Emprendedores

Popularizó el salmón ahumado en España.

Ahumados Domínguez comenzó a vender salmón ahumado hace 55 años, cuando este producto era totalmente desconocid­o en España. Arrancó apoyándose en la hostelería, pero catapultó sus ventas en los años 80, con la proliferac­ión de los hipermerca­dos.

- DAVID RAMOS

Ahumados Domínguez empezó a vender salmón a través de la hostelería hace 55 años. Hoy lidera el mercado español y se enfrenta al reto de sacar fuera un producto fresco y premium, con corta fecha de caducidad.

La compañía lidera el sector en nuestro país, donde ha logrado gran reconocimi­ento de marca y un posicionam­iento premium. Y ahora se ha lanzado a la conquista de nuevos mercados.

La historia de Ahumados Domínguez comienza con Ramón Mestanza, abuelo de la actual generación familiar en la dirección. En la década de los 50, ideó un banco de salmón, donde los clientes, esencialme­nte restaurant­es de lujo, llevaban el salmón para ser ahumado. Si de cada kilo de pescado fresco salían 500 gramos de salmón ahumado, el banco entregaba al cliente 400 gramos y se quedaba con esos 10 0 g ramos de diferencia como cobro por el servicio prestado. Y esa cantidad era vendida a otros clientes. Era un negocio perfecto porque ni tan siquiera había que comprar la materia prima.

Pero el negoc io no pod ía da r mucho más de sí. Su hijo José, con apenas 17 años, se propuso democ rat izar el consumo del sa lmón ahumado. Hizo la maleta y se fue a Asturias, donde se pescaba la mayor parte del salmón que se consumía en España. Allí conoció el mercado y tomó contacto con los pescadores para llevarse la materia prima a Madrid. Sin embargo, no era una tarea fácil. Corría el año 1962, por lo que todavía era una España que apenas empezaba a despertar tras una dura posguerra.

NADANDO A CONTRACORR­IENTE

Aunque hoy estemos acostumbra­dos a verlo en los lineales de todas las t iendas, entonces casi nadie sabía qué era el salmón ahumado ni cómo manipularl­o o prepararlo. “No existían los grandes almacenes

y el salmón ahumado era un gran desconocid­o. Su idea era popular i zarlo a t ravés de la hosteler ía”, explica Pedro Mestanza, hijo del f undador de Ahumados Domínguez y actual director general.

“Mi pad re tenía que e xpl ica r cómo se manipulaba y se trabajaba. Por ejemplo, había quienes le decían que estaba muy salado… y resulta que lo hacían a la plancha. Y en algunas pescadería­s le decían que se les ponía verde o que olía mal, ya que lo manipulaba­n como un pescado fresco, poniendo hielo por encima”, añade.

A este desconocim­iento hay que unir el elevado precio que tenía el salmón ahumado en aquella época. “Se trataba de un producto cuyo equivalent­e en coste actual estaría en torno a 550 euros el kilo. ¿Quién iba a pagar eso por un producto que no conocía?”, comenta. Sin necesidad de hacer un MBA, el fundador enseguida se dio cuenta que tenía que diversific­ar. “Al principio, casi nadie compraba el salmón ahumado. Mi padre sost uvo la empresa diversific­ando, pero como una obligación. Pensó en un pescado más conocido, más asequible y que se pudiera ahumar, así que empezó a hacer anchoa ahumada”, aclara.

PREPAR ADOS PAR A EL BOOM

La empresa se f ue consolidan­do poco a poco, pero su despeg ue definitivo llegaría a finales de los 70 y principios de los 80. La compañía se había trasladado en 1975, moviendo su fábrica de Madrid a unas nuevas instalacio­nes de 3.000 metros cuadrados en Alcorcón, en 1975. “Tocaban a 150 metros cuadrados por trabajador”, indica el director general. Aunque en aquel momento pudiera parecer desmesurad­a, esta nueva factoría fue crucial para su crecimient­o. “Cuando nos t ra slad a mos, fac t u rába mos algo más de 20 millones de pesetas. Y cuando dejamos aquellas instalacio­nes, ya se ingresaban 2.000 millones”, precisa.

En aquella época se produjo el boom de la d ist r ibuc ión con la e nt rada e n nuest ro pa í s de la s grandes cadenas de hipermerca­dos, como Pryca, Continente, Jumbo, etc. El consumo de salmón ahumado se disparó. Y Ahumados Domín- guez tenía las instalacio­nes necesarias para satisfacer esa demanda. En 1992 se trasladarí­a a su actual sede, también en Alcorcón.

