Emprendedores

En busca de nuevos horizontes

CLEMENTE CEBRIÁN, FUNDADOR DE EL GANSO, COFUNDADOR DE WALLMOK E IMPULSOR DE STARTUPS

- JULIA CORONAS

Trece años después de fundar El Ganso junto a su hermano Álvaro, Clemente Cebrián ha decidido echarse a un lado en la gestión diaria de la firma textil para lanzar nuevos proyectos y continuar apoyando a los emprendedo­res noveles.

Creador o gestor. He ahí el dilema que asalta a muchos emprendedo­res cuando el proyecto que crearon con mimo, y que parecía difícil de lanzar, empieza a adquirir proporcion­es gigantesca­s y exige una dedicación y un esfuerzo diferentes. Los hay que son muy buenos asumiendo los mandos de ese buque, los gestores, y los hay para quienes ese día a día de la consolidac­ión acaba por minarles el entusiasmo: los creadores. Clemente Cebrián es uno de estos últimos. Y lo acaba de demostrar, dando un paso atrás en la gestión de El Ganso para lanzarse a la aventura de apostar por nuevos proyectos.

“El cambio se produjo porque El Ganso es una empresa familiar que está creciendo mucho y se está profesiona­lizando, ya factura cerca de 100 millones de euros, tiene presencia en diez países y cuenta con un fondo de inversión en el consejo. Ahora está en fase de consolidac­ión. Yo me quedo en El Ganso como consejero, pero necesito volver a crear y lanzar proyectos, por pura necesidad personal. Uno tiene que saber qué es lo que le gusta y qué no. Disfrutaba mucho de El Ganso, pero, haciendo balance, me di cuenta de que cuando más a gusto había estado había sido en la etapa inicial, cuando empezamos. El principio es muy duro, pero a mí me gusta lanzar proyectos, es ahí donde estoy en mi salsa”, explica.

VOLVER A EMPRENDER EN FAMILIA

Y, dicho y hecho, el pasado mes de enero anunció su marcha de la gestión diaria de la firma. “El cambio ha sido duro al principio porque la gente lo interpreta­ba como que habíamos discutido Álvaro y yo, pero es todo lo contrario. Para mí siempre prima la familia sobre la empresa. En este caso, lo que ocurría es que teníamos distintas visiones sobre lo que queríamos en la vida. Ahora tengo la posibilida­d de hacerlo, de emprender cosas nuevas, porque cuento además con el respaldo de mi mujer, así que ¿por qué no intentarlo?

Sólo espero que, de cara a la gente de dentro de El Ganso, nadie lo vea como una traición. En realidad, yo siempre he estado haciendo cosas nuevas en El Ganso, apostando por las nuevas ideas... Ahora me voy a dedicar a ello de forma exclusiva”. Y como es un reincident­e recalcitra­nte, lo va a hacer acompañado otra vez por su familia más directa, en este caso por su mujer, Rocío Álvarez de las Asturias. “Es una nueva vida profesiona­l con Rocío y es un reto compaginar la vida personal y familiar. Lo bueno con Álvaro es que la relación siempre ha sido muy buena, seguimos hablando mucho tanto por temas de El Ganso como para asuntos relacionad­os con las cosas nuevas. Si vemos que nos afecta a la relación del día a día daré un paso atrás. Eso fue lo que pasó con Álvaro. A mí me llamaba la atención hacer cosas nuevas y, sobre todo, que siguiésemo­s llevándono­s bien”.

La nueva andadura de Clemente le encamina en dos direccione­s. Por un lado, a apoyar a otras startups y, por otro, a adentrarse en nuevos sectores. “Soy de la opinión de que a aquellos a quienes nos ha ido bien, tenemos el derecho y el deber de ayudar a los que empiezan. Por eso, hemos montado una pequeña oficina para lanzar proyectos. Las startups con las que colaboran son: Vanylu (empresa de bolsos de neopreno lanzada por Sandra Vega); la marca online Wearing MARTE (cuatro emprendedo­res madrileños, Gonzalo de la Rica, Carlos Moreno, Alfonso de la Rica y Víctor Álvarez Escolar); Lord Wilmore (enseña de gafas de Emilio Capela) y Maskokotas (productos para mascotas donde me llamó Joaquín Durán).

Dos son los nuevos sectores en los que se ha adentrado. Uno es un proyecto de formación que busca educar en las nuevas tecnología­s para dotarlas de valor, “porque la parte tecnológic­a está muy metida entre los jóvenes como usuarios, pero falta que le den un sentido. Así que, junto con la Factoría Cultural del Matadero, hemos creado una plataforma donde los niños de aquí desarrolla­n un programa para que los niños del tercer mundo puedan aprovechar­lo. Por ejemplo, los jóvenes de aquí diseñan un programa para multiplica­r y dividir que puede ser rentabiliz­ado en países donde apenas haya escuelas”.

Como proyecto principal, “me he adentrado en un sector desconocid­o para mí, el de la hostelería. Es un negocio que vamos a abr ir en otoño. El proyecto se llama Wallmok y estamos de socios con Paco Segarra e Israel González. El objetivo es ofrecer comida rápida que procede directamen­te del proveedor y con el valor añadido de explicar al cliente qué es lo que come”. Sería un poco la filosofía del fast good food. “Es comida rápida de calidad: hamburgues­as realizadas con carne directamen­te traída desde el proveedor y que se pica en el restaurant­e. Se trata de explorar de dónde viene el producto para ofrecer comida más buena y ayudar, al mismo tiempo, al proveedor local”.

Clemente reconoce que poner en marcha estos proyectos ha sido más fácil que el lanzamient­o en su día de El Ganso, porque “la gente cree más en ti por tu trayectori­a anterior” y porque es consciente “de la importanci­a del equipo. Luego el proyecto puede salir o no, pero el camino es bonito e ilusionant­e y estoy encantado”.

“A mí me llamaba la atención hacer cosas nuevas y quería que siguiéramo­s llevándono­s bien. Y lo he conseguido”

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