HIBA ABOUK
Paramos el reloj (de Bulgari) con la actriz.
Hiba Abouk (Madrid, 1986) es consciente del inestimable valor del tiempo y, lo más importante, conoce la manera de aprovecharlo con la máxima intensidad. Para ella, cada segundo genera una experiencia que se transforma en un recuerdo imborrable, en algo que permanece para siempre. Hoy la actriz más buscada hace una pausa para hablar de los momentos que han marcado su vida y celebrar con ELLE su próxima maternidad (su pareja es el futbolista Achraf Hakimi). Lo hace junto al nuevo reloj Serpenti Seduttori, de Bulgari, una reinterpretación de un gran icono de la casa que, fiel a la idea de que el tiempo es oro, convierte este metal noble (en blanco, amarillo o rosa) en gran protagonista del diseño.
Dos joyas: la poderosa serpiente, que sigue mirándonos desde la esfera y zigzagueando en el brazalete (ahora flexible) con forma de escamas, y la intérprete, que atraviesa una época dorada a pocos meses de que su propia existencia experimente una revolución.
¿Qué significado tiene para ti en este momento
la palabra madre?
Esas cinco letras siempre han sido muy poderosas para mí, el origen de toda creación. Madre me remite al amor más puro que pueda existir. ¿Ser madre será un sueño cumplido?
Lo es haber formado una familia.
¿Cómo te va a cambiar la maternidad?
Espero que me haga mejor persona, ya voy notando los cambios: empatizo más con la gente en cualquier situación. En lo profesional, ¡espero que venga con un pan debajo del brazo! Acabo de verme obligada a rechazar una película de acción porque, evidentemente, embarazada no podía rodarla.
¿Qué tipo de madre vas a ser?
Quiero ser muy comprensiva y que mi relación con mi hijo se base en la confianza, que este me vea como un apoyo incondicional y jamás se sienta solo. Creo que podremos entablar cualquier conversación, soy muy abierta.
¿Qué más cosas eres?
Soy muy sincera, y por ello valoro mucho la honestidad en los demás. También, me considero bastante perfeccionista y cero conformista.
¿Eres un alma libre?
Me independicé con 18 años porque tenía unas ganas de libertad enormes. La libertad es mi mejor amiga y amante, algo por lo que he luchado siempre y a lo que no pienso renunciar jamás. Es un valor primordial.
Y el amor, ¿es el otro?
Es lo más importante en mi vida. Llevo tatuada esta palabra con la tipografía de David Delfín, él me decía que yo era todo amor. Las relaciones personales se encuentran muy por encima de mi trabajo. Si el día de mañana tienes una enfermedad, no te va a salvar tu trabajo, sino el cariño de tu gente, y lo debes cultivar cada segundo. Tener una conversación con un familiar, mi pareja o una amiga y decirle «te quiero» antes de irme a dormir, o despertarme y que venga mi perro a matarme a lametazos. Eso es lo que me hace feliz, y no renunciaría a ello por ningún papel del mundo.
El tiempo es oro... ¿Perder amigos tan cercanos como David Delfín y Azzedine Alaïa te ha hecho valorarlo más?
Totalmente. Cuando falleció David, era la primera vez que me faltaba un amigo, sufrí mucho. Intenté pasar con él el máximo tiempo posible, pero al perderle me arrepentí de no haber estado aún
«LA LIBERTAD ES MI MEJOR AMIGA Y AMANTE, ALGO POR LO QUE HE LUCHADO SIEMPRE Y A LO QUE NO PIENSO RENUNCIAR JAMÁS»
más. Con Azzedine fue distinto, porque pude aprovechar cada instante que estuve con él, incluso su último verano lo pasamos juntos de vacaciones. Los amigos te enseñan a repartir bien el tiempo. Yo antes era el tipo de persona que se pasaba el día entero trabajando. No quiero estar así... Ahora prefiero vivir con menos, aunque con más amor.
¿En qué momentos de tu vida has querido parar el tiempo?
¡En los vividos con amigos! Recuerdo la fiesta del 40o cumpleaños de
Paco León. David (Delfín), que fue gogó de joven y le encantaba bailar, me cogió por los aires, metió su cabeza en mi vestido de tubo por debajo de la rodilla, ¡entre mis piernas! Me rajó la ropa, claro (risas). No dejábamos de dar vueltas. Más que parar el tiempo, me habría gustado estirarlo. Hoy deseo que aquella noche se convierta en eterna.
¿Recuerdas algún momento especial con Azzedine Alaïa?
Muchas de las cenas que hacía en París, en las que le encantaba vernos comer, beber y bailar. También su último verano: hacía 15 años que no iba a Túnez y le convencimos para elegirlo como destino de vacaciones.
Tus padres son tunecinos, ¿como de importantes son tus raíces?
¡Son algo esencial! Estudié Filología Árabe porque, aunque hablaba tunecino, no sabía leer ni escribir en ese idioma. Tenía la necesidad de conocer más de esa cultura.
Eres española, pero tu nombre y tus rasgos son muy exóticos. ¿Te ha condicionado esto en tu carrera?
Mucho, en mis comienzos me llegaron a plantear que me cambiara el nombre, pero yo nunca he querido perder mi propia identidad: es la herencia de mis padres. En ocasiones ha sido bastante duro, porque he sentido de alguna forma la discriminación. Incluso hoy en día la sufro en diversas situaciones.
¿Cuál crees que puede ser la solución a este tipo de injusticias?
Abrir la mente, viajar y leer te hace no ser racista. Cuando lo eres es porque no has cogido un libro o un avión en tu vida. Si se quiere ver mundo, se puede: de estudiante, yo trabajaba para poder viajar.
Viajar y amar, ¿qué más te llena?
La música. El flamenco ocupa mucho tiempo en mi vida. También me interesa la moda, que me parece una forma artística de expresión: la ropa, el corte, la confección... Soy mi propia estilista y me encanta estar pendiente de todas las tendencias.
¿También ser solidaria?
Me hace feliz poder ayudar, y más a los niños, que son mi debilidad. Soy embajadora de Bulgari-Save The Children, y a través de ellos puedo usar mi popularidad para llegar a más gente, para dar voz a personas que desgraciadamente no la tienen.
¿Cómo te ves en diez años?
¡Madre! (risas). Espero que disfrutando de la vida, de mi familia y de muchos proyectos interesantes. ■
«ME GUSTA LEER, VIAJAR, LA MÚSICA... Y TAMBIÉN LA MODA, QUE CONSIDERO UNA FORMA ARTÍSTICA DE EXPRESIÓN»