ELLE

Verónica Echegui LA MUJER MARAVILLA

Vuela con la imaginació­n, fulmina con la mirada, derrocha fuerza, posee visión de futuro y es capaz de transporta­rse hasta donde la lleve el talento. La actriz, que ESTRENA UNA DE SUPERHÉROE­S, no tiene rival.

- POR HELENA R. MEDINA. FOTOS: JAVIER LÓPEZ. REALIZACIÓ­N: SYLVIA MONTOLIÚ

Te importa que me tome un café antes de empezar? Cortito, que, si no, me pongo como una moto». Verónica Echegui (Madrid, 1983) llega a nuestra cita a las nueve de la mañana en Madrid y el día más caluroso del año. O eso dicen. Es la calma en persona, dulce y fuerte. Yin y yang. Cuerpo y mente. Capuchino y expreso. Cuesta imaginar cuántos cafés necesita para perder ese equilibrio que derrocha y que trabaja con sesiones de meditación y alimenta con un optimismo innato –«No es pose, ¡eh!»–.

Alterna teatro, televisión y cine, así como produccion­es nacionales e internacio­nales, con pasión y profesiona­lidad. También en equilibrio. Desde que Bigas Luna la presentó al mundo como La Juani, se ha puesto a las órdenes de Iciar Bollain, Rodrigo Sorogoyen, Álex Pina, Danny Boyle y muchos otros directores de primera línea hasta llegar al último, David Galán Galindo, con quien estrena Orígenes secretos (28 de agosto, en Netflix), un thriller con toques de humor que rinde homenaje al mundo de los superhéroe­s. Junto a ella, cuatro fantástico­s más: Javier Rey, Brays Efe, Antonio Resines y Ernesto Alterio. ¿Su poder? Sonreír. Y mucho.

Orígenes. Cuéntanos los tuyos. ¿Cómo llega Verónica Echegui a ser actriz?

Creo que por cuentista. Siempre me ha gustado inventarme historias. A los 9 años le solté a mi madre que quería interpreta­r. Me metió en una agencia, pero se arrepintió y me dijo: «Cuando seas mayor, ya decides tú si esto es lo tuyo».

Secretos. ¿Tienes muchos? No tengo ninguno (ríe). Soy transparen­te.

Aunque sea, dime el del éxito...

El verdadero secreto para triunfar en la vida consiste en aprender a priorizart­e a ti antes que a cualquier otra cosa.

Para eso hay que ser muy decidida. ¿Tú lo eres?

Sin duda: si sé lo que quiero, no hay quien me pare.

La desigualda­d sigue ahí: la brecha laboral, la violencia de género... ¿Para ser mujer hoy hay que tener superpoder­es?

Hoy y siempre. Nos hemos visto obligadas a hacernos fuertes desde el principio de los tiempos. Parece que las mujeres somos minoría, pero ¡somos muchísimas! (sonríe con intención).

En un momento de la película, tú le dices desafiante a un compañero: «Estás de suerte, soy más que un hombre, soy una mujer». ¿Cuáles son nuestras armas?

La gran capacidad para adaptarnos al dolor, para sobrelleva­rlo y afrontarlo. También somos muy empáticas y tenemos el conocimien­to de lo sutil. Al ser sensibles somos perceptiva­s. No quiero generaliza­r, porque hay muchos hombres con estas capacidade­s, claro, pero quizá nosotras, por lo que sufrimos una vez al mes, porque damos a luz y nos abrimos por la mitad, porque podemos traer un ser a este planeta..., tenemos una conexión muy fuerte con la naturaleza. Otra cosa es que la hayamos olvidado.

Pues eso: tenemos superpoder­es, ¿no?

Sí, ¡y superpacie­ncia!

El personaje de tu partenaire, Javier Rey, plantea: «¿Qué le dirías a un superhéroe si lo tuvieras delante?». ¿Y tú? «¿Dónde te has metido, guapo? Llegas tarde. Esto es un cuadro. Ponte las pilas». ¿Y por dónde empezamos a arreglar esto? Lo primero es arreglarno­s nosotros mismos. Yo creo que el camino es siempre desde dentro hacia fuera. Si todos practicára­mos más el autoanális­is y cambiáramo­s ciertos comportami­entos, este mundo sería taaaaaaan distinto. ¿Dejarías el tema en manos de alguien en particular que te venga a la cabeza?

Hay grandes humanistas que podrían empeñar esa función, pero que entiendo que no quieran meterse en el marrón. ¿De los políticos ni hablamos?

Yo me refiero a gente que no es conocida pero que sí tiene conocimien­tos. Y, también, un enorme amor a la vida. En política hay grandes idealistas, sí, incluso buenas personas, aunque me da que todas muy perdidas o confundida­s. La política actual, desde mi punto de vista, no es política, es un negocio, un business. Los políticos son las caras visibles de los grandes lobbies, no creo que estén pendientes ni les interesen realmente los derechos del pueblo. No lo creo porque no lo demuestran en el día a día. Ni aquí ni en ningún lugar. ¿El mal tiene rostro? ¿Nombre y apellidos tal vez?

Sí, hay muchos representa­ntes del mal ahora mismo, pero también creo que hay muchos representa­ntes del bien. El mundo está lleno de héroes anónimos.

Hemos pasado unos meses duros... ¿Qué te da fuerza a ti? La posibilida­d de cambiar; siento que los problemas son oportunida­des. Cuando llega algo tan bestia como ha sido

Las mujeres hemos tenido superpoder­es siempre. Nos hemos visto obligadas a hacernos fuertes desde el principio de los tiempos. Hoy tenemos superpoder­es ¡y superpacie­ncia!

el coronaviru­s, es el momento de parar y valorar: «¿Qué es lo que he hecho hasta hoy? ¿Me gusta mi vida? ¿Soy feliz?».

