SKIN FASTING
El SKIN FASTING propone dos curas al año para recuperar la barrera cutánea. Descubre en qué consiste este nuevo ‘detox’ dérmico.
Descubre cómo funciona el ‘ detox’ para tu piel.
Los expertos aseguran que el ayuno oral es capaz de promover nuestros propios mecanismos de reparación y defensa, reducir la inflamación, desintoxicar nuestros órganos y asegurarles a estos un correcto aporte de energía. Pues bien: ¿qué pasaría si trasladáramos todo lo anterior a nuestra piel? Esa es la base de la nueva corriente skin fasting, una especie de cruzada detox dérmica que aboga por resetear nuestra piel. La artífice es la japonesa Koko Hayashi, CEO de Mirai Clinical (miraiclinical.com), que apuesta por el menos es más y el cuidado mínimo de la piel con ingredientes naturales. En nuestro país, las fundadoras de Ayuna (ayuna.co), Isabel Ramos y Begoña Sanjuán, han sido las primeras en abrazar esta idea, bajo el lema less is beatuy; se desmarcan así de la batalla por el antiaging y defienden el wellaging. «Abogamos por favorecer los procesos de desintoxicación y limpieza profunda, a la vez que estimulamos los mecanismos naturales de autorregeneración cutánea», define Ramos, doctora en Química.
MÁS NO SIEMPRE ES MEJOR
Y es que nos estamos acostumbrando a atiborrar nuestra piel de fórmulas que, en ocasiones, llevan más de 15 ingredientes y en unas dosis muy altas. Nadie discute a estas alturas la eficacia cosmética de activos como la vitamina C, los AHA (alfahidroxiacidos) y los retinoides; el problema reside en cómo los usamos. «Utilizamos un número excesivo de productos al día: tónico, loción, esencia, sérum, crema, mascarilla... O abusamos de activos y concentraciones muy potentes. Por ejemplo, en una piel que no los tolera, los retinoides estropean la barrera cutánea y pueden producir eccemas, picor e infecciones. Por su parte, los AHA
(glicólico y salicílico, principalmente) en altas dosis son irritantes. Y la vitamina C, dependiendo de su concentración y de nuestro pH cutáneo, irrita», tal y como advierte la dermatóloga María Marcos (grupopedrojaen.com). Todo este desconocimiento termina desembocando en dos efectos: «El primero es una piel seca, que está más descamada y que sufre dermatitis. Por el contrario, el segundo efecto implica que empiecen a salirnos granos y comedones, que tengamos brotes de acné y poros dilatados y que la piel se vuelva grasa», explica la doctora Marcos.
De hecho, ya existe un acné bautizado como acné cosmético. Además, nos olvidamos de que la piel cuenta con sus propios mecanismos de defensa: una barrera lipídica que nos protege de la deshidratación, una reserva antioxidante que frena el impacto de los radicales libres y una renovación natural cada 28 días. Pero, a base de tanto estimularla, la estamos volviendo hiperactiva. «Yo usaría el término hiperreactiva. Tanta sobreestimulación acaba generando más radicales libres», asegura Isabel Ramos.
UN RESET EN CLAVE CLEAN
¿Cuál sería la solución? Suprimir lo innecesario y detoxificar la piel y ponerla en modo reset durante una temporada aportándole sólo lo justo y necesario para que no sufra carencias nutricionales. «Primero, son importantes la toma de conciencia y la atención a las propias sensaciones cutáneas. Segundo, hay que eliminar los componentes inútiles para la piel que añaden toxicidad. Tercero, tenemos que detoxificarla con potentes captadores de toxinas, como el carbón activo y el vidrio volcánico. Y cuarto, conviene proporcionar una adecuada hidratación con cosmética pura, limpia, efectiva y segura», como recomienda Ramos. En este punto entra en juego la nueva corriente clean beauty, que presenta un enfoque más holístico y se centra en promover una salud cutánea con pocos activos (todos naturales, orgánicos y de origen vegetal o botánico) y libre de tóxicos no autorizados. Hablamos de aceites esenciales y vegetales, aguas de flores, ácidos grasos esenciales o extractos de plantas.
TRAS EL VERANO Y EL INVIERNO
Las expertas coinciden en que sería recomendable hacer dos curas al año, una en otoño y otra en primavera. «La piel necesita reposo y descanso después del verano y el invierno, que es cuando acostumbramos a sobreprotegerla y utilizamos más productos de tratamiento», apunta Isabel Ramos. Eso sí, siempre y cuando resulte necesario. «El ayuno cosmético tiene sentido cuando existe un problema o una patología o nos hemos excedido. Es decir, en los casos en los que la piel está muy irritada o seca por exceso de higiene o porque esta es inadecuada, la barrera cutánea está dañada o sufrimos un acné retencional o cosmético», advierte María Marcos. Consiste en utilizar un número mínimo de productos, que contengan pocos ingredientes y lo más naturales posible. Si el problema es que nuestra piel está seca, habría que reducir el botiquín a leche limpiadora, crema con lípidos y protección solar. «Si, por el contrario, el problema es que se ha vuelto grasa, la rutina tiene que consistir en jabón suave, hidratante fluida o emulsión oil free y no comedogénica y protección solar», recomienda la dermatóloga. En el caso de las pieles secas, en ocho o diez días se recupera la normalidad, mientras que, cuando la tenemos grasa o con impurezas, el proceso se puede prolongar hasta las cuatro semanas. Además, las fundadoras de Ayuna completan estas curas con inhalaciones con aceites esenciales, meditaciones guiadas, masajes manuales y tratamientos en cabina de una hora. «La idea es conectar con nosotras mismas y con las necesidades de nuestra piel. Con una sola sesión, el cutis luce más brillante, firme y joven», concluyen.
La corriente ‘clean beauty’ presenta un enfoque más holístico de la cosmética. Se centra en promover una salud cutánea libre de tóxicos no autorizados y con pocos activos, siempre naturales, orgánicos, de origen vegetal o botánico