no está nada mal ser la única chica»
Cuando pasamos a su genealogía, e intento aclararme un poco, Olympia abre los ojos de par en par y me pregunta: «¿Pero quieres saber la historia entera? Porque yo también estoy bastante perdida...». Si bien ella nunca ha conocido palacios ni castillos reales (exceptuando los de su padrino, Carlos de Inglaterra), debido a la abolición de la monarquía en Grecia en 1973, sigue siendo una princesa de pleno derecho. Aunque, por ahora, las obligaciones que su título ha llevado aparejadas han sido escasas. «Son mis padres los que van a eventos. Mi primera cita de ese tipo fue el año pasado, en el cumpleaños de Federico de Dinamarca. Allí estrené mi tiara y mi banda. Y, luego, acudí a la boda de Eugenia de York. Ya está», resume. Le pregunto qué pasa con el enlace de Harry y Meghan. ¿Por qué no asistió? Sin comentarios. Y es que, hace cuatro años, algunos tabloides publicaron rumores de una relación entre ella y el príncipe británico. Confiesa que aún no ha encontrado el amor, pero, por el momento, se conforma con el chute de adrenalina que le proporcionan los dulces –«soy muy, muy golosa desde pequeña»– y con sus perros, sobre todo con Stormy, que trota tras ella allá donde vaya.
Esta royal millennial se describe como una apasionada del diseño, mientras me enseña sus vestidos de Isabel Marant o Balenciaga, extrayéndolos de una maleta con el monograma MOG y bajo la mirada vigilante de su madre. La complicidad entre las dos es más que evidente. «Es mi referente y mi mejor amiga», apunta la propia Olympia sobre Marie-Chantal. «¡Ella fue quien me llevó por primera vez a un desfile! Fue uno de Valentino, que celebraba el 45o aniversario de la marca, y montaron un gran espectáculo en Roma. Yo tenía diez años. Me senté en las rodillas de papá, y recuerdo que pensé: “¡Esto es alucinante!”». También le dio el mejor consejo de moda de su vida: «Viste con confianza y crea un estilo propio». Por ahora, el suyo lo define como «clásico pero con un punto provocador», y asegura que prefiere dejarse arrastrar «poco a poco por las tendencias» antes que convertirse en una fashion victim. «Adoro las piezas vintage, y la comodidad es clave para mí. Eso sí, cambio mucho en función del tiempo y de cómo me siento: a veces, voy bastante tomboy; otras, muy lady». Sus prendas esenciales son unos vaqueros boyfriend de Levi’s y un jersey oversize de la marca californiana The Elder Statesman. Aunque, si algo se repite con insistencia durante nuestra charla, es la obsesión por las botas. «Tengo cinco pares sólo de combat boots. Me vuelven loca», reconoce.
Recién graduada en Fashion Business y Marketing por la Universidad de Nueva York y la prestigiosa escuela de diseño Parsons, sueña con lanzar su propia etiqueta en un futuro. «Mi firma favorita es Isabel Marant. Siempre me pongo sus minivestidos y jerséis con mensajes. Además, me encanta Saint Laurent. Era ya una de mis marcas preferidas con Hedi Slimane, y ahora que él está en Celine, también lo es esta última. Con Valentino tengo una relación bastante especial y ahora mismo creo que mis botas fetiche son las de Dior», comenta sobre sus gustos en tendencias. Sin embargo, no tiene claro que vaya a seguir los pasos de su madre en la moda infantil.
En cualquier caso, mientras prepara su salto al diseño, ya ha aparecido en numerosas revistas y se la ha podido ver sobre la pasarela en los desfiles de Tory Burch, Valentino, Michael Kors Collection y Dolce & Gabbana, con los que también realizó su primera campaña publicitaria. «Nunca he querido ser modelo, y no considero que lo sea, pero me divierto mucho con ello. Me gusta disfrazarme y convertirme en otra persona. Lo disfruto un montón», reconoce.
Ya sea en una u otra de sus muchas facetas, todo lo que esta enfant terrible hace queda registrado en Instagram, para regocijo de sus 169.000 followers. Como sus viajes por el mundo junto a su influyente grupo de amigos, que componen Bianca Brandolini, Caroline Bell (su compañera de piso), Talita von Fürstenberg (su prima, y nieta de Diane), Peter Brant Jr. (hijo de Stephanie Seymour) y Ella Richards (nieta de Keith). Un día en Coachella, otro en la Ópera de Viena... y, por en medio, soirées y vacaciones de ensueño en Capri, Florencia y Miconos, así como en las propiedades que su familia posee en el Reino Unido y las Bahamas.
Y ahí no acaba la cosa. Por si fuera poco, está arrancando un nuevo proyecto. «Una especie de programa de televisión», dice mordiéndose la lengua para no desvelar más de lo que debe... al menos, hasta su próximo post. ■
A pesar de que he desfilado para marcas como Valentino, Dolce & Gabbana, Tory Burch y Michael Kors Collection, nunca he querido hacerme modelo. Y tampoco me parece que lo sea, aunque disfruto disfrazándome y convertiéndome en otra persona