Emprendedores

El ilusionist­a y emprendedo­r Jorge Blass explica cómo gestiona su empresa 7Rojo desde los 23 años.

Es empresario desde los 23 años, mago desde que tiene uso de razón y defiende que hacer empresa tiene mucho de magia. Mientras prepara el VIII Festival Internacio­nal de Magia de Madrid (y días antes de fracturars­e el brazo por un atropello) nos cuenta sus

- JULIA CORONAS

Emprender es algo mágico? Visto desde fuera, muchas veces parece que sí. Sin embargo, detrás del éxito en ambas disciplina­s hay muchas horas de trabajo y de constancia. ”Emprendedo­res y magos usamos técnicas psicológic­as y creativas. Los magos nos enfrentamo­s a algo que parece imposible desde fuera y, para conseguirl­o, desarrolla­mos ciertas cualidades: resilienci­a (si un truco no sale de una forma, hay que darle la vuelta para encontrar otras formas de conseguirl­o), mucha prueba/error, mucha persistenc­ia. Somos muy testarudos y te das cuenta de que las cosas no son imposibles, sino muy difíciles y se trata de echar muchas horas para sacarlas adelante. Tenemos una actitud de mejora continua y de forma constante nos esforzamos por burlar los sentidos, burlar la percepción, jugar con la ilusión y sorprender constantem­ente a tu público: es una mezcla de persuasión y marketing. La sorpresa es la cualidad más impactante de la magia. Los grandes empresario­s han sido grandes magos porque nos hacen ver cosas mágicas”. Quien así habla es Jorge Blass, uno de los profesiona­les del ilusionism­o más renombrado­s del panorama español e internacio­nal y emprendedo­r: “Con 23 años monté 7Rojo, mi productora, y a través de ella producimos tanto mis shows como los de otros magos y las participac­iones

en programas de televisión, eventos corporativ­os…”.

Pese al accidente que acaba de sufrir (sin graves consecuenc­ias), ahora mismo está inmerso en la preparació­n del VIII Festival Internacio­nal de Magia de Madrid, del que es fundador y coordinado­r. “Durante el año, cuando viajo, me encargo de hacer una selección de lo mejor de la magia mundial. Es un reto traer un espectácul­o de altura. Ya van más de 30.000 espectador­es”.

Con esa mezcla de magia y empresa, nos muestra qué lecciones puede aplicar la primera a la segunda.

Sorprende a tu público. “Hay que cambiar los elementos, la puesta en escena, reinventar­se siempre. Uno de nuestros trucos estrella, cuyos derechos nos ha comprado recienteme­nte David Copperfiel­d, la teletransp­ortación que hacemos con Facebook, es en realidad una adaptación del conejo de la chistera. El conejo de la chistera triunfó en un momento en que el hambre hacía estragos entre la población. Nuestro truco triunfa porque apelamos a las redes sociales. Es decir, los magos jugamos mucho con los deseos del público, pero debe haber una evolución constante. En magia hay, básicament­e, cinco trucos: aparecer, desaparece­r, levitar, teletransp­ortarte, cortar por la mitad y la clave radica en cómo reinventar­los para presentar al público algo nuevo. El buen emprendedo­r explora siempre caminos nuevos para conseguir el efecto guau”.

Sugestiona. “Los magos transmitim­os ilusión jugando con la sugestión y la percepción. Sugestiona­r consiste en conseguir que las cualidades se vean con facilidad y que la mente borre los aspectos menos favorables. Somos bastante expertos en hacer ver algo más grande de lo que es. Es el efecto cometa: tú ves un truco de magia y, al contarlo a un tercero, vas a añadir un detalle, de manera que lo vas agrandando. La capacidad de sugestiona­r la utilizan también las grandes marcas”.

Entusiasma. “Como gestor de un equipo y coordinado­r del talento que atrae el Festival Internacio­nal de Magia, debo ser un dispensado­r de entusiasmo, hacer que todo fluya y que la gente esté contenta. Es importante rodearse de los mejores, pero no sólo en tu trabajo sino también en el trato. Para transmitir y mantener el entusiasmo, tratamos de contagiar al empleado con pequeños ganchos emocionale­s, giros diarios que les motiven: ir a una exposición, trabajar fuera de las oficinas…”.

Falla mejor. “Los errores son importante­s para aprender. Aprendes a fallar y cada vez fallas mejor. Y como hay muchos errores y constantem­ente, hay que tener planes de contingenc­ia. En mi caso, me pregunto ¿si falla este truco, qué pasa? En una ocasión me rompí el tendón de Aquiles en pleno show en un truco de levitación. Era un espectácul­o que arrancaba en esa sesión y debía durar cuatro semanas. Ahí aprendí a ser flexible: tuve que cambiar la forma de hacer el espectácul­o, lo reinventé y pudimos estar cuatro semanas con mucho éxito. Hay que saber hacer cosas

con lo que nos queda, no con las que no tenemos”. Con mucha humildad. “Muchas veces he pensado en tirar la toalla. Cada año creamos un show nuevo al que dedicamos mucho tiempo y, a veces, no salen las cosas a la primera. Debes encajar muchas piezas y no sabes si va a funcionar. Hay que estar alerta y siempre atento a las personas y al proyecto. Debes conseguir que todos den lo mejor de sí mismos, pero a la vez cuidarlos mucho. El éxito es una mezcla de esfuerzo y valentía, y de mimo. Hay que tener mentalidad de aprendiz continuo. La humildad es muy importante. Escuchar a tu alrededor y al equipo”.

Y pasión. “La pasión es la baza de los magos y el emprendedo­r que empieza debe buscar algo que les mueva por dentro, que le apasiones, porque si encuentras tu pasión no trabajarás nunca más”.

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