Joël Dicker
«La literatura es el mejor refugio»
las decisiones correctas, pero también la de tratar las situaciones graves con ligereza para desactivarlas. Sabía cómo mantener la perspectiva, que es una facultad poco frecuente y muy valiosa.
¿Y cuál es para ti el valor de la literatura en tiempos de crisis?
Leer nos regala la posibilidad de huir, de desconectar, es un maravilloso refugio en otro mundo. Además del tuyo, ¿podrías recomendarme un libro para volar por casa estos días?
El proceso, de Franz Kafka
(risas). Es una historia fuerte que habla de la responsabilidad individual y de la capacidad de tomar decisiones por nuestro propio bien y, a la vez, por el bien de todos.
¿Cómo vives personalmente este tiempo extraordinario en el que va a salir a la luz tu flamante novela?
En mi caso, estos días complicados son buenos para la introspección: ¿quiénes somos realmente? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? No sólo en relación con la covid-19, sino frente a nosotros mismos. Ahora que todo se detiene, que no estamos atrapados en el torbellino de la vida, que ya no tenemos las distracciones de la cotidianeidad, podemos plantearnos las verdaderas preguntas: «¿Soy feliz? ¿Estoy de acuerdo conmigo mismo?». Las bengalas de esta situación serán las que encontremos en nuestro interior para iluminar la vida que nos espera cuando empiece la recuperación de la sociedad.
El enigma de la habitación
¿Qué tiene que no tenga otro de tus libros?
622
Esta novela es un hito importante en mi trabajo de escritor porque se desarrolla en Ginebra. No ha sido fácil trasladar a la ficción el lugar en el que sucede tu vida cotidiana. Aquí las cosas no suceden así. Y me bloqueaba mucho la idea. Por lo tanto, haber podido dar ese paso y contar una Ginebra imaginaria es algo especial para mí.
Ahora tu libro es el más esperado de la temporada. ¿Cómo notas el peso del éxito cada vez que publicas algo nuevo?
Durante los dos o tres años que me lleva escribir una novela, la única pregunta que me hago es: «¿Conseguiré terminarla?». No pienso en absoluto en mis lectores ni me pregunto si el libro irá bien. Por eso me angustia mucho plantearme cómo van a recibirlo mis editores y el público. El éxito me resulta muy gratificante porque no lo espero. Es un hermoso reconocimiento. Y, a la vez, algo frágil, lo sé. Así que disfruto cada momento sin preocuparme con qué es lo que sucederá después. Mientras esperamos a saber qué pasa dentro de la habitación 622, ¿qué veríamos si mirásemos a través de tu cerradura mientras escribes?
A mí, andando de un lado para otro. Cuando estoy armando una idea, no puedo estar quieto: voy a la ventana, me preparo un café, doy vueltas alrededor de la mesa... Es como si la actividad física me ayudase a pensar mejor. Y escucharíais música, porque me ayuda a crear una burbuja. Eso sí, para ver todo esto tendríais que madrugar: ¡empiezo a escribir a las cuatro de la mañana!
«Cuando escribo nunca pienso en mis lectores ni si en la novela irá bien. El éxito me resulta muy gratificante porque nunca lo espero»