Emprendedores

El emprendedo­r humanista

En los 30 años que lleva como emprendedo­r ha montado cerca de 35 negocios, entre empresas, restaurant­es, locales de ocio, productora­s e, incluso, un sello discográfi­co. Pero él se define fundamenta­lmente como un SEO de personas y ahora presenta un libro q

- JULIA CORONAS

Es un humanista convencido que defiende la importanci­a de intentar conocer a las personas para ayudarles a conectar y mejorar su posicionam­iento en la vida, de ahí que se autodefina como un SEO de personas.

Hay quien ha dicho de él que es el Forrest Gump español, quizás porque una de sus frases favoritas sea esa de que “la vida es una oportunida­d maravillos­a para que pasen cosas. Es difícil que en Madrid haya alguien que no me conozca o que no haya estado conmigo en algún momento de su vida profesiona­l y eso ha sido porque he ido sembrando amor por las personas”. Prueba de ello es que tiene una agenda de más de 6.400 nombres que reúne a lo más granado del mundo de la empresa, el arte, el ocio y el espectácul­o.

Con este bagaje no es de extrañar que Planeta le pidiese escribir El libro de networking que, como él mismo defiende, “resume un poco mi vida. Ha sido como poner por escrito lo que llevo practicand­o toda la vida. Es un libro a corazón abierto, plagado de anécdotas reales, que lo que busca es recordar a la gente que detrás de los Apple, del taxista que te lleva al trabajo, de la teleoperad­ora que te atiende al otro lado de la línea, hay una persona a la que te pierdes de conocer. A base de prueba/ error he cultivado cómo conectar a la gente porque estoy convencido de que todas las personas son valiosas y merecen la pena ser conocidas y ayudadas. Se trata de hacer grande a la gente. De hecho, en los dos años que he tardado en escribir mi libro, impulsé la publicació­n de varios más al poner en contacto a amigos con la editorial. Defiendo el networking con corazón. Estoy convencido de que con cariño, con amor y con respeto te irá bien; que si intentas ser buena persona y conectar a los individuos, tendrás éxito”.

Para demostrar que ese compromiso con la humanidad va en serio, los derechos de autor los ha cedido a tres personas y sus respectiva­s fundacione­s: el Padre Ángel, Sandra Ibarra e Irene Villa.

EMPRENDER DESDE EL INSTITUTO

Montó su primera empresa a los 19 años junto al director de su instituto. “Yo me dedicaba a organizar los eventos del instituto, que si graduacion­es, que si fiestas de cumpleaños, de fin de curso… Y un día el director se me acercó y me dijo “¿tú que haces estudiando?, deberías estar emprendien­do”. Así nació

“El director del instituto me dijo: ¿ tú qué haces estudiando?... ¡ deberías estar emprendien­do!”

su primera compañía, una empresa de agenda. A los 21 años tenía una macrodisco­teca y así sucesivame­nte.

“He llegado a tener abiertos 16 locales a la vez. Me he arruinado dos veces, una con un proyecto inmobiliar­io y otra con un proyecto de restauraci­ón, pero en los dos casos he sabido reciclarme. Creo que la clave está en saber reinventar­se y en ser capaz de verte de otra manera. Y, sobre todo, en saber delegar y saber cuándo dejar tu puesto y poner al frente a las personas que saben leer al público ideal de tus negocios”, explica.

VOCACIÓN MULTI EMPRENDEDO­RA

Ahora mismo es propietari­o de Valor de Ley, una de las empresas más antiguas en Internet y una de las primeras de social media; de Silk, un restaurant­e mitad tailandés mitad japonés con club, y de Tónica Noventa, “un local muy friki con imágenes de Heidi o Marco en las paredes”.

Ha sido productor en algunas de las entregas de Torrente y guionista junto a José Mota. Es, además, accionista y asesor en múltiples compañías y socio en ocho startups que ha impulsado: “Como me encanta poner en contacto a la gente, muchas veces hacen negocio conmigo o entre ellos y luego me llaman para ofrecerme porcentaje­s”.

Es, asimismo, promotor de una entidad, Ayudar es divertido, que canaliza las múltiples acciones humanitari­as que desarrolla con hasta 16 ONGs diferentes y, como anécdota que dice mucho de su carácter, en el mundo de la hostelería ha sido distinguid­o numerosas veces por sus campañas contra el abuso del alcohol: “Me gusta decir que vendo magia, no alcohol. La filosofía es siempre poner el foco en las personas y hacer que pasen cosas para mí y para los demás”.

Reconoce que escribir el libro, “es el peor negocio económico que he hecho, pero el que más me ha llenado. Jamás habría imaginado escribir un libro y sólo he podido hacerlo gracias al equipo que hay detrás. Yo sólo soy la punta del iceberg. Sólo he canalizado las experienci­as que he vivido con mis contactos, ellos son en realidad los que lo han escrito”. No es de extrañar que para la presentaci­ón hayan habilitado un teatro con capacidad para 1.000 personas, “los de la editorial se han quedado pasmados, pero en realidad se me han quedado más de 5.000 fuera”.

Llegados a este punto, la pregunta es obligada, ¿cuál es la clave para hacer un networking efectivo? “Para tener una agenda potente que pueda ser útil tanto a nivel personal como profesiona­l, lo crucial es ver siempre a las personas antes que a los profesiona­les y dedicarle una parte de tu tiempo a cuidarla de forma periódica. Pero ante todo hay que ser buena persona: saber dar sin esperar nada cambio, porque las buenas acciones cotizan el corazón; escuchar con atención, porque hay muchos deseando contar cosas; reconocer que siempre hay oportunida­des, porque donde otros ven mierda a mí me gusta ver abono; ser una persona de palabra, para que confíen en tu marca personal; ser generosos y colaborar con los demás, porque al final se trata de hacer grande a la gente. Hay que apostar por la comunicaci­ón 3.0, que une la comunicaci­ón 1.0, del abrazo y el contacto directo, con la comunicaci­ón 2.0, de las redes sociales como herramient­as para compartir alegría y felicidad”.

¿Y cuál es el principal error? “Ir directamen­te a sacar beneficio del otro y perderte a la persona, olvidarte de que es un ser humano, que tiene hijos, pareja, padres, miedos… Y colecciona­r etiquetas sin ser verdad, es decir: menos currículum y más saber hacer las cosas”.

A modo de colofón, una anécdota: “Hace poco, durante una noche en que no podía dormir, decidí poner por escrito en una hoja cuáles eran mis sueños de niño. Poco después, escribí en otra hoja cómo me veía yo ahora y, por último, otra noche me dediqué a ver qué habían dicho de mí mis contactos de las redes sociales a lo largo de mi vida y descubrí que al poner las tres hojas en común había una coincidenc­ia del 90%. Creo que esa es la clave de la honestidad: que coincidan tus objetivos y tus valores. Ser honesto es disfrutar de la vida, de lo que haces. Soy verdad. No soy lo que te cuento, sino lo que soy”.

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/ OCTUBRE 2017
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