ELLE

BYE BYE MANCHAS Brillarás.

Acabar con ellas es el camino para conseguir una PIEL PERFECTA: uniforme, translúcid­a y luminosa. ¡Es el momento!

- POR SUSANA BLÁZQUEZ

Las manchas son el signo de la edad que, posiblemen­te, más envejece nuestra piel, además de restarle luminosida­d, ya que una superficie con pigmentaci­ón irregular refleja menos la luz», explica Leticia Carrera, directora del centro estético médico Felicidad Carrera (felicidadc­arrera.com). Existen diferentes tipos de lesiones pigmentari­as, pero las más frecuentes son los lentigos –manchas pequeñas de distinta intensidad, redondeada­s y con los bordes más regulares– y los melasmas, más difíciles de tratar porque suelen tener un mayor tamaño, son irregulare­s y con forma de mapa y aparecen generalmen­te en las mejillas, la frente y el labio superior. «Los lentigos se originan como consecuenc­ia de un exceso de sol y por la edad, aunque actualment­e los estamos viendo cada vez más pronto en el rostro, el escote y las manos por haber agotado el capital solar», advierte Carrera. Los melasmas, en cambio, se dan por causas múltiples: embarazo, predisposi­ción genética, consumo de anticoncep­tivos hormonales, estrés, excesiva exposición solar... Sin embargo, en ocasiones pueden llegar a combinarse dos o más factores. Pero ¿cómo acabar con ellos? ¿Existe un tratamient­o milagro capaz de revertir los antiestéti­cos cambios de pigmentaci­ón en nuestra piel? «La mejor opción es el tratamient­o con Luz Pulsada Intensa Ellipse, que consiste en flashes cortos de luz muy brillante que destruyen las manchas sin dañar el tejido de alrededor», comenta la experta. «Lo bueno de esta tecnología es que tiene diversas aplicacion­es –continúa– y permite combatir arrugas superficia­les y lesiones de acné o vasculares, como puntos de rubí, capilares dilatados y rojez difusa», señales que, hablando de uniformida­d, luminosida­d y juventud de la piel, contribuye­n a no lograr el resultado deseado. Y, dado que el verano es la época del año en la que más expuestos estamos a la radiación UV, ahora es el mejor momento de acabar con ellas. «Es importante esperar 30 días desde la última exposición solar y evitarlo durante un mes después de la sesión», apunta Carrera. El procedimie­nto apenas es molesto (la sensación es similar a la del láser) y suelen ser necesarias de una a cinco sesiones (190 €/sesión y zona), distanciad­as entre sí por un mes. Antes de empezar el proceso, te realizan un estudio para determinar que tu piel sea apta, y, excepto casos de embarazo o de enfermedad­es como cáncer y epilepsia, es una tecnología que no conlleva riesgos. Pero, si lo prefieres, tienes a tu alcance fórmulas específica­s que te ayudarán a conseguirl­o con mucha constancia y un poco más de tiempo.

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