CALIDAD, DISTRIBUCI­ÓN Y MARCA

Ahumados Domínguez basa su éxito en los siguientes pilares: Calidad y regularida­d. Los productos de Ahumados Domínguez se posicionan en un segmento premium. Por ejemplo, su salmón cuesta en torno al 15% más que otras referencia­s que se pueden encontrar en las tiendas. Y en hostelería, tiene un precio entre un 20% o 25% más elevado. “La calidad tienen que ser inamovible porque es la que espera el público objetivo”, afir-

Sólo exporta a países con distribuid­ores que entienden las complicaci­ones que supone trabajar el producto en fresco

ma Mestanza. Pero con una materia prima como el salmón, conseguirl­o no es fácil.

“Cada vez viene de una manera. Hay unos estándares de calidad, pero es imposible que sea exactament­e igual todo el año, pues no es lo mismo que esté a punto de desovar a que ya lo haya hecho, que sea verano o invierno, etc. Nuestra clave es que ahumamos 252 días al año y lo hacemos 252 veces de diferente manera para conseguir que el resultado sea siempre el mismo”, explica.

La empresa cuenta con expertos en el corte a cuchillo, que despiezan manualment­e. Y realiza salado a mano y prensado, en lugar de inyectar una salmuera líquida, como hacen otras marcas. Canal retail… Ahumados Domínguez se puede encontrar en tiendas gourmet, en hipermerca­dos como Carrefour, Alcampo e Hipercor o en los supermerca­dos Sánchez Romero. Y tiene una relación especial con El Corte Inglés. Además de tener pre- sencia en su Club del Gourmet, dispone de nueve corners en establecmi­entos del grupo, en Madrid, Barcelona, Marbella y Lisboa. Y espera abrir pronto en Murcia. En estos espacios ofrece venta especializ­ada a cuchillo y referencia­s que no se encuentran en otros sitios.

“La tienda propia aporta visibilida­d a la marca. Generamos en torno a medio millón de tiques al año. Son contactos con nuestros consumidor­es, con lo que esto aporta”, comenta Mestanza. El 60% de sus ventas procede de la venta minorista. …y hostelería. El 40% restante de su facturació­n proviene de este canal. Abastece a diario a todo el territorio nacional, sirviendo directamen­te a 10.000 restaurant­es, ya sea mediante logística propia o distribuid­ores externos. La presencia en la hostelería fue muy importante en los inicios de la compañía y actualment­e mantiene su papel a la hora de crear marca y aumentar la visibilida­d. Restaurant­es como

Coque y Columbus –de Mario Sandoval–, Zalacaín, El Landó – de la misma familia que Casa Lucio – o Lhardy incorporan en sus platos los productos de su marca.

E VENTOS Y DEGUSTACIO­NES

La marca par t ic ipa en dist intos eventos pa ra ga na r v isibi l id ad. Por ejemplo, estuvo presente en la fiesta de inauguraci­ón de la tienda Escada de Puerto Banús (Marbella) o del Casino Gran Madrid, en la presentaci­ón del libro del chef Eneko Atxa, triple ‘estrella Michelin’. En momentos puntuales también hace degustacio­nes en los puntos de venta y en sus tiendas propias. Incluso tres de sus corners en El Corte Inglés disponen de una barra de degustació­n. “Nos gusta que la gente nos pruebe y compare para que identifiqu­en nuestra calidad”, anota.

LOS RETOS DEL NEGOCIO

L a compañía goza de una posición de liderazgo en nuestro país y gran reconocimi­ento de marca, pero también debe hacer frente a importante­s retos. Difícil exportació­n. No comenzó a vender fuera de España hasta hace apenas tres años, ya que es difícil exportar un producto como el suyo, con un posicionam­iento de marca premium y en fresco, no congelado. “Se trata de abordar países nuevos, donde la marca no se conoce, y con un precio superior al que tienen otras referencia­s que se venden en aquel país. Además, hay que llevarlo y distribuir­lo a las tiendas. Un producto como éste, que tiene un periodo de 30 días de caducidad, llega al exterior con unos 26 días, por lo que apenas quedan 20 días para moverlo por el país”, explica Mestanza. Por eso, Ahumados Domínguez sólo exporta a países con distribuid­ores que entiende las particular­idades de su producto y que estén dispuestos a asumir las complicaci­ones que supone trabajar el producto en fresco. “Empezamos hace tres años, pero si no hubiera habido nadie dispuesto a moverlo de esa manera, se hubiera cerrado esa línea”, asegura. Producto genérico. “Uno de los retos es que la gente deje de pensar en el salmón como un genérico. Quien prueba un queso y no le gusta, no dice que no le gusta el queso. Dice que no le gusta ‘ese’ queso. Y lo mismo con el jamón”, subraya Mestanza. /

Abastece a diario a todo el territorio nacional, sir viendo directamen­te a 10.000 restaurant­es, tiendas ‘gourmet’ e hípers

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A la izquierda, Pedro Mestanza, hijo del fundador de Ahumados Domínguez y director general de la compañía.
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La empresa cuenta con exper tos en el cor te a cuchillo, que despiezan manualment­e la materia prima.
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La empresa trabaja con salmón de piscifacto­ría procedente de Noruega y Escocia.
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