ELLE

Aristocrac­ia con alma

- POR GEMA VEIGA. FOTOS: MARIO SIERRA. REALIZACIÓ­N: BÁRBARA GARRALDA

A Eugenia Martínez de Irujo (Madrid, 1968) le gustan las buganvilla­s, Francis Bacon, el orden y las cigüeñas, y expresa su creativida­d diseñando joyas talismán desde hace una década para la firma Tous, como su última colección, Save, dedicada al mundo de los animales. A Cayetana Rivera, Tana (Sevilla, 1999), le apasionan Banksy, los tucanes y las amapolas; sabe lo que es ser la nieta de la mujer con más títulos del mundo y trabaja para Global Talent, una empresa volcada en la organizaci­ón de conciertos, filial de la prestigios­a discográfi­ca Universal, que dirige el marido de su madre, Narcís Rebollo. Tan perseguida­s como queridas, así son cuando están juntas dos mujeres de alma libre unidas por la música y el compás de un corazón azul.

Eugenia, si yo te digo Tana,

Eugenia M. de Irujo: Que es la persona más importante de mi vida, con diferencia. Así de claro.

Tana, ¿qué me dices de tu madre? Tana Rivera: La admiro, es una completa heroína, alguien que lo saca todo adelante.

De tal palo tal astilla. ¿En qué os parecéis? Tana: Somos muy impulsivas y, a la vez, muy transparen­tes. Si me cae mal alguien, la otra persona lo está notando al instante.

Eugenia: Ninguna de las dos vamos con rodeos. Yo digo todo lo que se me pasa por la cabeza; a veces me arrepiento, pero prefiero ser auténtica. La falsedad es algo con lo que no puedo. Y Tana tampoco.

¿tú qué me contestas? ¿En qué no tenéis nada que ver? Tana: Eugenia: Tana:

¡Yo soy muchísimo más social!

A mí eso me cuesta más. Considero a alguien amigo mío rápido; mamá es mucho más precavida. Eugenia: Es normal porque yo me he llevado más palos, y, al final, vas con pies de plomo. Otra cosa en la que somos muy distintas es en la puntualida­d. Por herencia de mi madre, todos en casa somos de una

Yexactitud inglesa. ¡Y esta es todo lo contrario! Cada vez que tenemos que hacer algo juntas, me desespera... (Risas). ¡Si ves que alguna vez llego tarde a algo, es porque voy con Tana! Aunque es verdad que cada vez va ajustando más.

Tana: ¡Mi madre contesta a cada carta! Yo soy un desastre.

Eugenia: Sin embargo, eso yo lo aprendí de la mía. Responder a todo el mundo es algo que llevo por bandera. Me gusta no perder lo de las cartas escritas a mano. Y las conservo.

Tana, ¿en las redes eres igual de social?

Tana: ¡Para nada! De hecho, las tengo cerradas. Todo lo contrario que mi madre (risas).

Eugenia: Ya, pero ¿sabes por qué? Porque a mí me dan cariño y me derrito. Y he de decir que la gente conmigo es maravillos­a, sus comentario­s no pueden ser más bonitos. Es tal mi gratitud que cada vez que puedo devuelvo el saludo. Y ojalá tuviera tiempo para contestar uno a uno. Al principio lo hacía, ahora me cuesta porque han aumentado los seguidores.

Nada más y nada menos que ¡240.000! Eugenia: Pues te confieso que yo era antirredes, Tana lo sabe. ¿Te acuerdas?

Tana: Vamos, como que se hizo el Instagram a escondidas. No quería que nadie se enterara. Y yo se lo pillé. Le dije: «Mamá, ¿qué esto?». Estaba lleno de flores. Y tenía un nombre raro... Honey no se qué...

Eugenia: ¡Es verdad, le puse el nombre de una piedra! Era para mis cuatro amigas. A raíz de colaborar con Tous, lo hice público.

Tana: ¡Y ahora no sabes cómo controla! Hace tiempo la bloqueé de stories y, al día siguiente, me dice: «Oye, ¿y por qué me has bloqueado?». ¡No me doy cuenta ni yo!

Eugenia: ¡Ja, ja, ja, ja...! Es verdad. Otra de las cosas por lo que ahora soy tan activa online es que me gusta echar una mano. Las redes son buenas para eso. Si la gente me manda algo, se lo publico. Y más La duquesa de Montoro y su hija posan por primera vez juntas para mostrar la fuerza del cariño del linaje femenino de la casa de Alba. Así son dos mujeres de CORAZÓN noble.

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