¿Y qué te da miedo?

Que gane la oscuridad.

A veces da la impresión de que gana... Pasan los siglos y seguimos hablando de machismo y racismo, entre otros odios irracional­es. ¿Necesitamo­s que existan movimiento­s como el de Black Lives Matter para despertar?

El Black Lives Matter, el 8M... Un movimiento social y un cuestionam­iento general, se empieza por ahí. Parece que cae en saco roto, pero no. La unión hace la fuerza, y acabará ganando el bien.

Frente a todo esto, ¿qué te hace sentirte protegida? La sensación de que, después de la muerte, no se acaba todo.

¿En qué crees?

Digo que soy espiritual porque me dedico al espíritu. Medito, me observo; me interesa el crecimient­o del alma en tanto que no pienso que seamos sólo materia. Porque no tiene sentido vivir si eso consiste en me levanto, desayuno, voy al baño, como, me acuesto... Nuestra mente es aún muy limitada, pero es capaz de mucho más. Lo importante es el equilibrio.

Tú de equilibrio sabes: llevas más de diez años con tu pareja, el también actor Álex García. Eso son malabares...

(Risas). ¡Mejor ni pensarlo!

Cuéntanos, ¿cómo es compartir el amor por tu profesión con el amor de tu vida?

Eso es lo mejor. Si compartes una pasión, es más fácil entenderse. Además, él y yo tenemos el mismo proyecto de futuro, coincidimo­s en la manera en la que vemos el mundo y en la de disfrutarl­o.

En Instagram he visto que te diriges a él de manera habitual como mi maestro.

Sí. Creo que elegimos a las parejas porque son nuestros maestros, porque en una relación sale lo mejor y lo peor de ti, y aprendes. Eso me parece maravillos­o.

Tienes pendiente el estreno de la película Explota explota,

con éxitos de Raffaella Carrà. Aparte de Álex García, ¿qué hace que explote el corazón de Verónica Echegui?

¡Muchas cosas! Mi familia, mis amigos, los animales, el campo, el cine... Estoy inmersa en un corto que empiezo en septiembre. Lo voy a dirigir. Es con un guion por el que Movistar me dio un premio en el Festival de Gijón. Poner a los actores a trabajar sí que hace que me explote el corazón.

¿Puedes anticipar de qué va?

Se llama Venga a nosotras tu reino y cuenta una experienci­a que viví con 16 años en unas fiestas de un pueblo en el que hay una tradición arcaica muy salvaje. De lo que hablo es de la hiper normaliza ciónporp arte del a sociedad de la cultura de la violencia hacia la mujer. Y de cómo todos somos cómplices de una forma u otra. Ya hice otro corto con mi padre.

¿Con tu padre como actor?

¡Sí! Resulta que es su vocación frustrada. Le dije: «¿Tú no querías actuar? Pues tengo esta historia, ¿la hacemos juntos?». Y me contestó que adelante. Se llama Trajanópol­is y es un corto-ensayo sobre el amor paternofil­ial. Es una reflexión de cómo vemos el amor las distintas generacion­es. Estoy ultimando el tema de la música y haré un visionado.

Con la crisis del coronaviru­s la gente ha tendido a reinventar­se, pero tú te has adelantado... Además de descubrirt­e como directora, ¿has notado si la nueva realidad te ha cambiado?

En unas cuantas cosas. Mi proceso había empezado ya hace un año, cuando me lancé a meditar, y ahora ha acabado de coger forma. Antes me angustiaba más el pensar que sólo tenía una vida, que debía hacer esto y lo otro, me autoimponí­a tantos deberes que nunca terminaba nada. Me pasaba los días con ansiedad. ¡Incluso echando el freno no me relajaba! Al pararse el mundo de repente pensé: «Pues ahora voy a disfrutar de no hacer nada». Y ha sido la primera vez que lo he logrado: con 37 años puedo decir por fin que he aprendido a vivir el momento. Y en paz.

37... ¿Y cómo te ves con diez años más? Viva, me veo viva (risas). Estaré tranquila y haciendo lo que más me gusta. Interpreta­ndo seguro, porque actuar quiero actuar hasta el mismo día en que me muera.

Eso es lo que tiene que tu trabajo sea tu pasión. Y tu libertad. En Orígenes secretos hay una escena en la que dices: «Vamos todos disfrazado­s por la vida». ¿De qué vas tú?

Depende del momento, a veces del papel en el que esté inmersa también, porque esa es la excusa perfecta para ser alguien más que no soy. Así no me aburro de mí misma, que me pasa (risas). Álex suele decirme: «Es que eres como siete tías en una. Yo no me puedo cansar de ti porque cada día tengo que adivinar quién eres».

Pues eso también es un superpoder.

¡Sin duda! ■

El Black Lives Matter, el 8M... Un movimiento social y un cuestionam­iento general, se empieza por ahí. Parece que cae en saco roto, pero no. La unión hace la fuerza, y acabará ganando el bien

«Álex y yo compartimo­s pasión y profesión, coincidimo­s en la manera en la que vemos el mundo y en la de disfrutarl­o»

 ??  ?? Minivestid­o de ‘paillettes’ de Emporio Armani.
Minivestid­o de ‘paillettes’ de Emporio Armani.
 ??  ?? Vestido camisero, gargantill­a y cinturón de Dior.
Vestido camisero, gargantill­a y cinturón de Dior.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain