ECOLOGÍA Y ENERGÍA
La naturaleza será el gran lujo
Cuando se trata del medio ambiente, lo mejor es que los pronósticos no se cumplan. Porque la radiografía del planeta no deja lugar a dudas: está enfermo; tanto que, o le procuramos una cura urgente, o entrará en fase terminal en unos decenios. Ese es el futuro que se vislumbra para la Tierra, uno muy negro, como acaba de reconocer la Eurocámara, que ha declarado la emergencia climática en nuestro continente. Y es que, aunque la alarma lleva tiempo sonando, parece que lo hace en una frecuencia no apta para nuestros oídos. La ONU tradujo hace unas semanas ese grito sordo en palabras, y no suenan a música celestial... Según su informe Emissions Gap Report 2019, el tiempo se acaba, y, para evitar el colapso a finales del siglo XXI, los países deben multiplicar por tres sus recortes de producción de gases de efecto invernadero. Algunas empresas llevan tiempo tomándose el aviso en serio, como Iberdrola –la energética española más innovadora, según la clasificación de la Comisión Europea–, que apuesta por la descarbonización y el impulso de las energías renovables. «La energía del futuro será cien por cien eléctrica, basada en fuentes que no generen emisiones a la atmósfera. Una buena parte estará descentralizada y creada por pequeños productores. Además, la integración de tecnologías y los data analytics permitirán a las eléctricas facilitar el desarrollo de las redes inteligentes y de planes personalizados», avanzan fuentes de la compañía, que invertirá 8.000 millones de euros entre 2018 y 2022 en España, buena parte de ellos destinada a desarrollar proyectos renovables. Coincide en el diagnóstico Meritxell Ripoll, directora de Responsabilidad Corporativa de CaixaBank, única entidad del Ibex 35 que compensa el cien por cien de su huella de carbono: «El consumo eficiente de los recursos naturales es uno de los grandes retos, por eso nosotros contamos con una Declaración sobre Cambio Climático». Entre sus medidas más destacadas está la financiación de proyectos sostenibles mediante préstamos verdes. «Debemos reflexionar sobre cómo vivimos, pero soy optimista y espero que el cambio climático impulse transformaciones urgentes».