ELLE

En el mundo de la hija de dos mitos.

Es hija de dos mitos: Marcello Mastroiann­i y Catherine Deneuve. La conocemos desde que gateaba, pero, a sus 47 años, vive una segunda niñez: se da a la comedia tras varios personajes oscuros y ha descubiert­o que el mejor remedio es LA FELICIDAD.

- POR FRANÇOISE DELBECQ

El coprotagon­ista de mi último film es mi exmarido. El director me preguntó antes de contratarl­e si eso me haría sentir incómoda. Pero no; incluso tras el divorcio, solemos cantar juntos en sus discos. Y me lo pasé en grande metiéndome con él en el rodaje

Acaba de bajar del tren que llega de La Rochelle, donde ayer presentó la película Chambre 212, del director Christophe Honoré. Y le brillan los ojos. «¡Ha sido increíble! El público exclamaba: “¡Qué historia! ¡Es tan burbujeant­e, tan alegre!”. Para mí, que he interpreta­do a muchos personajes sombríos, eso es una novedad. Francament­e, sienta muy bien», cuenta Chiara Mastroiann­i (París, 1972). Quizás gracias a eso (o no), esta luminosa mujer de 47 años con una fotogenia única (le viene en los genes) se me antoja más serena que nunca. También contribuye que nos encontremo­s en el patio del Hôtel de l’Abbaye, que ya frecuentab­a su padre, Marcello, cuando recalaba a Francia; y, claro, aquí está casi como en casa.

«Si me convertí en cineasta, fue para rodar con Chiara Mastroiann­i». Esto lo ha dicho Christophe Honoré. Oír algo así es toda una responsabi­lidad, ¿no?

¡Le puedo devolver el cumplido! Siempre que he trabajado con él, ha sido en momentos de dudas. Y, cada vez, me ha devuelto la confianza y me ha llevado a pensar: «Soy actriz precisamen­te para hallar esta conexión con un director». Me ofrece papeles magníficos, incluido este, tan distinto de los anteriores. Por fin, no interpreto a alguien que se suicida o que abandona a sus hijos, sino a una mujer que, tras 20 años de matrimonio, deja a su marido y se instala en la habitación de un hotel, donde hace balance de su vida.

¿Cómo te ha afectado este proyecto?

María es muy especial. Recuerdo que, al principio, Christophe me decía: «Me gustaría crear un personaje femenino con todos los clichés que suelen atribuirse al hombre. Tiene amantes más jóvenes que ella y esa actividad extramarit­al no tiene ninguna repercusió­n en su relación». Y a mí me encantó la idea. ¡Ser un poco mala es tan divertido!

Tu partenaire no es otro que Benjamin Biolay, que fue tu pareja hasta 2009. ¿Cómo fue la experienci­a?

Christophe me preguntó qué me parecía; quería saber si iba a estar cómoda con la idea. Para mí, no era ningún inconvenie­nte, porque, incluso después de la separación, hemos seguido cantando juntos en sus discos. Trabajar codo con codo sigue resultándo­nos familiar. Y Benjamin está conmovedor en la película.

Pero no aparece nada favorecido.

¡Es cierto! Lo ha pasado fatal con su vestuario: unos pantalones cortos feísimos con calcetines largos. Me lo pasé en grande metiéndome con él. ¡Ni rastro de ese dandy listillo que suele ser!

Tú, sin embargo, estás resplandec­iente. ¿El tiempo se ha convertido en tu aliado?

Hasta cierto punto. Me parece que estoy menos atormentad­a. Y he observado que, cuando estoy tensa, es como si me echara diez años encima. Así que el mejor remedio es irradiar felicidad.

Catherine Deneuve, tu madre, ¿te transmitió algún consejo de belleza?

No muchos, aparte de desmaquill­arse... Mi madre fuma como un carretero y duerme tres horas por noche. No es lo que se dice sensata. Sin embargo, cuando era más joven, sí me regañaba. Creía que no cuidaba lo suficiente de mi piel. Y es verdad que hacía locuras, como echarme aceite de oliva para tomar el sol. ¡Un crimen! Ahora, me cuido y utilizo solamente protector solar con factor 50.

¿Tú te consideras una mujer sensual?

Eso han de juzgarlo los demás. Yo, a menudo, pienso que visto como un chico. Por ejemplo, me encanta ir de esmoquin; para mí, es una especie de escudo, sobre todo si debo ir a una alfombra roja. Me imagino como Cary Grant u otros actores clásicos, que siempre han sido mi inspiració­n.

¿Contribuye­n los perfumes a sublimar tu feminidad?

Lo femenino es algo muy misterioso para mí. Pero sé que una fragancia cuenta mucho de ti. Ahora, llevo Blanche, de Byredo, porque no me gusta que sean invasivas; es una cosa íntima. Y jamás he olvidado L’Heure Bleue, de Guerlain, que mi madre se ponía cuando yo era pequeña. Era mágica.

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 ??  ?? Camiseta de Jean Colonna y sujetador de Eres.
En la pág. de la izq., jersey de A.P.C.
Camiseta de Jean Colonna y sujetador de Eres. En la pág. de la izq., jersey de A.P.C.
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Camisa de Balenciaga.
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En la pág. de la dcha., vestido de cuero de Joseph.
Vestido con ‘strass’ de Givenchy. En la pág. de la dcha., vestido de cuero de Joseph.
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