Tocar un instrumento
La música es un lenguaje universal que permite la conexión emocional, evoca recuerdos y sentimientos e influye en positivo en el estado de ánimo.
MAYOR COMUNICACIÓN
«Al tocar un instrumento, se activan áreas del cerebro relacionadas con la psicomotricidad, la coordinación visomotriz y el lenguaje», dice Isabel María Rodero, pedagoga del Centro Tap (centrotap. es). Eso se traduce en que los niños tienden a conseguir más fluidez de expresión –verbal y corporal–, lo que, cuando son conscientes, les permite construir unas habilidades sociales sanas y equilibradas, que, a su vez, les generan más seguridad y un mejor concepto de sí mismos.
BENEFICIOS EXTRA
La psicóloga Marian Barrantes destaca que la práctica musical puede impulsar el aprendizaje continuo, lo que favorece el desarrollo cerebral, así como una memoria más avanzada, y eso previene el deterioro cognitivo. Además, fomenta el bienestar emocional y la creatividad, modula la frustración y entrena la disciplina, la perseverancia y la capacidad de resolver problemas. ¿El extra? Es también una aliada para controlar el estrés y la ansiedad.
¿CUÁNDO Y CÓMO?
Aunque varios expertos sitúan en los cinco años el momento ideal para empezar la formación, dependerá del instrumento y de sus aptitudes. Para los más pequeños, por ejemplo, cantar en un coro es un primer paso. Lo esencial es que tenga acceso a los sonidos sin obligaciones, permitiéndole explorar distintas opciones hasta que decida si prefiere alguna.