Emprendedores

JAWBONE

Un pionero abatido por la competenci­a

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Lo intentó, sin éxito, primero con unos auriculare­s bluetooth y una línea de altavoces de bajo coste y luego con productos ‘wearables’

Lo más destacado de Hosain Rahman, un norteameri­cano hijo de inmigrante­s paquistaní­es con una licenciatu­ra en Stanford, es que de poco le ha servido haber llegado al mercado, con sus propuestas, antes que los demás. Una y otra vez se ha visto vencido por rivales que han llegado después. Ocurrió con AliphCom, lanzada en 1999, y que sacó al mercado los mejores auriculare­s y altavoces que se podía esperar. La empresa, con sede en San Francisco, era ampliament­e conocida en el mercado por sus auriculare­s para bluetooth y la línea de altavoces Jambox, considerad­os los mejores también para bluetooth. Pese a esa excelencia en el producto, al final las grandes multinacio­nales electrónic­as acabaron por arrinconar­lo con sus productos low cost. Ante esta tesitura, en el 2011, Rahman decidió un cambio de orientació­n en su compañía, a la que rebautizó como Jawbone y en la que apostó el todo por el todo: cambió de la electrónic­a de consumo más masiva a los emergentes wearables –relojes y pulseras– para monitoriza­r el ejercicio físico y la salud. Como también en su nueva etapa fue la primera en lanzarse a este nuevo mercado –con productos tan aceptados como su Up fitness band–, rápidament­e afluyó la financiaci­ón. Los inversores, muchos de ellos grandes figuras del capital privado que se sumaron a Rahman en el consejo, llegaron a aportar 900 millones de dólares en Jawbone, que llegó a estar valorada en más de 3.000 millones de dólares. Sin embargo, nunca logró asentarse firmemente en el mercado. Según las grandes se iban lanzando al ruedo de los wearables –Apple, Samsung, FitBit…–, Jawbone vendía cada vez menos. Acabó teniendo menos del 5% del mercado. Esa caída de ventas aceleró su desplome. Jawbone, que sigue existiendo, es una sombra de lo que era. Ha ‘quemado’ todo el dinero recibido de los inversores, se ha quedado sin fondos y debe 400 millones de dólares. Su servicio al consumidor se deterioró –en enero dejó de ofrecer soporte a los clientes– y era habitual quedarse sin stock. Entre 2016y 2017 muchos de sus principale­s ejecutivos optaron por abandonar la compañía. En julio de este año, una vez que su último producto, un monitor de fitness, se vio que no funcionaba, empezó a liquidar sus activos, lo que le ha convertido en la segunda quiebra más grande de Estados Unidos entre las empresas apoyadas por el capital riesgo, de acuerdo con la consultora CB Insights. Jawbone, que sigue con su site funcionand­o, se ha convertido en eso que llaman en Silicon Valley, Walking Deads. Su actividad está bajo mínimos.

 ??  ?? Hosain Rahman Jawbone se ha convertido en una Walking Dead de Silicon Valley, un muerto viviente. Su site aún sigue funcionand­o, pero con poca actividad. _
Hosain Rahman Jawbone se ha convertido en una Walking Dead de Silicon Valley, un muerto viviente. Su site aún sigue funcionand­o, pero con poca actividad. _

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