ISABEL COIXET
Nuevo reto.
Cada uno tiene su propio refugio, un lugar –no siempre geográfico– donde escapar de los problemas del mundo. Para Isabel Coixet (San Adrián de Besós, Barcelona, 1960), está entre un plató y una cocina. Por eso, Foodie Love, la primera serie de la cineasta, que se estrena el 4 de diciembre en HBO, indaga en las vivencias de dos personas que se conocen a través de una app para amantes de la gastronomía.
¿Cómo nace Foodie Love?
Hace un par de años, en Nueva York, mis amigos me contaban sus citas a través de la web OkCupid. Empecé a pensar en ello y sólo me salían situaciones con la comida como algo que une.
¿Toda historia de amor necesita un terreno común?
De adolescente, leí En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, donde el barón de Charlus está muy enamorado de una mujer con la que no comparte nada. Al principio, parece hasta apasionado y salvaje, pero, luego, eso se apaga y no quedan ni las cenizas. Rechazas la etiqueta de comedia romántica. ¿Cómo definirías tú Foodie Love? Probablemente sea una comedia romántica, pero ese concepto no puede aburrirme más. Esta es la historia de un chico y una chica que han pasado por bastante y que están a mitad de camino entre entregarse, hablar, callar, ocultar, contar hasta cierto punto...
¿Crees que es posible conquistar a alguien a través del estómago?
Todas esas aulas que nacen últimamente en España y toda esa gente que está aprendiendo a cocinar tienen mucho que ver con las ganas de enamorarse y de seducir.
¿Hay fronteras en la gastronomía?
El carácter de un pueblo se manifiesta en ella, pero también puedes tomar una sopa en una aldea de Japón y que te recuerde a un cocido de Valladolid.
¿Y límites en el amor?
Para mí, no. Estoy muy abierta. Las fronteras me parecen una cosa tan antigua... ¡No deberían existir!
¿Es capaz un algoritmo de conectar a dos personas?
Sí, pero ambas han de querer. Creo que el scrolling (en las aplicaciones de citas, ir pasando de perfil en perfil) es contraproducente. Te genera una especie de vacío que uno desea llenar con una historia de verdad... y, en la serie, los dos ansían eso.
¿Qué dicen nuestros hábitos culinarios de nosotros?
Basta con abrir una nevera; te contará quién es su propietario en ese momento. Puedes descubrir mucho de él: si vive solo, si está dispuesto a llevar una vida más sana...
¿Los sabores curan las heridas del pasado?
La comida –y aquí no hablo de trastornos alimentarios– es una buena compañera mientras no sea lo único que tengas para combatir la soledad, la melancolía o la tristeza. Es una muleta, pero se necesitan unas cuantas para atravesar la vida.
¿Cómo son las citas de hoy en día?
El catálogo de posibilidades se ha ampliado; ahora, todo es más fácil, pero seguimos queriendo lo mismo. Siempre buscamos ser relevantes en la vida de alguien; existir para alguien.
¿Cuál sería tu cena perfecta?
Una en el restaurante Clamato de París (septime-charonne.fr), un día que no haya mucha gente. Y que llueva.
«Ahora, todo es más fácil en las citas. Pero todavía buscamos lo mismo: ser relevantes en la vida de alguien; existir para alguien»