ELLE

EDICIÓN DE LUJO

Te invitamos a descubrir la trama de un gran desfile de Haute Couture: el debut de Virginie Viard. Tejidos sublimes, puntadas maestras y un TRASFONDO LITERARIO son sus protagonis­tas.

- POR LAURA SOMOZA

El sueño de la Alta Costura de Chanel.

Virginie Viard no ha podido encontrar una forma más brillante de escribir su primer capítulo como directora creativa al frente de la maison Chanel: presentar la colección de Alta Costura de otoño-invierno 2019/20 en un Grand Palais convertido en impresiona­nte biblioteca circular para la ocasión. Todo un guiño a la conocida pasión del Káiser (¿quién no tiene grabada en la retina la imagen de su inmensa librería, con más de 300.000 volúmenes?), así como a la de Coco Chanel, que llegó a confesar al novelista Paul Morand: «Los libros son mis mejores amigos». Cabría añadir que la poesía fue, además, su gran amor. Viard, lejos de pasar página respecto a las tradicione­s de la firma, demuestra que es fiel, recitando al pie de la letra (aunque, eso sí, con un sello personal) sus códigos clásicos. De este modo, las icónicas chaquetas de tweed se alargan hasta transforma­rse en sofisticad­os abrigos-vestido (con botones joya incluidos) y los trajes juegan a la androginia –esa que tanto amó Gabrielle–, por ejemplo, con

«HE SOÑADO CON SILUETAS LIBRES. ES LO QUE ADORO DEL ‘ALLURE’ QUE TIENE CHANEL» (Virginie Viard)

CADA VESTIDO DE ALTA COSTURA REQUIERE ENTRE 300 Y 600 HORAS DE TRABAJO ARTESANO

toreras ultrafemen­inas que se combinan con amplios pantalones masculinos. Los cuellos de las blusas viajan al romanticis­mo, mientras que los vestidos de satén presumen de espaldas al aire y los minidresse­s palabra de honor se casan con bombers de hombros abullonado­s. ¿Los tonos que pintan la colección? A los eternos negro y blanco se suman el azul marino, el miel o el burdeos, que dialogan con colores más vivos, como el naranja, el verde, el fucsia o el malva. Y, en lo que a tejidos se refiere, dominan la delicadeza y el lujo propios de la Alta Costura: organzas, tules, satenes, gasas... junto al siempre vigente tweed, ese mito de la etiqueta. En fin, un debut que engancha. Y que está llamado a convertirs­e en un best seller y un clásico instantáne­o. ■

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 ??  ?? A izq. y dcha., fotos del ‘backstage’ del desfile, en las que la gasa, en varias gamas cromáticas vitalistas, cobra vida a través de unos vestidos de ensueño. Abajo, un boceto y una imagen del ‘atelier’. Debajo, Virginie Viard saludando al final del desfile, y dos ‘looks’ clave.
A izq. y dcha., fotos del ‘backstage’ del desfile, en las que la gasa, en varias gamas cromáticas vitalistas, cobra vida a través de unos vestidos de ensueño. Abajo, un boceto y una imagen del ‘atelier’. Debajo, Virginie Viard saludando al final del desfile, y dos ‘looks’ clave.
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A la dcha., un momento del ‘fitting’. Abajo, un ‘look’ de la colección de 1934. Debajo, a la dcha., Coco Chanel trabaja en su ‘atelier’ en 1937.
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